LÚDICOS…Y ALGO MAS EN EL TSJ

Uno de los rasgos que han distinguido la labor extra muros de la presidencia del tribunal superior de justicia que preside el doctorado Pedro Antonio Enríquez; ha sido el esfuerzo de vincularse con la sociedad, con el entorno en el cual se desenvuelve el quehacer jurisdiccional; si bien en la capital del Estado esta labor se difumina por el universo de eventos que son noticia; al contrario, en los partidos judiciales, la figura y actuación de los jueces, al igual que los agentes del MP, son determinantes e influyen en lo cotidiano de la sociedad en dónde se encuentren.

De ahí el porqué las angustias de Pedro Antonio que en muchas ocasiones tiene que pasar por el trago amargo de recibir el impacto político de las pésimas actuaciones de los juzgadores en las cabeceras municipales, que se refugian en maniqueas resoluciones, sin considerar que sus sentencias influyen –y mucho- en el tono de conducta de las personas que viven en estas comunidades, desvinculando sus alcances con el impacto que producirán en las partes en conflicto.

Lo que nos revela en estos casos, la precariedad y el arcaísmo que tienen algunos juzgadores, que no estudian, que no se han percatado que desde hace lustros, los paradigmas del derecho judicial se han mutado; hoy todo juez de cualquier nivel o materia, debe ser un juzgador convencional, y debería de estar al tanto de que se ha ampliado en demasía el universo de normas que son su referente obligado para su ejercicio jurisdiccional.

El control de constitucionalidad, es la facultad de los tribunales principalmente y de las demás autoridades del país, de aplicar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por encima de cualquier otra norma nacional o internacional, como norma suprema, al estilo pirámide de Kelsen, donde la Constitución está en la cima de la pirámide y sobre ella no existe ninguna norma que le pueda contradecir, que en nuestro país estaba regulado exclusivamente en el artículo 133, conforme al cual, la Constitución es la norma suprema de la nación. Así, cualquier norma que vaya contra ella, se considera inconstitucional y por lo tanto, puede ser anulada o desaplicada.

En resumen, hoy ya vivimos una época nueva, estamos a la altura de los países democráticos más desarrollados del planeta, pues ahora la nueva forma de hacer el derecho es mediante el control difuso de convencionalidad ex oficio; y de lo que se trata es que todos los jueces locales, estén a la altura de estas trascendentales reformas; lo que falta en el TSJ, a juicio del suscrito, es el diagnóstico puntual y no amañado, de la realidad conductal de los juzgadores.

Existen otras actividades que ha promocionado Enríquez Soto, consultas de sicólogos, medicina especializada y temas importantes para la educación interna de las familias y de los hijos de los trabajadores y empleados del poder judicial; poco publicitados, empero no menos trascendentes, bulle, existe efervescencia de variopintos tópicos que les atañe al personal del TSJ; se están removiendo estructuras anquilosadas.

Y AHORA, A SACAR LAS BICICLETAS

Originalmente fue instrumentado por el secretario de turismo, el joven Raúl Rodrigo Pérez, que con sus ideas frescas estableció el cierre dominical de la avenida insurgentes norte, para el solaz de ciclistas; familias enteras se iniciaron en el uso de la bicicleta; luego, mentalidades agudas iniciaron los paseos nocturnos en uno, dos y hasta tres días a la semana; el movimiento bicicletero prendió en Tepic y en otros municipios como pocos hubiesen pensado.

El buen ejemplo ha cundido en los estamentos del gobierno estatal y municipal; y existía el espacio que no ocupaba la gente del TSJ; pues bién, este fin de semana pasado, el poder judicial organizó un paseo tarde noche, de diez kilómetros en las avenidas de la ciudad; y el éxito no se hizo esperar, se tuvo la presencia del magistrado presidente y de otros magistrados, jueces y, sobre todo, los hijos de los trabajadores del tribunal.

Este esfuerzo de vincularse con el movimiento social bicicletero, dignifica lo estratificado que en ocasiones se aprecia la vida interna del poder judicial; sus mandos superiores, merced a su origen, tradicionalmente se encerraban en sí mismos, en sus grillas internas, soterrados en espera de los tiempos de renovación institucional; esta inconsecuente condición ha sido mutada; el poder judicial evoluciona, de cara a la sociedad se imbrica en el crecimiento de las nuevas generaciones, produciendo cultura de la legalidad y el respeto al marco de derecho que rige y regula la vida de nuestra sociedad.

No estaría demás, pensar en actualizar la ética judicial, aquellas viejas virtudes que se le reclamaban en la antigüedad a todo juzgador, la prudencia, temperancia, fuerza y justicia; Pedro Antonio no tiene que buscar mucho para encontrar las causas internas que justifiquen todas sus acciones para la rehabilitación ética en la carrera judicial; que implica un real compromiso del juzgador por cultivarse en principios morales y las elementales virtudes judiciales.

He conocido a abogadas que son jueces; en su vida personal son auténticamente unas harpías, sus divorcios son traumáticos para sus esposos y sus hijos, actúan con una alevosidad y ventaja mayúsculas; no podemos decir que pueda ser ejemplar su vida y conducta personales, que en casos excepcionales llegan a la relajación moral, por decirlo de manera pudorosa. Hemos de imaginar el tono de sus sentencias…

No bastan los cursos de capacitación y actualización en los nuevos paradigmas judiciales, es menester un sacudimiento del cuerpo de jueces y magistrados, orientado a su actuación profesional, para instrumentar una conducta tasada en la deontología jurídica, esa vieja rama de la filosofía jurídica, que tiene como finalidad específica, la determinación del cómo debe ser el derecho y cómo debe aplicarse.

¿Qué quiere la sociedad de sus jueces..? que tengan oficio desde luego, que no sean lerdos o fanáticos de su ignorancia; y que además tengan y practiquen los inherentes principios morales que reclama su cara profesión; ah..! y bién, que se suban a la bicicleta.      Contacto: cronicaslip@gmail.com

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Incursiona en géneros periodísticos, hace reportajes e investigación; es abogado, en “La Voz de Nayarit” como analista político. Los avatares del periodismo de opinión lo llevan al extinto “El Nayar”; posteriormente al revivir el diario como “Meridiano” es uno de sus columnistas principales. El gobierno de Celso Delgado y las organizaciones de periodistas le entregan el Premio Estatal de Periodismo 1993 en la modalidad de “Crónica”. Hace treinta y cinco años nace el periódico regional “Avance” y desde entonces es miembro de su página editorial como analista político. Pionero en Nayarit de periodismo en Internet, publica una página en la web “Crónicas del Sexenio”; se muda un par de años a Nuevo Vallarta y publica en los periódicos “Vallarta Opina” y “Nayarit Opina”. De regreso a Tepic incursiona en la Televisión pública como analista político. Establece una Consultoría Jurídica-Política y retoma el espacio en Internet, como periodista de opinión y reportero entrevistador.