Muchos amigos tengo en el Grupo Álica; de hecho, años ah les trabajé e inauguré las auditorías jurídicas y el nacimiento del Club del Valle; vi crecer a Toño Echevarría García, compartimos –él de jovencito- la afición por los perros pastor alemán, y me percaté de su proceso formativo gracias a esa excelente pasión que es la charrería, ahí, entre potros y manganas, el tímido adolescente dio el estirón, se convirtió en una sólida promesa para heredar el control y la dirección del emporio.
La gubernatura de su padre, le puso en escenarios difíciles al interior de su familia; la disociación de su padre y la virilidad tardía de bigotón, les generó problemas al interior del núcleo familiar; exitosos en el capo empresarial, tuvieron tiempos difíciles en las relaciones humanas, y hasta hace años, con los intentos de Martha Elena ser gobernadora, no se había dimensionado la opción de que el junior fuera candidato.
Quizás, no está en su talante; algunos de los gerentes de las empresas del grupo, me han comentado “of the record” que ven al joven candidato, sin la emoción de serlo, no le ven el entusiasmo que le pone a la charrería o la seriedad de haber asumido la dirección general, ante la enfermedad de los parientes cercanos y la exclusión de sus hermanas en los mandos de dirección empresarial.
Hace años, Álvaro Navarro y el joven Antonio Echevarría García, platicamos brevemente en la entrada de una de sus concesionarias automotrices, y le dijo el ex socio de su padre, “mira hijo, si deveras quieres incursionar en la política, este cabrón (o sea el escriba) te puede ayudar en serio..” sonriente, me dijo que luego platicaríamos; de mi parte le dije que estudiara lo que estaba sucediendo en Venezuela donde un joven empresario Henrique Capriles era ya gobernador y andaba en campaña presidencial, que viera su proceso formativo.
Esa fue la ocasión en que conocí la aspiración del heredero de irse a la aventura de buscar del poder.
En lo particular, soy de la idea de que el poder económico no debe mezclarse con el poder político; el pragmatismo y la ambición por el lucro del empresario no le permite tener la cultura ni la sensibilidad necesaria para interpretar los fines superiores del ejercicio de la política, no tienen la disposición necesaria para ejercer las inherentes formas del poder, los apetitos mercantiles salen a flote cuando disponen de los considerables recursos públicos que tienen que manejar.
TOÑO CANDIDATO
Esta aventura política de Toño, debió nacer en una buena borrachera, le dieron cuerda al padre y en sus actitudes pro activas como líder autoritario del grupo y del núcleo familiar, empezó a expresar el proyecto ante la incredulidad del propio vástago, de algunos miembros de su familia; circunstancia que despertó los apetitos de varios “amigos” e íntimos del heredero que inmediatamente vieron el filón que ello representaba y de inmediato se uncieron al proyecto.
Le habían sacado recursos para hacer películas, ahora, lo llevaron a un curso de marketing político y comenzaron a pujar en la franquicia del PAN que tienen en un puño sus padres para lanzar la candidatura, se enfrentaron a Polo que como presidente municipal de Tepic, tenía el apoyo y empuje del PRD para llevarlo como candidato natural en la ansiada alianza con el panismo para competir por la gubernatura.
La candidatura de Toño, trajo una fractura más en el panismo de la entidad; y en el círculo familiar; muchos de los hombres y mujeres de confianza, secretarios y auxiliares de Antonio y de Martha Elena, se les fueron, y la mayoría ahora están en el equipo de Miguel Ángel Navarro que vía el MORENA compiten exitosamente por la gubernatura.
Esta aventura electoral tiene ahora la presencia de algunos jóvenes empresarios, un gerente de banco, el concesionario de televisa, y oportunistas que como “comunicadores” –unos vivales- han hecho un modus vivendi en esta pre y campaña electoral, el asunto toral es, si Toño tiene los arrestos necesarios para responder ante los retos de la competencia electoral.
Los inexpertos operadores que tiene, se han ido por la vertiente de construir escenarios de triunfalismo anticipados; y al parecer no se han percatado los grados de animadversión que existen no solo socialmente, sino en el territorio de la política partidaria; y no se trata de la consustancial cicatería que tienen, aducen que con solo citar el apellido se les tiene que trabajar de gratis en sus proyectos.
Toño, como candidato, tiene problemas de comunicación política; serias limitaciones como orador, y una precaria formación en cuanto a la cultura política para entender la clase de sistema político que tenemos en México; su propuesta no es la de competir en buena lid, sino el agandalle de una candidatura que suponen es predestinada, de entrada, no están preparados para la dureza de una contienda que es enfrentamiento, pasión, músculo partidario y, ahora le vertiente por la cual lo han llevado sus genios, la guerra sucia.
La discusión, el enfrentamiento de proyectos que son propios de la dinámica de una campaña política, le es ajena, no tiene Toño los atributos para discutir, debatir y aterrizar con ejes temáticos creíbles que le den respaldo a su candidatura; se aprecia pues que no tiene “el oficio político” para ser conductor de pueblos.
Y sin embargo, tan atípico ha sido este proceso en Nayarit, en el inaudito posible que el joven Echevarría pudiera ganar la elección, si le meten los recursos necesarios (hasta ahora no vistos) a la hora de la operación electoral, de aquí al término de la campaña.
No puedo imaginar un escenario de tal naturaleza; y menos cuál será la respuesta y el talante de Toño, un extraño en este territorio de ambiciones desatadas, de simulaciones y de turbios intereses en conflicto; imagino que, tal como yo lo conocía, ha sido cruento el darse cuenta la enorme diferencia de su vida anterior hasta antes de esta aventura; el estercolero de la política partidaria, la simulación y las traiciones que son cosa cotidiana, de seguro lo tienen preso en este laberinto.
Viene la parte definitoria de la campaña, hemos de ver de qué pasta está hecho el joven empresario, metido con calzador a las ambiciones del poder, por el poder mismo…
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