Bajo el lema “Revolución Productiva de México”, Enrique Peña Nieto, presidente de los mexicanos, en nuestra ciudad capital inaugura el 78 congreso nacional extraordinario de la otrora poderosa Confederación Nacional Campesina, que fuese uno de los verdaderos pilares del largo dominio del Pri en la presidencia de la república de nuestro país; quizás con el sector campesino, con esta central, fue la más sólida de la simbiosis que el viejo Estado corporativo tenía.
Y el gobierno de la república les correspondió por lustros, con apoyos y financiación permanente, fueron centenas de miles de millones de dólares que se fueron al sector, dilapidados de manera inmisericorde, y también creando fortunas en la casta política de estos singulares, dirigentes de las organizaciones ejidales y de la pequeña propiedad.
El sueño de todo ejidatario era, el tener un hijo agrónomo que fuera inspector de Anagsa o extensionista del Banrural; su mejor negocio era la invención de catástrofes de sus cultivos y hacer constar que los siniestros eran totales; los millonarios recursos siempre estuvieron ahí, no solo para el ejidatario o productor güevón y ladino, sino al alcance de los políticos del tricolor, de los legisladores federales y gobernadores del omnipresente Pri.
Hoy, en el México del siglo XXI, con la alternancia política en la presidencia de la república, con la democratización del Estado mexicano, con una sociedad plural, rijosa y demandante, el papel social, político y económico de la CNC, no ha cambiado en absoluto; al decir de los discursos sencillos del gobernador Roberto Sandoval y Manuel Cota; ante el escenario imponente de tener abarrotado el auditorio y el presídium con todo el poder de la presidencia de la república, secretarios del gabinete, gobernadores.
LOS DISCURSOS
En el dicho de Roberto, siempre ecléctico, se destaca el extensivo agradecimiento al presidente por los invaluables apoyos al campo, “porque sin el campo no hay alimentos..” y el recordatorio de que los hombres del campo tienen derecho a un mejor estilo de vida.
Manuel Cota, en variadas formas dijo gracias al presidente Peña Nieto por sus políticas públicas, por las reformas estructurales, por el programa de mecanización del agro; y dijo que “antes había mucho crédito pero para pocas personas, hoy, tenemos poco crédito pero para mucha más gente con la financiera nacional”, el rostro del senador reflejaba el estado eufórico en que se encontraba, no requirió de notas para apoyarse en sus exuberantes expresiones de apoyo incondicional de la CNC que preside, para el presidente de los mexicanos.
Y en el clímax de su alocución, con singular retórica dijo que “¡el presidente encarna la patria…!” y que los cenecistas son “priístas hasta las cachas..!” dijo Cota que van por un nuevo tiempo de este México, tiempo de transformaciones, las que Enrique Peña ha marcado.
Se fue al final por la retórica de lo que considera es el verbo agrario, y la sobada frase de Luis Donaldo, y culminando con la reiteración pública de que en la CNC se le quiere al presidente de México.
Ni una sola tesis o definición trascendente del momento que vive el país; ni un solo reclamo político o partidario a nombre de sus representados, de una clase rural que está en extinción; ahí en el presídium estuvieron los ex dirigentes de la central, testimonios vivientes de un corporativismo que se niega a recomponerse; todo terso, el presidente de la república es un cenecista.
¿Pero, qué es la CNC actual, en este México convulso..? ¿una central que puja y exige cambios estructurales en la política económica del gobierno de la república..? o ¿la permanente recipendiaria de los financiamientos de un Estado que ya no los tiene como prioridad..? lo que se apreció, fue la sumisión política extrema de un sector del Pri, alicaído y falto de pujante estridencia.
La vieja porra de “Enrique amigo, el campo está contigo” ese viejo grito adocenado de la mitad del siglo pasado, recibe al presidente cuando hace uso del micrófono; quien señala que su gobierno es transformador porque impulsa el desarrollo rural; al saludar a los notables del presídium, le dijo a Manuel Cota que “está contento por…. (y se generaron unos segundos de expectación entre el gentío) estar en su tierra..”
En varias argumentaciones Peña Nieto entregó el afecto, reconocimiento y cariño para las mujeres y hombres del campo; se asume cenecista e hizo un recuento de la producción agrícola en la que somos líderes en el mundo; y les dijo que espera de este congreso planteamientos y propuestas; enumeró la tecnificación del uso del agua, a mecanización y créditos, el canal centenario y los apoyos incondicionales para más de 6 millones de gente que vive en el campo; su gobierno es su aliado, anuncia un programa de financiación para las mujeres “en ese México de esperanza que se está abriendo…, trabajemos en unidad, con enorme seguridad y compromisos…, reciban un abrazo de enorme gratitud por su apoyo y solidaridad..!”
Discurso presidencial exacto, nada más allá de las formas políticamente correctas, en la escenografía política de una CNC extraviada en la ausencia de su identidad política actual y que trajo de sus meandros el himno agrarista que muy pocos de los ahí presentes entonaron, para cerrar el acto de inauguración de su 78 congreso nacional extraordinario.
Esperemos que este turismo agrario, le sea bueno para quienes nos visitan, que no abusen de ellos en sus consumos.
Y esperemos el resultado de las mesas de trabajo…
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