Por Luis Ignacio Palacios
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Gana el Congreso
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14 Ayuntamientos
Ante la descomunal diferencia en millones de votos que obtuvo la candidata presidencial oficialista en contra de la oposición, poco se ha dimensionado el resultado electoral en la entidad, el cual constituye –y hay que decirlo sin ambages- una hazaña del gobernador Miguel Ángel Navarro, dado los grados de dificultad por lo que tuvo que pasar para lograrlo.
Primero fue un largo jaloneo con Mario Delgado para tomar el partido Morena en sus manos, al percatarse que en los prolegómenos a las nominaciones electorales locales, la anterior dirigencia manejaba personajes que no eran afines al proyecto gubernamental.
Merced a la innegable condición partidaria que prevalecía, al tomar el partido para sí, con la inexperiencia política electoral de la nueva dirigente, con tan poco tiempo por delante para operar se le auguraba que no se obtendría la mayoría de Morena en el Congreso y que perdería unas diez o doce presidencias municipales, si acaso, tendría la primera minoría parlamentaria.
Empero, el operador de todo el proceso local, lo fue Miguel Ángel, acreditando que su estructura de tierra, permanece actuante, articulada y eficiente, todos aquellos trascendidos de una división en el “Juntos por Nayarit” no dejaron de ser eso, trascendidos sin sustento, demostrando una vez más el canon de la movilización electoral, las elecciones se ganan en tierra.
Tendrá 18 diputados y hasta le alcanza para uno o dos plurinominales, quedando una vez más como un gobierno consolidado.
Todo lo que se haya dicho por los analistas locales y la comentocracia, de que este gobierno en sus dos primeros años de ejercicio, abrió demasiados frentes en contra de gremios, sindicatos, UAN, emisarios del pasado y que por lo tanto las inconformidades latentes serían cobradas en la hora de los votos, he ahí el resultado, arrasa en las elecciones para el congreso y conserva las principales alcaldías, en dónde incluso el recién avencindado en Compostela, Ayón, gana, siendo que no trae nada consigo.
Se aprecia pues, que más que la marca Morena, el factor determinante del triunfo electoral en Nayarit, fue la atingencia con que Miguel Ángel movió sus piezas y encontró la coyuntura, el momento justo de dar su golpe de timón para tomar el partido y entregar buenas cuentas a la candidata presidencial y al mismo presidente de la república que le apoyó en sus lances sobre el partido y la conveniencia de que fuera operado por incondicionales del gobernante.
Todo gobernante, tiene la obligación política de contar con el congreso local, sobre todo en el tramo de su segundo trienio, ya que será este cuerpo legislativo quién le apruebe o rechace las cuentas públicas de su administración al fin de su mandato.
Miguel Ángel, con su peculiar estilo de gobernar, con un modelo de mando centralizado, autoritario, corriendo riesgos políticos y de gobernabilidad, deja para la posteridad el triunfo de este proceso electoral, demostrando fehacientemente que lo importante en el quehacer político gubernamental es la obtención de resultados.
Y ahí están, sin protestas post electorales.
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