LAS CRUZADAS DE MIGUEL ÁNGEL

  • Contra los flagelos de la administración pública

  • El pantanoso terreno del anti alcoholismo

De varias cosas se le puede cuestionar al doctor Miguel Ángel Navarro en su ejercicio gubernamental, menos en el talante de su praxis política; hace lo que dice, se esfuerza dentro de los límites de sus atribuciones constitucionales para llevar a la práctica del quehacer gubernamental, sus más caros valores de civilidad y justicialismo.

La política de abatir la opacidad le lleva a cabo con muchos trabajos; evitar la impunidad, la corrupción y el tráfico de influencias, el amiguismo entre los titulares de los órganos para estatales para colocar a esposas, amantes e incondicionales, aún tiene mucho terreno por acreditar, en sus barbas le están metiendo goles.

Para el observador externo, la dinámica conducción gubernamental es loable, un gobernador todo terreno que no se está quieto en las vacaciones, los fines de semana o los días de guardar, y ahí están los resultados, obras públicas por todos los municipios, hospitales, caminos y rehabilitación de escuelas.

Y ahora, emprende quizás la más difícil de concretar de sus proyectivas de moralidad política; abatir la venta de droga y bebidas alcohólicas en todo tipo de expendios en esta ciudad capital. La primera de las cuestiones ha sido ineficaz, dado el monstruo de mil cabezas que representa el trasiego de enervantes y su venta al menudeo.

Cerraron los sitios tradicionales de las calles de Veracruz, Puebla con Bravo y Zaragoza, sus propietarios ganaron algunos amparos y otros gozando del manto protector de la policía del Ayuntamiento, se trasladaron cuatro cuadras al oriente, ahora prosigue junto a concomitante prostitución de todo género, la venta de droga en locales de las calles de Zacatecas, San Luis, Bravo y Zaragoza.

Empero el imponer rígidas reformas para detener a conductores de automotores con grados mínimos de alcoholemia y con la amenaza de altas e inusitadas multas, junto a la determinación del poder ejecutivo de limitar los permisos especiales de horas extraordinarias más allá de  las 2:30 horas del día, constituye un golpe fuerte a las finanzas del Ayuntamiento de Tepic, dado el pingüe negocio que realizan por conducto de la oficina de funcionamiento de negocios.

Por este rubro reciben millones de pesos mensuales, dineros que  a la fecha no son fiscalizados por la ASEN.

Esta medida, no es tan draconiana como la ley seca que implementó el tribuno Celso Delgado en su administración, pero la historia y la socio patología del mexicano, nos traerá la misma respuesta, ante la rigidez de la política anti alcohólica gubernamental, se genera la corrupción de los fiscales, y crecen como hongos en verano los sitios clandestinos nocturnos para la venta de alcohol en sus variadas presentaciones.

Será su venta más cara, como la que venden de continuo en el interior del Cereso “Venustiano Carranza” que genera pingües gananciales que solo el secretario Jorge Benito Rodríguez sabe su destino.

¿Tiene derecho un gobernador a imponer como moral pública el rígido código deontológico que alienta su propia persona…? Está en el universo de sus atribuciones, el promover el bien común de sus gobernados, de ahí su legítima intencionalidad de instrumentar duras medidas  para bajarle al consumo de bebidas espirituosas.

Estos son terrenos pantanosos; es una medida que de una u otra forma para una inmensa  parte de la ciudadanía es una intrusión a la libertad individual de decidir si toma o nó toma; el alcohólico tiene una imaginería inmensa para brincar todas las trabas que le pongan; y los negocios de entrega a domicilio seguirán siendo eficaces…

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