Ayer, leía a mi amigo Antoni Gutiérrez Rubí, un español experto en redes, consultor y escritor de marketing, sobre la lengua de símbolos españoles de la inminente reina Letizia, la plebeya esposa del que será Felipe VI, rey de España, y hacía el análisis que todos de una u otra forma realizamos sobre personajes de la vida pública, y de políticos que están en campaña en pos de los votos, y tenemos que meternos en los lenguajes no verbales.
Así como en la vida de la monarquía republicana hispana, todos los políticos en campaña están sometidos al escrutinio feroz de la gente, de las oposiciones que, desde luego ponen aprueba el temple, la serenidad y su estabilidad emocional para controlar sus instintos y emociones. De ahí la preparación que debieron tener previamente, para acreditar que tienen autocontrol, autocontiencia para demostrar capacidad de ser los posibles gobernantes, serenos, estables y capaces.
Veamos el lenguaje no verbal y los mensajes que emiten al electorado, los candidatos a la presidencia municipal de Tepic; Roy Gómez del Pri y aliados y Polo Domínguez del Pan y Prd; la institucionalidad ortodoxa contra la inverosímil alianza de facto, el agua y al aceite otra vez aparentan estar unidos; Roy el “good looking boy” y Polo el hombre taciturno; el priísta con su sonrisa de pasta dental y el panista, con el rictus de preocupación.
El candidato tricolor desempeña el modelo tradicional de su partido, los artilugios y estrategias de sus consultores, hombres disciplinados, siguen la marca Roberto Sandoval; la hibridez de unir Pan-Prd, manda un mensaje precario, en banderas, pendones que no están fijados en el imaginario colectivo electoral, al menos en el inicio, el impacto es mínimo.
Y baste señalar la singular pifia de una candidato del Pan en un acto de campaña en Jala, que enfática dijo “debemos de votar tres veces Pri..!” el mensaje subliminal y nemotécnico del tricolor, lo tiene la gente metida hasta la médula.
En la entrevista de televisión con Antonio Romero, ambos candidatos mostraron lo que son y de lo que están hechos; cada uno en su momento, le expresó su mensaje al excelente entrevistador; Roy Gómez, sencillo, claro y contundente; su mensaje y propuestas no tienen retuécanos ni complicaciones de ninguna especie; solo hay que afinar un poco el lenguaje de los gestos faciales y perfeccionar el lenguaje de brazos y manos; su corpulencia física y el aparentemente buen estado físico le ayuda mucho.
Roy manda el mensaje, de ser un hombre sano, pleno, cuida mucho el no gesticular, que, para gusto del escriba es un yerro, su rostro no solo debe tener la sonrisa controlada, debiera tener mayor fluidez en los asertos con su brazos, manos, dorso y una cara mucho más expresiva; se aprecia un mesurado optimismo en sus propuestas, bien que no traiga el triunfalismo ofensivo que choca a la ciudadanía.
Polo, no manda el mensaje de optimismo, al reducir sus propuestas en una oposición a ultranza, su rostro taciturno se congela, no emite emociones, su voz es cansina, monocorde, y poco gesticula; su lenguaje corporal es mínimo, la mímica de sus brazos y manos es mínima, y se explica, merced a la naturaleza de sus afecciones de la piel. Dos o tres propuestas le salvan de la debacle propagandística, empero, parecen irreales su concreción, se queda en un precario voluntarismo.
NO HAY UNANIMIDAD EN LA MAYORÍA
Si bien, como dijo en una ocasión Antonio Echevarría, “la gente de Nayarit, trae el Pri hasta en los genes” lo que hoy apreciamos es que la propaganda del institucional no es ofensiva al futuro elector, no existe el énfasis a esa frasecita que choca; la tesis del “carro completo” es una perversión mayúscula, es el desconocimiento por arte de magia de que las oposiciones existen y de que pueden lograr lo inimaginable en una sociedad plural como la nuestra, en donde el disenso está a flor de piel, sobre todo en las nuevas generaciones de electores, y la clase media, y media alta.
El obligado parangón para el escriba, son los candidatos a diputados en mi distrito; en el IV, el Pri y aliados, mandaron al pluripartidista de Amado Rubio, a competir en contra de la carilinda Ivideliza Reyes; los pendones de ambos dicen mucho; Amado, con su mirada de prepotencia, la actitud de desdén en su rostro duro, de piedra; en cambio, la panista muestra el rostro lindo de un mujer en el esplendor de su feminidad, madre reciente, su franca sonrisa y su mirada clara, franca; la congruencia con su frase “Voz con valor.” Identidad plena, sin duda.
El ahora priísta pareciera que no encaja en la frase ancla, no se aprecia que sea parte “del equipo” en cambio, si alguien personifica- por congruencia- el panismo, es Ivideliza, su frase personal es convincente y se aprecia su candidatura muy encima de las mezquindades que son expósitas en el grupito de gandallas que tienen en un puño el control de su partido en la entidad. Si de por sí, son pocos y divididos, Ivideliza es una excelente catalizadora de las adhesiones de su partido.
Todo candidato lo debe saber, ahora en campaña para hacerla existosa, se basa en la capacitación, la estrategia, su estructura de tierra, y la actitud que muestren al elector y a los medios; en la actitud está el quid de una candidatura exitosa; no solo se debe mostrar preparado, sino la imagen del triunfador es necesaria.
Y lo anterior, sin duda lo personifica el candidato a diputado por el V distrito, Gianni Ramírez, que cumple fehacientemente el librito; su forma de realizar la promoción del voto es excelente, su actitud es completa, efectiva; saluda, ve a los ojos de la gente, su sonrisa es franca, lineal, se presenta, hace la petición de apoyo, su equipo entrega la información, escucha sobre todo a la gente, afirma compromisos y su despedida lo hace con calidez; sabe que hace “clic” con el electorado y se mueve en lo que ya es su elemento, el diputado Ramírez se transforma en un procurador de pueblos (dixit Jesús Reyes Heroles, el viejo gurú del viejo Pri).
En el lenguaje no verbal de los candidatos, está la esencia de los mensajes de los partidos en pos del voto; veremos quienes operan el convencimiento y la movilización a la hora buena de los votos, es parte definitoria en la decisión del voto para ganar la elección.
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