- 00ooConstancia en el esfuerzo gubernamental
- La dimensión política del régimen
El día de hoy, el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero entrega a los diputados de esta XXXIII Legislatura del Congreso del Estado, el documento que contiene el segundo informe de gobierno; lo anunció ayer, espera el posicionamiento de las fracciones que la integran sobre este primer tercio de su gestión gubernamental.
Nadie como ellos, los diputados locales tienen la información veraz de lo que ha constituído este difícil trajinar en dos años de dinámica gestión justicialista, reflejado en las adiciones, reformas y nuevos cuerpos normativos para darle cobijo y plena legitimidad a la praxis política del gobernante, para llevar a buen fin el ambicioso programa de gobierno diseñado desde su campaña.
Empero, una vez en el pleno ejercicio hegemónico del poder ejecutivo, Navarro Quintero se enfrenta a una realidad cruenta que tiene graves servidumbres financieras y administrativas que limitan la capacidad de maniobra de los gobiernos; deuda pública, nómina y gestión administrativa.
El endeudamiento del gobierno estatal, alcanzó en las tres últimas administraciones niveles nunca antes pensados, los mismo bancos privados y la banca oficial –Banobras- contribuyeron haciendo malabares y una deficitaria ingeniería financiera para dejarle a la actual administración un verdadero estado de excepción, pagos perentorios de deuda privada a corto plazo y el cúmulo de proveedores.
A meses del primer año, Miguel Ángel tuvo una venturosa concepción para abatir la opacidad y el desvío de los recursos propios, los que ingresan por pagos de derechos, aprovechamientos y honorarios de los servicios públicos; en contra de la voluntad de Julio César López el titular de la secretaría de finanzas, quien era del criterio de que si bancarizaban todos los pagos de la ciudadanía se caería la recaudación.
Y oh sorpresa..! de manera sorprendente se destapa la caja de pandora, los gobiernos anteriores desviaron miles de millones de pesos de ingreso propios que ahora sí entraron al erario y le han permitido al galeno, tener el sostén para obra pública y bajarle a la deuda propia y de las destrozadas finanzas de la Universidad Autónoma de Nayarit.
Este solo acto hegemónico, le dio un vuelco de ciento ochenta grados a las acciones gubernamentales, al tener mayor capacidad de maniobra administrativa, se alejaron las taras y limitaciones de antaño, que solo se resolvían con la benevolencia del gobierno federal que con adelantos a las participaciones paliaba las recurrentes crisis financieras del gobierno estatal.
A la par, se reordenan las normas que regulan las relaciones del Estado con sus trabajadores, se limpian los enclaves sindicales que permitieron la creación cacicazgos y el oprobio de un sindicalismo arcaico y aldeano que se niega ir a las vitrinas de la historia del México contemporáneo.
Una prolija obra legislativa que abarca todas las actividades productivas, al reordenar el ejercicio notarial, deja en claro que esta función delegada del Estado a los profesionales del derecho, tiene que conducirse en los estrictos niveles de ética y honestidad que requiere su delicada función fedataria.
Los gremios que han sido afectados por esta política de saneamiento de las instituciones públicas y de la sociedad, a dos años de ejercicio han quedado reducidos a su exacta escala, se acabaron los tigres de papel, aquellos intentos de asustar con el petate del muerto, se redujeron al aplicar la ley sin matices, sin distingos y sin privilegios.
Dos años son poco tiempo para emitir un juicio definitorio sobre el gobierno de Miguel Ángel, ha pasado su administración en lo interno y en lo externo por difíciles momentos, resolutivos y golpes de timón; pero lo que nadie puede negar es que este gobierno se halla echado a la milonga y no haya enfrentado la crítica situación que le dejaron.
Se queda la constancia de los esfuerzos; la permanente condición de predicar con el ejemplo, que genera una dimensión política novedosa –sin artificios ni fuegos fatuos- que remodela de arriba abajo, a la sociedad y al quehacer productivo de la entidad.
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