El accidente de la aeronave donde viajaba la Presidenta de Tepic, Geraldine Ponce y su equipo de trabajo, se derivó a los vientos y las condiciones de falta de mantenimiento de la pista de la Mesa del Nayar, confirmaron las autoridades aeronáuticas.

El suceso ocurrió el sábado por la mañana, cuando el avión tipo Piper PA34 de matrícula XB-GDL y con capacidad para cinco personas, al aterrizar, los fuertes vientos que se presentaban y la falta de mantenimiento de la pista causaron que la aeronave cambiara su rumbo, golpeando un pequeño árbol con su ala izquierda y salirse de la pista, al momento del impacto la velocidad aproximada era de 60 nudos, lo que es 111 kilómetros por hora.

“Me tocó llevar a las autoridades aeronáuticas esta mañana al lugar del accidente. En mis años de piloto me hicieron ver que este accidente se derivó debido a los vientos y las condiciones de falta de mantenimiento en esa pista, que hizo que golpeara un ala con arbustos y lo escurcionara de la pista. Tuvieron mucha suerte en salir sin lesiones ya que la aeronave se perdió”, detalló Armando Ruiz, ex Director de Transporte y Servicios Aéreos del Gobierno de Nayarit

Asimismo, la Presidenta Geraldine Ponce relató todos los detalles de esa experiencia que vivieron en ese vuelo. “Uno de los peores momentos de mi vida, si no es que el peor hasta ahora” «Les comparto detalles acerca del percance que tuvimos ayer cuando me dirigía junto a mi equipo de trabajo a la sierra del Nayar. Uno de los peores momentos de mi vida, si no es que el peor hasta ahora.

Como les informé ayer, asistí a Jesús María a una Asamblea Regional para la elaboración del Plan de Justicia de los pueblos originarios de Nayarit, Durango y Jalisco. Ustedes saben que es muy común que quienes salimos de Tepic o de otros municipios rentemos una avioneta para llegar a la sierra; además, por la agenda y la cantidad de personas que íbamos, era más conveniente y barato trasladarnos así.

El plan de vuelo contemplaba aterrizar en la pista de Mesa del Nayar, que está en buen estado, pero tiene características particulares en su ubicación, pues se encuentra a la orilla de una meseta, con cerros y barrancos cerca.

Eran aproximadamente las 11 de la mañana cuando estábamos a punto de aterrizar. Fue la primera vez que nuestro piloto aterrizaba en esa pista, y también para mí y quienes me acompañaban. La avioneta no presentó fallas en ningún momento ni hubo problemas durante el vuelo, sólo durante el aterrizaje, ya que fue muy duro y al parecer con alta velocidad, además de afectado por las corrientes de aire. Esto provocó que después de golpear fuerte la pista, la avioneta brincara y después del segundo golpe en el suelo se perdió totalmente el control; el movimiento nos sacó de la pista y nos arrastró mientras chocábamos contra piedras y arbustos hasta que finalmente un árbol nos detuvo.

Mientras todo esto sucedía, nos protegimos para evitar golpearnos dentro, y ayudó mucho que todos teníamos el cinturón de seguridad, pero las sacudidas y los impactos nos causaron algunas lesiones a todos. En ese momento, lo único que le pedía a Dios era que todo se detuviera y que todos estuvieran bien… sólo pensaba “no es posible que esto esté pasando”.

Cuando por fin se detuvo la avioneta, gracias a ese árbol que se mantuvo fuerte, nos preguntamos todos si estábamos bien y después de eso bajamos rápidamente, nos dimos cuenta de que el combustible estaba tirándose e inmediatamente nos alejamos por el miedo a una explosión.

Lo primero que hice cuando esto pasó, fue agradecerle a Dios por habernos mantenido a todos, incluyendo al piloto, sanos y salvos, sin heridas, solo con algunas lesiones leves y el susto de nuestras vidas.

Continuamos con nuestra agenda de manera normal, en Jesús María y posteriormente en la comunidad de El Venado, municipio de Ruiz, acompañando a nuestro Gobernador para supervisar los avances de obra del Canal Centenario.

Al regresar a Tepic nos sacamos radiografías y afortunadamente sólo nos detectaron tensión a todos. A mí y al Director del IMPLAN también nos detectaron contracturas en el cuello, por lo que estaremos usando collarín durante diez días, además de tomando desinflamatorios y relajantes musculares.

Hoy vuelvo a confirmar: Dios es muy grande y nos da lecciones muy importantes en nuestras vidas, que con mucho gusto recibo para seguir aprendiendo y cumpliendo el propósito que me ha dado.

Les agradezco infinitamente a todos y todas por su preocupación, solidaridad y ánimos que nos dan, seguiremos siempre adelante con una sonrisa y con las ganas de seguir transformando a Tepic, a Nayarit y a México entero».