Uno de los importantes funcionarios de la Fiscalía General del Estado, a preguntas expresas del escriba, me dice entre otras cosas que, “pese a todo, aunque no lo creas, no hemos tenido problemas al interior; la gente indeseable poco a poco se han ido solos, todo lo demás, funciona al chingadazo, no nos han superado los asuntos judiciales…”
Y sí, el eficiente y discreto José Manuel Delgadillo, quién conforme a la ley orgánica es el suplente responsable del fiscal general, sigue con su ritmo cotidiano de trabajo, largas jornadas con los MP, acuerdos con el famoso “Willy” encargado del despacho del fiscal que sigue con su acostumbrada diligencia y secrecía; está la gente que acude para solicitar el arreglo, a promover devoluciones; control de procesos, atención a los juicios de amparo, todo funciona con regularidad.
Y el despacho de Edgar Veytia, está intacto, le digo a nuestro amigo que pareciera que es un santuario, ahí están su chalecos anti balas, sus libros, muchos de ellos que le regalaron sus amigos, sus armas, el cubreasientos del sillón del privado con el que se daba masaje el güero; las peceras inmaculadas, increíblemente limpias con los peces de colores que siguen su existencia como si nada.
Y le digo a mi interlocutor, “¿así lo van a dejar..? ¿Cómo santuario en honor del güero..?” y me contesta, “nadie ha tocado nada, el próximo fiscal que nombre el congreso que se encargue de eso…” empero, se siguen dando asuntos de alto impacto que de una u otra manera, implican un atención especial en la fiscalía, la cual no la prodiga ninguno de los nombrados, sino un atento y poderoso personaje que ha hecho del servicio público un ejemplo de eficiencia y discreción.
Acude este personaje de cuando en vez, despacha en la sala de juntas, atiende con eficacia, recibe a personajes, a sus abogados que vienen de otros lares, y resuelve los asuntos, sabe negociar y ejerce con sutileza las redes del poder.
Como sigue el clima de linchamiento en contra de la figura del gobernador Roberto Sandoval, las instituciones del Estado que le dan gobernabilidad a la administración, son finanzas y administración con Mario Pacheco; con rígido control de egresos a cargo de Orlando Jiménez; cuidando los recursos y evitando desfasamiento en el legislativo con Juan Casillas. Y la contraloría, con el siempre sagaz Luis Apaseo.
En este tenor la Fiscalía general del Estado, sin cabeza visible cumple a cabalidad su funciones normativas, con esos hombres y mujeres que estoicos han aguantado todo el pedestre fuego mediático que injusta y generalizadamente se les han endilgado.
Hoy, en estas largas semanas difíciles, las funciones sustantivas de la procuración de justicia siguen cubiertas de manera perfectible; los comandos de reacción contra el delito a cargo del joven comandante Oscar Maldonado, siguen firmes e intimidantes, son el mejor instrumento de disuasión contra la delincuencia.
Pese a todo el lodo, el Estado funciona con esta estructura que le da sentido a la permanencia del poder, con estos hombres sigilosos y eficaces; se perdieron las elecciones, mas no el control de las instituciones públicas; y siguen esperando al equipo de transición del novel gobernador electo…
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