La incómoda condición en que se encuentra el rector Jorge Ignacio Peña, con las estrecheces financieras y la lentitud de los resultados de las auditorías que prometió en sus días de campaña; y mientras construye su equipo de trabajo, y entienden la mística de servicio que quiere implementar con ellos, que aún no se concreta; la Universidad que preside tiene la impronta de la fiscalización que está llevando a cabo la Auditoría Superior de la Federación.
Esta entidad del congreso federal, tiene diversas aristas en el trabajo que desempeña en las entidades que audita; no da explicaciones, llega sigilosamente y aplica procedimientos, implica al órgano de fiscalización de la Cámara de diputados local, a la secretaría de la contraloría general, del poder ejecutivo en variopintas acciones; no instruye y mete en berenjenales a los responsables locales dado que en algunas de estas entidades hay personal que no tienen el perfil adecuado.
En la UAN, ha dicho el rector Peña, ya están solventando las observaciones que se hicieron del ejercicio fiscal del 2014; y en ciernes se conocerá el resultado del análisis de la cuenta del ejercicio del 2015; que, suponen los observadores críticos del acontecer universitario, que es en este periodo en dónde se podrá encontrar los nombres de los responsables que fueron los causantes del actual quebranto financiero que actualmente le aqueja a la universidad de todos los nayaritas.
Y en fin de semana, sin que se haya dado previamente el conocimiento a medios, se llevó a cabo una sencilla ceremonia del cambio de ubicación del busto del Dr. Julián Gascón Mercado, el ex gobernador que fundó la Universidad Autónoma de Nayarit; y se tuvo la fortuna de contar con su presencia; y en emotivo acto, se reconoció la trascendencia histórica del legado cultural que tienen los universitarios de este tiempo.
La presencia del doctor, sus palabras y el simbolismo que ello implica, fue capitalizado por el rector Jorge Ignacio Peña, el significado de la visita, al interior del campus, sin duda fortalece su incipiente rectorado, y puede ser un factor que potencie la concreción de sus proyectos de remodelación integral de la administración de la UAN.
LO QUE SIGUE, LAS EXIGENCIAS
Siempre y cuando los nuevos funcionarios se pongan las pilas y trabajen en consecuencia a las responsabilidades que les han conferido; ya han pasado semanas y no puede ser excusa el que se están haciendo los cambios en los mandos directivos, para que se detenga la vida institucional de la UAN y sigan incumpliendo compromisos que fueron reestructurados por el actual rector.
Nadie ha dicho que es una tarea fácil; queda el tramo más difícil, contener a los liderazgos de los tres sectores, para que la renovación de los integrantes del consejo general universitario no tenga oposiciones al proyecto del rector Peña, dado que ahí, y en la Cámara de diputados, se va a cocinar la ambiciosa reestructuración de las normas que regirán el futuro de la UAN.
Y lo otro, la demanda iracunda de muchos universitarios, que se conozca a cabalidad los nombres de las personas que le dispusieron o desviaron los recursos del fondo de pensiones y el arbitrario manejo de estímulos a investigadores; el quid del asunto es, lo imperioso que es esto, y no se quede en la mera exhibición de la debacle universitaria, sino que es menester aplicar el marco legal, y exigir las responsabilidades no solo administrativas, sino jurídicas –o penales- del caso.
Nada fáciles son estos días para quienes despachan en la torre de la rectoría…
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