LA UAN EN SU LABERINTO

  • Reticencia a romper enclaves de poder

  • Urge la reforma interna del cuerpo de gobierno

La Universidad Autónoma de Nayarit se encuentra empantanada, a punto de tener un punto de inflexión, el rector anterior Ignacio Peña y la actual rectora Norma Liliana Galván Meza no han podido romper las inercias perniciosas de pasado reciente y por más acciones que lleva a cabo el gobernador Navarro Quintero y los apoyos de la SEP, la administración rectoral sigue en el labertinto de las indefiniciones.

La millonaria suma de adeudos con el fisco y de seguridad social alcanza la inaudita suma de seis mil millones de pesos; y el presupuesto que se le asigna es para el pago de su nómina, no tienen capacidad de maniobra para pagar deuda, a menos que hipotequen su futuro por lustros; no hay a la mano recursos para el pago de la millonaria deuda.

El compromiso obtenido por el gobernador con las autoridades centrales era el de bajar la nómina para obtener apoyos; sin embargo, Norma Liliana al parecer se encuentra inmersa en las presiones e impedimentos que le limitan su capacidad de maniobra; mientras prevalezca el esquema corporativo del gobierno interior, los cacicazgos sindicales (se incluye a la organización estudiantil en ello) se niegan a ver el fin de sus prebendas y beneficios que obtienen con el actual status quo.

 

 

Existen enormes paradojas en la UAN; tiene un exceso de burocracia, al acabar con los comisionados, se percatan que hay decenas, cientos de maestros sin clases, no hay alumnos, el caso extremo es la Unidad de Ingeniería Pesquera, tiene más maestros que alumnos, además de la comprobada corrupción y de utilizar los bienes de la Escuela para la comisión de ilícitos.

Toda lógica de reorganización del sistema interior implica la liquidación de cientos de plazas creadas sin autorización de la SEP, hace diez años eran setecientas, hoy, al parecer son más de mil; decenas de ellas pertenecen a los feunanos que se transformaron en catedráticos, sin merecimientos ni perfiles adecuados, solo por los convenios y arreglos con los otros sindicatos, liderados por el mayoritario Setuan, que aún con su patriarca privado de su libertad y sujeto a procesos penales, sigue imponiendo su ley en la base magisterial y trabajadora.

Existen irregularidades de este tipo que debieran haber sido denunciadas por el órgano interno de la UAN a cargo de Silvia Fabiola Pérez Parra, que no tiene –entre otras cosas- una verdadera auditoría de recursos humanos.

De los veinticuatro mil alumnos de la universidad, el cincuenta por ciento son de Bachillerato, y desde 2012 entró al modelo obligatorio del sistema federal, pero sin recurso alguno del gobierno de la república..! con este tipo de esquemas, cómo caraxxos pueden sanear la nómina, pagar las liquidaciones de los mil y tantas plazas creadas sin autorización de la SEP.

Tiene la UAN un exceso de burocracia, quitaron maestros sin clase y los mandan a nuevas oficinas y dependencias creadas al vapor que no sirven para los fines sustantivos de la casa de estudios; si Norma Liliana como señala Miguel Ángel se comprometió a reducir la nómina, quizás le faltó operación política para obtener los recursos necesarios para liquidar a todos los maestros innecesarios.

Apenas ha transcurrido el primer año de ejercicio de su rectorado; y la rectora tiene aún cinco años para modificar la estructura interna del gobierno de la UAN, debe desaparecer el Concejo General Universitario en su forma actual de integración; nada tienen que hacer ahí los estudiantes ni los trabajadores, no está en su naturaleza intervenir y decidir los destinos de la universidad, ello solo les corresponde a los catedráticos.

Este esquema corporativo es un arcaísmo puro; propio del siglo pasado. La exigencia es perentoria, el poder ejecutivo comprometido para sanear las instituciones del Estado puede resultar un aliado estratégico para apaciguar los intentos de oposición de estos enclaves caciquiles de estudiantes y trabajadores que tienen que salir del CGU.

Deben percatarse Norma Liliana y sus aliados que hoy, es el tiempo de los catedráticos; existe mucha inteligencia ahí en excelentes catedráticos, con capacidad y altura de miras para encabezar esta necesaria cruzada para que la UAN se despoje de sus amarras y fardosperniciosos que le impiden su cabal crecimiento hacia la excelencia académica.

Los amigos de dentro y de fuera del campus coinciden; falta operación política; que se atreva la rectora y encontrará solidaridad y apoyos de la sociedad y del gobierno, y ella puede erigirse como la rectora que se atrevió a romper estas cadenas de inequidad y corrupción en el manejo interior del gobierno de la –ahora maltrecha- Universidad de todos los nayaritas.


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