- Justificada molestia de Toño Echevarría contra la dirección del IMSS
- Sondeo sociológico sobre la desobediencia del mexicano
Tiene absolutamente toda la razón el encabronamiento y posterior reclamo del gobernador Toño Echevarría al director general del IMSS, ante los datos duros que los doctores, enfermeras y trabajadores auxiliares que laboran con enfermos Covid, han sido contaminados, y ellos son casi el 50% de la estadística de infectados en la entidad.
Es una muestra más de la oceánica negligencia de todo lo que hace el gobierno de la república; ha estado destruyendo las instituciones del Estado mexicano, y el sector salud fue uno de los primeros afectados, al reducir drásticamente su presupuesto y despedir a cientos (quizás miles) de facultativos capacitados y con experiencia.
Miente el presidente López, de manera impúdica en cuestiones tan trascendentes como los espacios hospitalarios, de que ya se «domó la pandemia..” y que no han existido incrementos en los llamados de auxilio de las mujeres golpeadas por sus parejas; los registros telefónicos de las autoridades de la CdMx, señalan que hubo más de 190 llamadas de auxilio en una hora como promedio. Una verdadera nulidad, un soberano fiasco esta administración.
Hoy, frente a la tragedia de los fallecimientos y el número de infectados, el enojo del gobernante es justificado; el miedo de quienes están en la primera línea de batalla, es entendible, y el importamadrismo de la gente que no acata los llamados del gobierno del Estado para que permanezca en confinamiento voluntario, merece un sondeo explicativo a la luz de la sociología y la psique peculiar del mexicano.
En la India, los agarran a varazos la policía a las personas que no traigan cubrebocas y estén deambulando por las calles; antier mismo vimos la brutalidad policiáca en Nueva York sometiendo a varias personas que no respetaron la distancia establecida en ese Estado, de dos metros entre personas que van caminando en sus calles.
En Nayarit, los presidentes municipales son una verdadera nulidad, ignorantes, corruptos, aprovechan los dineros públicos para su peculio; y no tienen capacidad de respuesta para persuadir conductas de la gente en este tiempo excepcional que vivimos.
El Estado mexicano, tiene los mecanismos legales para imponer legalmente medidas que impidan que la gente ande a lo baboso por las calles; empero, tal mecanismo requiere la autorización del congreso federal, del constituyente permanente y que sea vigilado por la SCJN; y la demagogia barata de AMLO y su séquito, no lo van a hacer, dada la actitud laxa que ha asumido con la narco delincuencia y el recule que hizo para enfrentar con la fuerza legítima del Estado a los delincuentes que andan desatados.
El mexicano en su fuero interno no respeta el gobierno, lo identifica de inmediato con corrupción y uso patrimonialista del poder; en el contexto en que nos encontramos, la crasa ignorancia del lumpenaje es un factor decisorio para su desobediencia; aún si se les presentasen videos de los terríficos momentos en que los enfermos de covid-19 están en agonía, no lo creen, no lo aceptan; dirán como la mujer aquella afuera de un hospital en Ecatepec de la CdMx “le inyectaron algo para matarlo…”.
En México la reciente democracia no va acompañada de una cultura política democrática, no la tienen los gobernantes, menos la va tener “el pueblo bueno”.
En México priva un alto nivel de desconfianza hacia el otro; y (como en el caso, del conocimiento y el interés político) y no se trata de una característica reciente, en 1955 los primeros estudios mostraron que los mexicanos experimentaban una alta desconfianza interpersonal: 94% señaló que “si uno no tiene cuidado, la gente se aprovecha..”
De acuerdo con estudios de la UNAM, esta percepción de la legalidad de los actos de los gobiernos, en México está sustentada en el poco conocimiento que se tiene sobre ella, sumado a la desconfianza de los ciudadanos a las instituciones, los elementos autoritarios presentes en segmentos de la población a lo largo del país, la percepción sobre el desempeño de las instituciones, los funcionarios y la procuración de justicia.
Sinteticemos: la gente no obedece, le vale madre la pandemia por su nivel de incultura, de ignorancia que es la otra pandemia que padecemos en México con el lumpenaje, o como les dice su mesías “el pueblo bueno…”.
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