Por Luis Ignacio Palacios
· De partido hegemónico
· Ominosas señales de Morena
Obtuvieron todo el poder en las recientes elecciones, la mayoría –casi calificada- de los diputados que le permitirían holgadamente a la presidenta Claudia Sheinbaum operar políticamente para lograr las trascendentales reformas constitucionales que su presidente apresuradamente anuncia, y que su obediente dirigencia y coordinación de diputados repiten a coro que lo harán, faltaba más.
Pero quieren más, pujan con todo para obtener de nueva cuenta una artificiosa e ilegal sobre representación en la cámara de diputados, y no han cesado la intencionalidad clara y manifiesta de capturar al poder judicial de la federación; en ello va implícito que las intenciones de AMLO han sido una transformación autoritaria que linda en lo dictatorial.
Hemos escuchado a sesudos analistas que dicen que con este régimen que ha logrado su reproducción mejorada en un sexenio más, México regresa a la condición de un país con partido hegemónico cuya expresión emblemática se dio en los sesentas y setentas del siglo pasado.
Permítase disentir un tanto; el que esto escribe vivió la crisis de los sesentas en carne propia, previo a la revuelta estudiantil del 68, en Guadalajara, si traías a la vista un libro de Marx o de Lenin, te ponían “cola”, la eficiente policía política te incluía en la lista de posibles subversivos.
Luego del 2 de octubre, aquello se puso indeciblemente peor, las brigadas de aniquilación de la FEG y las del ejército hicieron estragos en decenas de jóvenes que lo único que pedíamos era libertad política y respeto a las garantías constitucionales.
Nó; lo que quiere Morena es otra cosa, pareciera que quieren el poder para aniquilar, desaparecer al adversario político; el México hegemónico de entonces, conservaba un margen de discrecionalidad con los adversarios, y había trueque de posiciones con las oposiciones, salvo a los irredentos los eliminaban.
Esto no lo entienden los jóvenes de 40 años para abajo, y para conocer a cabalidad este precioso país, es necesario leer y mucho, desde el proceso formativo revolucionario, el cardenismo, y el desarrollo de PNR al PRI, de dónde salieron sus hijos inconformes, la corriente democrática que diera origen al PRD de donde surge lo que hoy es Morena .
Daniel Cossío Villegas y sus textos del “estilo personal de gobernar” quien dijera que el sistema político mexicano “es una monarquía sexenal, heredable de manera colateral”; Luis Spota y su “Palabras mayores” que narra los entretelones del poder presidencial y del cómo se gesta su transmisión, ya del salinato, Héctor Aguilar Camín con su “Morir en el Golfo” y el estupendo “La presidencia imperial” de Enrique Krauze de Manuel Ávila Camacho a Carlos Salinas.
Y para conocernos tal cual somos, asomarse al excelente “Vecinos Distantes” de Alan Riding talentoso periodista norteamericano.
Hoy, existen dos factores reales de poder que pueden ser un valladar a las desmesuradas ambiciones de Morena, el circuito financiero internacional, los inversionistas que siguen usufructuando el mercado bursátil mexicano; la iglesia católica que con su protagonismo asume este nuevo rol; y un tercero pero que hoy tienen de su lado, el narco, que se empoderó como nunca en el tejido social y en las actividades productivas primarias.
Pudiésemos pensar en el Ejército mexicano y la Marina; empero, al parecer están adocenados por el aburguesamiento de sus mandos.
Nadie experimenta en cabeza ajena; en Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, se han vivido experiencias traumáticas cuando un régimen político da este tipo de bandazos ideológicos.
Quedamos a la buena de Dios y de la mesura de Claudia Sheinbaum quién ante la caída de los mercados y el súbito aumento de la relación peso-dólar ayer por la noche les dio un coscorrón a Ignacio Mier y a Ricardo Monreal que de manera imprudente festinaron que las reformas del Plan “C” de AMLO pasarían sin chistar en septiembre.
Si la chairiza y los apáticos clase medieros y universitarios que les vale madre la destrucción de las instituciones del Estado mexicano hubiesen leído al menos los libros señalados líneas arriba, tendrían como nosotros un poco de espíritu esperanzador de que Claudia al tomar la presidencia y los resortes del poder, actuará conforme a su naturaleza de hembra humana.
Palabras de Sheinbaum como“diálogo” “acuerdo” “consensos” y “estamos evaluando las reformas al poder judicial..” son.., palabras mayores…
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