Cuenta la leyenda, que en la antigua Grecia, en la época del esplendor de aquellas ciudades estado, cuya organización social era la envidia de los pueblos circunvecinos, era tal la magnificencia de sus construcciones que uno de ellos, el templo de Artemisa –la diosa de la caza, de los nacimientos, de la virginidad- fue considerado como una de las maravillas del mundo antiguo; orgullo de sus constructores y de los habitantes de la hélade.
Y ahí en los años trescientos y tantos ante de nuestra era, que un burdo y lerdo campesino –nó, desde luego que no describimos al líder estatal panista- sabedor de su ignorancia, de su falta de luces que lo hicieran notorio, en sus complejos y delirios de grandeza (de nuevo les digo caro lector, no me refiero al pillo de siete suelas que tiene la franquicia panista en nayarilandia) decidió incendiarlo con el único y avieso afán de pasar a la posteridad como el infeliz que destruyó una de las mejores obras producto del talento y la inteligencia de los hombres de aquel tiempo.
La confesión se la arrancaron bajo tortura desde luego, y se ordenó no citar su nombre nunca más, pero la historia es una cortesana difícil de entender y este nombre se conoció por la posteridad y dio origen a varios tópicos que nos definen la mediocridad de los hombres cuyo afán de trascendencia los lleva a realizar actos de ruindad.
En la sicología clínica –a donde me dicen que debiera ir Cambero- se le denomina complejo de Eróstrato al transtorno de conducta según el cual, un individuo busca sobresalir, distinguirse de los demás, trascender de su momento, mediante esta manía de cometer actos delictivos –destructivos- para obtener fama, renombre, y reconocimientos así sea por ser necrófilos y destructores.
Cuando supe del lance judicial en contra del gobierno del estado, por la construcción del auditorio centenario, (tal cual fue llamada la obra en su licitación) que protagoniza el partido de la derecha, de los mochos, de los reaccionarios, de los opositores de todo, me vino de inmediato la figura del obtuso griego; y helo aquí redivivo en la figura de un panismo que expresa el rencor, la envidia y los afanes de destruir una obra de un gobierno que con creces está demostrando el cómo se transforma la ciudad capital con inmejorables obras públicas de infraestructura.
Triste papel de tartufos que hoy protagoniza la banda panista que ante su impotencia para lograr las adhesiones ciudadanas, no atan a realizar acciones trascendentales propias de su naturaleza como partido, sino que se han trocado en molestos francotiradores que, con sus lances legaloides lo único que demuestran a la sociedad y seguidores, es su limitada capacidad para desarrollar un digno papel de opositores políticos a un régimen que lo apabulla en el imaginario colectivo de la sociedad.
LA RESPUESTA DE GIANNI RAMÍREZ
El Secretario de Obras Públicas, Gianni Ramírez Ocampo, de acuerdo a su talante y conducción política aseguró que el gobierno estatal aguantará los ataques, puesto que las obras de calidad que han impactado positivamente a la sociedad, pese a que algunos políticos tratan de denostar para ganar adeptos.
El funcionario mostró este miércoles los documentos que prueban la legalidad en el proceso de construcción del Auditorio de la Gente, y aseguró que nuevo este espacio multifuncional se entregará totalmente terminado a los nayaritas, en el plazo ya establecido.
En rueda de prensa, Gianni declaró que en menos de 48 horas se entregará la documentación aclaratoria al juez federal que ordenó la suspensión de pagos a la empresa constructora, y afirmó que la obra se ejecutó con total apego a la legalidad y transparencia, desde su proceso de licitación.
“A pesar de la denuncia, la instrucción del Gobernador del estado es acatar lo que el juez ha dictado: el no realizar ningún pago a la empresa constructora por parte de la Secretaría de Finanzas; sin contratiempos estará el auditorio inaugurado el día 20 de octubre”, mencionó Ramírez Ocampo.
La reflexión del funcionario estrella de Roberto Sandoval se aprecia como sarcasmo al referirse a los paniaguados inconformes “es triste y penoso ver como actores políticos buscan obstaculizar el progreso y desarrollo de Nayarit; hay que preguntar a los tepicenses si están en contra de los bulevares, el Tepic-Xalisco, Aguamilpa y Gobernadores, entre muchas obras más que hemos implementado para bien de los nayaritas”.
En este margallate político judicial, valdría la pena conocer los criterios en que se basó el juez para admitir una demanda de esta naturaleza, del cómo considera que un partido político tiene personería para promover esta demanda, cuyo personalidad jurídica no tiene estas aptitudes, careciendo de legitimidad para ello; es decir, cómo le hizo, que tipo de análisis racional hizo para mensurar el interés particular de un partido político o de sus dirigentes sobre el interés público de la obra cuestionada, para la admisión de la demanda.
Judicializar la política no tiene fines trascendentes, no modificará sin duda la realización de este y otros proyectos del gobernador Sandoval; solo es una muestra prosaica, vulgar y pueril de un panismo perverso que pretende trascender a lo Eróstrato, exhibiendo la mezquindad que siempre les ha sido consustancial.
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