EL LEGADO

Por Francisco Javier Rivera Casillas

Todo lo que inicia tiene un fin. Verdad irrefutable que aplica en la vida cotidiana y evidentemente a todos los servidores públicos en el ejercicio de un cargo.

La pregunta es ¿qué dejaremos o aportaremos al concluir nuestra responsabilidad al margen del simple cumplimiento de las obligaciones que nos impone la ley?

Se trata de darle un valor agregado a la función que desempeñamos, de contribuir y corresponderle a la sociedad con resultados más allá de los ordinarios y que hagan diferencia en el quehacer público.En efecto, dependiendo de la naturaleza del servicio público, serán las variables para evidenciar el valor agregado que ofrecimos en el desempeño del cargo.

Ordinariamente la opinión pública registra la labor y desempeño del Gobernador en turno; sin embargo, si consideramos que legisladores, presidentes municipales, regidores, síndicos y magistrados son la primera linea del gobierno en su conjunto, la lógica para exigir resultados del quehacer público debe ser de mayor cobertura.

En particular quiero referirme a la honrosa y grande responsabilidad de ser Magistrado.

En una mirada al pasado debemos preguntarnos, ¿qué evolución cualitativa y de verdadero fondo registra la historia reciente de la judicatura nayarita?

Los justiciables, la academia y el foro jurídico tendrán la más atinada respuesta.

En mi opinión, el Poder Judicial requiere de una refundación en su diseño organizacional que venga a transformar su estructura y con ello el funcionamiento de su vida interna.

Desde mi óptica, el dinamismo social camina más de prisa que la respuesta de las instituciones públicas y la judicatura no es la excepción.

Pero no se trata simplemente de ser un espectador, se trata de proponer y ejecutar acciones concretas.

De los variados problemas que enfrenta la administración de justicia, hay uno en particular que representa ser el punto de partida si queremos aspirar a un Poder Judicial moderno y eficiente. Me refiero a la organización y orden.

La organización y orden cobran relevancia, si partimos de la siguiente realidad.

El alto número de expedientes que se tramitan en materia civil, mercantil y penal, destacando la materia familiar por su elevado volumen e impacto en el tejido social.

Aunado a ello, debemos considerar el surgimiento de nuevas competencias como la reciente en materia laboral, y desde luego el desafío vigente para seguir consolidando la oralidad penal y en un futuro cercano la implementación de la oralidad civil y familiar.

Esta realidad propicia mayor exigencia social para que la institución responsable de administrar justicia responda con prontitud y sobre todo con eficiencia.Es por ello, que resulta inaplazable una refundación interna cuyo eje principal sea la implementación de un modelo o sistema de gestión de calidad.



Sistema de gestión de calidad, que se traducirá en una forma más eficiente y eficaz en la organización de las funciones operativas de los juzgados de primera instancia y las salas de apelación del Poder Judicial de Nayarit.

Con la implementación de una gestión de calidad en la tramitación de los procesos legales, se erradicará la anarquía e improvisación, flagelos que son producto de la ausencia de métodos de trabajo y modelos de organización eficientes.

Si aspiramos a sentencias de mayor calidad y sobre todo emitidas en un tiempo razonable, iniciemos por el principio. La organización y el orden.

El desafío es lograr un Poder Judicial moderno y eficiente. Un modelo de gestión de calidad es la solución.

Construyamos el legado!


*Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Poder Judicial de Nayarit.