Ignoro desde cuando le pusieron este feo alias, cuando lo conocí en los sesentas del siglo pasado, al llegar el escriba a la Facultad de Derecho de la U de G, el aludido que iba en años superiores, ya se le conocía por tal mote; ahora, providencialmente cuando recién se queda sin la jugosa pensión como magistrado jubilado del TSJ, el gobernador Roberto Sandoval, lo llama para que ocupe la secretaría general de gobierno.
Puesto de enorme trascendencia en el manejo de cuestiones políticas, jurídicas y de relaciones públicas del gobierno estatal, dado el singular y acotado modelo de gobernar que impuso el titular del ejecutivo; con la defección de Pepe Espinoza –que ya se esperaba- merced al acumulado desgaste de ser el pararrayos del gobierno con el añadido de que carecía de recursos políticos y financieros para resolver las miles de quejas y solicitudes de peticionarios, se le abre la cancha al abogado José Armando Gómez Arias.
Su nombramiento fue una sorpresa para todo mundo; se han filtrado una serie de versiones sobre la etiología del caso, a cual más de ditirámbicas para explicar lo políticamente inexplicable; Roberto es heterodoxo en grado extremo en formas, actuaciones y resoluciones políticas; llega a conclusiones y visualizaciones eclécticas y cuando se monta en su macho las cosas salen tal cual lo decide; y al parecer este es el caso de su nuevo secretario general de gobierno.
De ayer a la hora en que escribo estas líneas, muchas personas me lo han preguntado, y a la vez, muchos de los hombres del poder judicial, del medio político e incluso funcionarios actuales del gabinete del gobernante me han dicho como común denominador que: no tiene el perfil que se reclama para un puesto de esta naturaleza; no tiene capacidad política, ni reflexiva ni operativa; no tiene cultura ni discurso político; tiene mal trato con sus congéneres, la inepcia del nombrado secretario general, le es consustancial.
Y pese a que son más sus negativos que sus activos, helo ahí, en la más delicada de las funciones del aparato del gobierno estatal, de cara a la impronta de las reformas y adiciones legales que están pendientes; con el añadido de que tiene a un gobernador que no le preocupa cumplir con el calendario cívico del Estado mexicano, y la gravedad política que le corresponde entregar una entidad con seguridad pública y algo de armonía social, como prolegómenos al proceso electoral.
RIESGOS POLÍTICOS
No podemos juzgar el sexenio de Roberto bajo las mismas reglas socio políticas con que se ha juzgado a los gobiernos emanados del Pri; de facto, este gobierno no es del Pri en el sentido lato de la palabra, es el gobierno del partido que sucedáneo del institucional creó el gobernante, como instrumento para llegar al poder y mantener su base social, como instrumento de sus políticas públicas justicialistas.
De ahí que, no funcionan los códigos de comunicación e interpretación política, si este gobierno vive encerrado en sí mismo, y no le preocupa el fortalecimiento de lo que dice ser su partido político, y careciendo de interlocución con las corrientes del mismo Pri, sin diálogo ni urbanidad con los pretensos a sucederle, la vertiente de la política pre electoral, tendrá con Gómez Arias el absurdo de la cerrazón.
Bastantes frentes de inestabilidad política se han abierto y no han sido resueltos, llegaron a la radicalización de los temas y se ha dejado al pasar del tiempo para que por inanición se resuelva; la lógica del devenir político en la entidad, dado el proceso pre electoral que se avecina, es que muchos actores y espontáneos van a calentar el ambiente y harán todo el ruido posible para llevar agua para su molino.
Gómez Arias ya es un hombre maduro, está en sus setentas, y es la mar de difícil que pueda corregir o modificar su refractario talante, su ignorancia y falta de inteligencia emocional; quizás el mensaje subyacente de Roberto en este nombramiento ahí queda, este es el modo en que el gobernador quiere terminar su mandato y se adelanta a los acontecimientos poniendo a un secretario con este tipo de atributos.
Para entender parte del perfil y talante del nuevo secretario general de gobierno, os dejo esta anécdota que sucedió a su llegada como presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Al cierre de su primer año, tenía que redactar el discurso con el cual daría cuenta de lo acontecido en este lapso; y en lugar de contratar amanuenses, se le hizo fácil plagiar discursos completos de informes de presidentes del TSJ anteriores; sin pudor alguno se robó las tesis, párrafos enteros de documentos que en su momento el escriba redactó.
Si no tuvo vergüenza para admitir su falta de capacidad para elaborar un informe de labores y si plagió documentos para hacerlos suyos; esta acción solo tiene un nombre, es un hombre iletrado y deshonesto; cuestiones que resultan decisorias para la tamaña responsabilidad que le ha sido dada; pobre de Roberto, se metió en camisa de once varas.
Y pobre del pueblo de Nayarit, la que nos espera…
Contacto.- cronicaslip@gmail.com (*) la fotografía es de Luis Villegas
