- Variables conductas en los Ayuntamientos
- Políticos voraces; Cabildos indolentes
En la tarea de gobernar, construir el pleno entendimiento de las autoridades con la ciudadanía es un asunto de muchas aristas; en efecto, si los Ayuntamientos son la primera entidad pública del todo del aparato del Estado con que se relaciona la sociedad, se requieren mínimos atributos y características de esta profesión tan ahora vilipendiada, en síntesis se reclaman verdaderos políticos para esta sociedad tan dispersa, contestataria y exigente.
Del grupo de hombres y mujeres que acompañaron al gobernador en la exitosa jornada electoral como candidatos a presidentes municipales, pocos han salido bien librados, no es factor de género, o de su poca o nula preparación académica; en su mayoría han revelado sus limitaciones culturales, su falta de urbanidad para tratar a la gente y unas ganas enormes de aprovechar su puesto para un ejercicio indebido en el manejo de los recursos públicos a su cargo.
Las dilectas féminas fueron las primeras en provocar disturbios al interior de sus cabildos, y de cara a los grupos políticos, gremiales y empresariales, responder con un importamadrismo manifiesto, que riñe en toda su escala, con el prudente pero ejecutivo ejercicio político que le impone el titular del poder ejecutivo y los funcionarios de primer nivel que han estado a la altura de los retos que se ha impuesto Miguel Ángel Navarro.
Se metieron a terrenos que no les corresponden, las alcaldesas de Bahía de Banderas, de Compostela, de Ahuacatlán, de Ixtlán del Río, con un denominador común, su desprecio por las normas que regulan los cabildos y la nula empatía para con sus gobernados, con el agravante de que en Bahía de Banderas, se rompió la necesaria interlocución del gobierno municipal con los grandes empresarios hoteleros.
Los alcaldes de Tecuala, Ruiz, Tuxpan, han tenido problemas de administración interna y los regidores están en pié de lucha para defenestrar al primer edil, se evidencias las ambiciones desatadas de gente que sin perfil ni preparación alguna llega por vez primera a un cargo público con el inocultable afán de enriquecerse a como de lugar.
Y ni que decir de la voluble y debutante en la política de nuestra alcaldesa de Tepic; la ciudad capital que es el espejo de toda la política pública que genera el gobierno del Estado; solo cuenta con la voluntad y apoyo de tres regidores; tiene encima a todo el cabildo y al síndico por yerros administrativos y cerrazón para compaginar el diseño de las políticas del gobierno municipal. Con el añadido del apetito voraz de sus impuestos disfrazados de derechos y cuotas arbitrarias que laceran al comercio local.
Tanto féminas como varones, les da por los reflectores, la exhibición de bienes suntuarios y la pésima relación con los medios y sus hacedores; en los Ayuntamientos no se practica la draconiana austeridad que imprime el gobernador a todo su gabinete de primer y segundo nivel.
La tarea para el gobernante de los náyaros, sería reconstruir el partido que los llevó al poder y sentar las bases de una nueva generación de mujeres y hombres que tengan que aportar al servicio público y no como ahora que nos demuestran que llegaron para un ejercicio público patrimonialista.
Quizás por las inversiones estatales y federales se salva Pepito de Sanbolas de cuya administración no han trascendido cuestiones negativas como tráfico de influencias, desvío de recursos o el clásico nepotismo tan común en los Ayuntamientos señalados; el de Tecuala cometió delitos aprovechándose del poder y fue defenestrado; el debutante de Tuxpan que llegó de lotería al puesto, incapaz de mantener la seguridad ciudadana, ya le quitaron el mando de su policía municipal.
La eficiente vigilancia que lleva a cabo el atento y funcional Secretario General de Gobierno, Juan Antonio Echeagaray, mantiene vigilante en su agenda la multiplicidad de conflictos que generan estos alcaldes y alcaldesas, para evitar se desborden y entorpezcan la marcha dinámica del gobierno de Miguel Ángel; a casi un año de ejercicio, está difícil pero es de esperarse que ya hayan pagado su noviciado y se pongan a trabajar como debieran, recomponiendo sus relaciones con organizaciones gremiales y empresariales, y sobre todo que armonicen sus intereses políticos internos que se genera con las ambiciones de los regidores de sus cabildos.
Tarea nada sencilla…!
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