Al cierre de los procesos de campaña, los candidatos que tienen la probabilidad de la victoria, anticipan sus operativos, preparan el ejército de tierra cuya actuación será definitoria a la hora de los votos, la fecha ahí está, cercana y alcanzable, el domingo 4 de junio iremos a votar alrededor de 450 mil votantes o quizás un poco más, del modo tal que el próximo gobernador será electo con unos 200 mil votos.
La atomización de los votos se deberá a las múltiples alternativas electorales, como nunca, esta será una elección atípica; tenemos una nueva generación de electores, cuyos votos pueden ser los que inclinen la balanza; vivimos pues, la incertidumbre de la democracia electoral, propia de regímenes que construyen la democracia política, aún inalcanzable en el país.
El espacio de las campañas políticas tienen como el principal objetivo, que los candidatos le digan a sus electores qué traen en sus alforjas, qué propuestas tienen para seducir al ciudadano y para que éstos conozcan de qué pasta están hechos los candidatos; la campaña implica contienda, confronta de ideas, de estrategia y, sobre todo, implica la competencia verbal, discursiva de los candidatos.
Así, el pueblo de Nayarit conoce que la candidatura de Manuel Cota por la alianza que encabeza el PRI, no será la opción de la continuidad del actual gobierno, sino del cambio; pareciera extraño, empero no se dieron las formas distintivas para acreditarlo, el cambio no llega en opciones con el candidato de la derecha, el joven empresario heredero del emporio del Grupo Álica, aparece en el imaginario colectivo, como el candidato de la continuidad.
El hecho de no asistir a la exposición de su propuesta de campaña al campus de la UAN, al segundo debate organizado por las organizaciones empresariales y a la exposición final que les dio el espacio de la Coparmex, nos revela la genuina personalidad del joven Echevarría, víctima de su asesores que debutando en estas lides, se han hecho bolas con la estrategia fallida, su candidato se arruga en los momentos definitorios y solo tienen la esperanza de capitalizar el voto anti PRI.
LA REVANCHA TRICOLOR
Ahora que, si de estructuras se trata, es difícil que puedan competirle al PRI histórico que le ha dado sustento a Manuel Cota, el gen priísta está en la inmensa mayoría de los nayaritas de bajos recursos, de clase baja, de clase media y en importantes sectores de los hombres de negocios; dado que esta candidatura representa la revancha del priísmo desdeñado por los dos gobernadores que utilizaron solo el membrete del partido en sus organizaciones paralelas a la estructura tradicional del institucional.
Si existe lógica en este proceso, la capacidad de movilizar votantes y la generación de los recursos que para ello se requiere, las tiene el tricolor, puesto que a la fecha, la alianza del agua con el aceite, con su hibridez ideológica del candidato de la derecha, no ha dado muestras de la necesaria inversión millonaria que se requiere para el triunfo electoral, siguen dando muestras de su consustancial cicatería.
En el maremágnum de la desinformación, de las exageraciones y las simulaciones que utiliza la alianza Pan-Prd, subyacen los principios elementales para ganar la elección: adecuada estrategia, eficiente ejército de tierra y suficientes recursos para la movilización del ciudadano a la hora de los votos.
¿Los tienen..? lo veremos al domingo 4 de junio.
Ah..! sin olvidar la construcción de su opción válida, del doctor Miguel Ángel Navarro, que tesoneramente con MORENA, ha levantado la bandera del justicialismo, de un estrato social marginado y ávido de atenciones del poder, un factor importante que llega a competir por el tercio de los votos con que se ganará la elección de gobernador.
Curioso, a ninguno de los tres, les ayudan sus candidatos menores a ediles, diputados y regidores, hemos de ver las boletas divididas, en el esperado voto diferenciado…
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