Con la liviandad que algunos candidatos, el gobierno y los medios hemos asumido el proceso electoral que padecemos, pareciera que esto es una monserga, se ha perdido la parte sustantiva de lo que ello significa para una sociedad como la nuestra; merced a la ignorancia manifiesta de nuestro sistema político, pareciera que la renovación de los poderes es la competencia para el agandalle del uso mercantil del poder político.
De esta manera, hemos de aplicar un serio tamiz crítico a cada una de las propuestas de los candidatos y sus partidos; haciendo a un lado desde luego la vacuidad de las candidaturas independientes, cuyo presencia testimonial contribuye al agotamiento del modelo; así, nos quedamos con solo tres candidaturas, la de la derecha con una izquierda empanizada que no tiene brújula ideológica; la del centro que acredita experiencia, capacidad y experiencia partidaria.
Y la novedad en México, la irrupción del MORENA, cuya ideología ha sido convertida en estrategia electoral; la corriente justicialista de los desposeídos. Guardadas las formas, se me figura un paralelismo de cuando Lenin hizo del marxismo un instrumento de lucha política y educación del proletariado para la revolución de octubre en la vieja Rusia de los zares. Esta será la elección en Nayarit, de tres tercios.
El candidato de la derecha, Toño Echevarría con su talante y discurrir mediático, revela una notoria falta de entusiasmo, la estrategia a la que acudieron sus genios, es absolutamente inadecuada conforme al canon del marketing político; pretenden capitalizar el ya difuso patrimonio de sus padres en un candidato que no acaba de cuajar sus perfiles como político que tiene valores intrínsecos, propios y dignos para dirigir una administración pública.
El hecho de no presentar un frente para competir, sino recurrir al triunfalismo anticipado, es la muestra de la cobardía de su propuesta para enfrentarlos a los otros dos fuertes candidatos; la confronta de personalidades y de proyectos es inherente a toda campaña electoral, ellos, la han reuído; pretenden imponer en el imaginario electoral una figura paradigmática, que no requiere de las reglas del proceso, como si el junior estuviera por encima de las normas que regulan las elecciones.
Muy mala opción sin duda; el resultado electoral será aleccionador para su proyecto.
GANAR EN TIERRA
La operación política está en todas partes, en el PRI y su candidato lo saben, tienen la suficiente experiencia acumulada para sacar adelante una elección en una pequeña entidad como la nuestra, nada comparado con la madre de todas las batallas que se está dando en el Estado de México; sin embargo Manuel Cota como candidato enfrentó desde el principio de su nominación la pesada lápida de la administración que fenece, asida a la última llama del poder, impuso a sus candidatos menores, dándole un mayor grado de dificultad para obtener el triunfo.
Aquí, solo tienen que sacar 200 mil votos, nada, comparado con los 2.5 o 3 millones que requieren para ganar la joya de la corona; allá en el feudo de la aristocracia política mexicana, tienen que meterle casi 2 mil millones o más a la campaña; aquí, solo unos 500. Es pues, una elección atípica para Manuel, triunfador en todas sus experiencias anteriores.
Sin embargo, la elección tiene un nuevo invitado, con todos los blasones de la real politik, Miguel Ángel Navarro, que representa de manera genuina y auténtica la ideología justicialista hecha marketing político; el galeno, le ha apostado a la ruta más difícil para obtener su posicionamiento; si bien sus candidatos menores no le han dado activos, incluso son negativos en algunos casos, la figura beligerante que no llega al revanchismo político tipo Yunes en Veracruz, ha dimensionado serias adhesiones no solo en la clase baja, sino en la media y alta.
MORENA y López Obrador –pese a su carácter jactancioso- ya no imponen temor en los grandes empresarios; y el dictum de Navarro, serio, reclamante por los desposeídos ha llegado al imaginario electoral; ahora, todo está en los ejércitos de tierra que estructuró cada partido, y en la identidad que logren imponer en la conciencia del ciudadano, el estímulo a la hora de la movilización electoral, son, serán los factores que deciden el triunfo .
Ignoro si en cada war room ya cubrieron la estructura, la capacitación y la contención de los votos; si las metas fijadas tiene la coordinación en el despliegue de la estrategia; cada cual con sus peculiaridades; en el PRI con los genios del comité nacional que esconden a Manuel de su equipo de trabajo; con el candidato de la derecha, en la difícil condición de combinar el agua con el aceite y sin los esfuerzos de aplicar correctivos.
Con Miguel Ángel, la discreción de sus asesores externos y la lucha diaria de su equipo compacto, que han capitalizado a todos los experimentados operadores de tierra que tuvieron en el PRI y en el PAN, que a estas alturas de la campaña, los hace altamente competitivos.
Respondiendo la pregunta, se ganarán estas elecciones, porque el equipo del candidato triunfador, aplicó adecuadamente su estrategia, contó con un eficiente ejército de tierra y tuvo los suficientes recursos para la operación política a la hora de la movilización y contención de los electores.
Con el resultado electoral sabremos si en Nayarit en este proceso, el ánimo social es de continuidad o cambio; y qué cambio..!
Y si la campaña la hicieron para el elector y no para los medios…
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