(Parafraseando a Rob Riemen)*
Embustero por excelencia, presuntuoso por antonomasia, cicatero y gorrón hasta la ignominia; el divo “Quiqueto” es el divertimiento de los hombres del poder; asume que conoce y está enterado de vida, milagros y secretos de políticos, esposas de, amasias, chicas y chicos de alquiler. Él es kitsch..!
Quiqueto tiene el poder del kitsch, que reside en lo engañoso del término, ya que pretende ser un fenómeno inocente, una simple manifestación de mal gusto o de arte sentimental. En el momento en que se deja caer el velo, se revela la verdadera naturaleza del kitsch y nos encontramos frente a una expresión cultural carente de cualquier moral universal o valores espirituales. Ése es Enrique Hernández Quintero.
En el fondo, como la cultura kitsch es, sin lugar a dudas, absurda, sin embargo, se esconde detrás del culto, por no decir idolatría, de servir a sus instintos y deseos más básicos.
Quiqueto está desprovisto de todo valor espiritual, el materialismo es llamado a llenar el vacío, lo que implica que su identidad humana ya no se basa en quién soy sino en qué tengo. La compulsión por tener y comprar, (y presumir) como una mera manifestación de la avaricia, se sustituye por el anhelo de lograr una personalidad que se pueda presumir a tantas personas como sea posible, con la esperanza y expectativa de agradarles.
Es así como la vida intelectual deja de ser relevante, pues se trata de sentirse bien, y todos se sienten en su mejor versión cuando todo es lindo y, por ende, agradable. El grado de deleite se convertirá en la medida absoluta de todas nuestras experiencias
Dentro de la sociedad del kitsch, donde Quiqueto es oficiante, el deseo de riqueza y poder junto con la satisfacción inmediata son comportamientos normalizados. De ahí que sea un activo presuntuoso de la política palaciega del gobernador Toño Echevarría, se emerge como operador de políticas públicas directas del gobernador, sin contar desde luego que tiene una incapacidad intelectual y profesional mayúscula para ser rector de eso que se llama Universidad Politécnica de Nayarit.
Es metiche, provocador y cobarde, el sujeto que habla y actúa y opera a nombre del gobernador Toño Echevarría y del secretario Jorge Aníbal Montenegro.
DOS ANÉCDOTAS
Uno.- En el cuarto año del gobernador Echevarría Domínguez, en un restaurante de postín, frente a mi mesa, comía solo un personaje, desconocido para el escriba, sin ser invitado llega Quiqueto a mi mesa y me dice con ese airecito de que se las sabe de todas todas: “mire ticher, ése señor es el prestanombres de Toñito, a través de él, vende todas las despensas al DIF estatal…” le digo ¿y…? contesta el aludido, “bueno, como usted es periodista de opinión, pensé que debe conocer como hace negocios la familia del gobernador….”.
Finalmente le contesté, te equivocaste de mesa, yo no soy periodista carroñero.
Dos.- Cumplía años mi bella genio –Gricela Villa- el gobernador Antonio Echevarría Domínguez, le ofreció en su casa una cena, él, con su esposa Martha, sus hijos, nuera, yernos.., mi bella genio me incluyó en los cinco invitados que hizo; con Jorge Aníbal, se coló el Quiqueto, nadie lo había invitado.
En ésos días el diario de alcantarilla publicaba unos textos y fotos de chicas con el gobernador de entonces, le reclamaban dinero y promesas no cumplidas; la sintaxis de los textos de marras eran conocidas, eran del colado en esa cena.
Enfrente del escriba estaba el hoy gobernador, le dije “Toño, conoces la palabra perversidad…?” me dijo sí claro, y le digo, señalando con mi dedo al Quiqueto que se coló a la cena de Gricela Villa; “éste cabrón personifica la palabra, conócelo y cuídate de él…”
Toño Tello, bajo la mesa, con su celular me pide por mensaje “ya no chingues al Quiqueto, por favor..”
Este sinvergüenza, redactaba dicterios en contra del gobernante y no tuvo empacho de colarse a una cena exclusiva, y ahí hacerse el chistoso, Jorge Aníbal fue el responsable de haberlo llevado sin ser invitado.
COLOFÓN
En esa cena, con la música del trío a unos cuantos metros, a la hora de servir los bifes, -fueron churrascos- el bigotón se levanta y me dice “espérate Palacios, te tengo un regalo..” tarda unos minutos y regresa con un exquisito tinto portugués, al dármelo me dice: “cuando me dijeron de sus cualidades, me dije, éste vino es para Palacios…”, lo agradecí, me serví una generosa copa, lo probé y le dí mi opinión al gobernante: exquisito Toño, exquisito..!
Y el Quiqueto por un lado, con una voz meliflua le dice: “oiga señor gobernador, podemos aspirar a probar ese exquisito vino…” a lo que el bigotón le dijo: “Enrique, tu eres una garganta aventurera, toma del que está en la mesa….”
Ése es el tipejo que hoy, habla, ataca periodistas y opera medios en nombre de Toño Echevarría García; por eso les va como les ha ido… la cultura kitsch pues.
(*) la introducción pertenece a un artículo publicado en El País.
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