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El huidizo sector de electores
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El cómo hacer “clic” del candidato
La ciencia del marketing político, que era la panacea durante lustros al haber elaborado respuestas para todos los mecanismos sociales y sicológicos que se generan en toda elección, que le daba un plus de ventaja a aquellos candidatos que se asesoraban con quienes iban a la vanguardia para el diseño de las campañas políticas, ya ha evolucionado y ahora los gurús de la materia le llaman la “neuro marketing” político.
Y dentro de este bagaje de conocimientos que implica una base filosófica, con remanentes de sociología y teoría del Estado, se ubica un tema, o mejor dicho un segmento del mercado electoral que ha sido el coco de todo asesor de marketing político, son los llamados “electores indecisos” que en el argot de campaña se les ha denominado Switcher´s, pues su voto se decide en la inmediatez de las elecciones.
Y existen muchos esfuerzos para encontrar y tratar de descubrir la naturaleza de este segmento de ciudadanos, y se han elaborado sesudas tesis, que nos llevan por las emociones, y no las razones; empero, el proceso electoral es un mecanismo social de dos vías, dentro de cuya inter acción, el candidato en ciernes es el que tiene la responsabilidad de descubrir los resortes que determinan la decisión del voto de estos Switchers.
En las encuestas, (las de a deveras, no las hechas a modo de quien las paga) los “indecisos”, en ocasiones tienen porcentajes superiores a los que necesitan para ganar o perder los candidatos que mide la misma encuesta.
En elecciones que son muy competidas, (como las que vienen en este 2024) la zona “indecisos” es un hoyo negro que relativiza al máximo la precisión de las encuestas, porque es el hoyo clave.
Es el hoyo donde están los que al final definirán quién gana la elección, pero mientras tanto no saben o no han decidido, o no quieren decir, y no dicen nada. Y este es el quid de todo diseño de campaña política.
De esto trata precisamente el texto que ya comentamos hace unas semanas en este espacio, el libro “Swichters2“ de Gabriel González Molina, quien nos descubre los interiores de este enigma:
Analiza tres errores de lectura sobre lo que pasará en 2024.
- El primero es creer que Morena tiene ganada la elección porque la aprobación de AMLO se mantiene alta.
Esto, dice el autor, es “no saber distinguir que una cosa es aprobar su narrativa y otra, muy distinta, votar de nuevo por él o por Morena. Al Presidente lo aprueban muchos, pero la mayoría no votaría otra vez ni por él, ni por Morena”.
- El segundo error es creer que la oposición puede ganar en 2024 apoyada solo en los votos contra el gobierno. Esto, dice González-Molina, “reduce la elección a un simple referendo: asumir que los electores decidirán exclusivamente con base a su actitud a favor o en contra del Presidente”.
En las elecciones del 2024 los candidatos en contienda tienen que percatarse que será un fenómeno muy complejo, ya que se “Pierde de vista por completo que los electores tienen necesidades no satisfechas, expectativas de lo que quieren en sus vidas y que su decisión de votar a favor o en contra de alguien se basa precisamente en la ecuación de quién puede mejorar su situación actual”.
- El tercer error, según González-Molina, es creer que el factor decisivo del voto son los candidatos, su buena o mala imagen, y sus propuestas.
Esta idea esconde una distorsión de perspectiva más profunda: que la elección depende de lo que se le ofrece al elector, es decir, de “una lógica del mercado minimalista dominada por la oferta”.
“Debería ser exactamente al revés”, dice González-Molina: “plantear los escenarios de voto hacia 2024 con base en lo que los electores valoran, necesitan y exigen, con base en la demanda, no en la oferta”.
Y sí, es tema fascinante para los estudiosos, en posteriores entregas, seguiremos explorando los misterios de las futuras elecciones…