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Obsoletos métodos de acción política
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Un nuevo concepto y práctica del quehacer sindical
Herederos del Estado corporativo, en México los sindicatos han visto quedar atrás sus mejores días, en que uncidos con el gobierno en turno representaron un instrumento de acción política del partido en el poder, el largo milenio del PRI dejó muchas obsolescencias, entre otros, las relaciones de los gobiernos de la alternancia con los sindicatos de burócratas y otras organizaciones que le daban sustento.
Nacieron en Europa en la segunda revolución industrial, sus objetivos eran la defensa de los derechos del trabajador, lucharon por mejores salarios, menor desigualdad salarial, mayores prestaciones, mayor capacitación y mayor productividad; sin embargo se convirtieron en auténticos burgueses sus liderazgos estratificados.
Ejemplos existen en demasía, Fidel Velázquez y la CTM; Joaquín Hernández Galicia “la Quina” y el Sindicato de Petroleros; Carlos Jonguitud y el SNTE, lo mismo con Elba Esther Gordillo; Francisco Hernández Juárez en el sindicato de TelMex y otros etcéteras.
A nivel estatal se replicaba el mismo esquema de líderes que se convirtieron en los caciques sindicales, constituyendo verdaderos enclaves de poder en las administraciones públicas, estatales y municipales; hasta que llegó la alternancia al poder, que trajo nuevas políticas e impuso modificaciones sustantivas a los contratos colectivos.
En Nayarit, como otras muchas cuestiones se encontraba muy retrasado en estos menesteres para reordenar sus relaciones con los sindicatos de burócratas, el largo cacicazgo de Águeda Galicia desde hace dos administraciones gubernamentales inició el fin de sus pretensiones corporativas; se terminaron los acuerdos oscuros, se creó una legislación burocrática y con la llegada de Miguel Ángel Navarro Quintero, se sentaron las bases para que el sindicalismo de burócratas debe ceñirse al marco legal.
Y quien haya cometido actos con apariencia de delito, debe responder por ello. Este el sentido de las actuales circunstancias que prevalecen en el gobierno estatal con las dirigencias sindicales, dado que se ha repetido hasta la saciedad, que se siguen respetando los derechos adquiridos de los trabajadores; los intereses espúreos de los líderes son los que están en la picota del descrédito y que serán materia de juicios penales.
Es de todos conocido la falta de empatía que tiene el trabajador sindicalizado para cumplir con sus responsabilidades; en los paros locos las funciones sustantivas de la administración pública no se detienen, son los empleados de contrato quienes sacan la chamba; demostrando que los sindicalizados son un verdadero lastre y una sangría para el erario.
Con la evolución del Estado mexicano, en un nuevo escenario de reformas que pretenden un mejor marco de derecho para el crecimiento y desarrollo tanto económico como social y político, a Nayarit y a México entero de hace falta un nuevo sindicalismo, que se enfoque a terminar las componendas ocultas, el aprovechamiento ilícito de los recursos públicos y en una verdadera capacitación para el trabajo acorde con los nuevos sistemas de la era digital.
Se impone redimensionar las relaciones de burócratas y entidades de gobierno, acabar con los inauditos privilegios que los han hecho trabajadores de excepción con infinidad de prestaciones que ofenden al trabajador de las empresas privadas; el gobierno de Navarro Quintero lleva a cabo la más grande cruzada que se haya dado en la entidad para lograr un nuevo clima de entendimientos.
Las acciones institucionales están dadas, hemos visto a la fecha, la inepcia, ignorancia y mala fe de liderazgos, tiempo es, de que las bases hagan expresión de todas las inconformidades soterradas que se han acrecentado con el descubrimiento de las enormes riquezas que se han obtenido al amparo del Sutsem.
Ya es tiempo…
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