Si algo tenemos que destacar contra todo tipo de dicterios y ofensas lanzadas por los medios y comentaristas alineados a la lideresa Agueda Galicia, del aún edil de Tepic, el ingeniero Héctor González Curiel, es, su enorme capacidad de tolerancia, aguante dirían los puristas, para soportar toda la andanada de acciones extra legales y otras ilegales que han protagonizado los burócratas que laboran en el Ayuntamiento, quienes son víctimas y victimarios de doña Agueda, en ese enfermizo afán de doblegar las instituciones públicas de la entidad.
Insisto, para juzgar una administración de gobierno, para criticar a quién preside el Ayuntamiento de Tepic, es menester, recordar el estado desastroso en que lo recibió; las deudas acumuladas de todas las administraciones precedentes, tarde que temprano tenían que hacer tronar a la comuna, y al “Toro” le tocó la difícil situación que afrontar la quiebra técnica, financiera, administrativa y las delirantes acciones exorbitantes de un sindicato cuyos apetitos son inacabados, por demandas inadmisibles jurídica, política y financieramente.
Destacamos hoy, al final de su mandato, que en tres años de gobierno, pocos momentos de paz y de tranquilidad política tuvo; nos demostró talento administrador, capacidad política para saberse aguantar y no violentar políticamente su precaria condición, guardó silencio ante los dicterios y nadie le hubiera criticado si en los momentos de delirio, hubiera declarado de manera puntual, los orígenes de los adeudos y desaguisados que hoy persigue obtusamente el sindicato de burócratas, quienes le demostraron a la sociedad, que son hoy un lastre de toda administración pública.
Los acuerdos de reestructuración financiera le funcionaron en el primer año de su gobierno municipal, pero ante la cerrazón del sindicato, el no haber seguido el proceso jurídico de reordenar el contrato suscrito con el sindicato para abatir las demandas arcaicas e imposible de cumplir, le dieron al traste con un excelente programa de sanear las finanzas municipales. Pese a ello, con empréstitos de última hora, que sin duda va a afectar las participaciones federales, a los rijosos empleados municipales les fueron pagados sus salarios, luego de varios días de paro loco.
La ciudadanía ha sufrido por la intermitencia de la prestación de servicios públicos, la recolección de basura, los policías municipales en paro, deudas a la CFE, y ante la ausencia de burócratas, suspensión de las funciones sustantivas en las oficinas del Ayuntamiento; ante todo esto, la gente ordinaria como los empleados desleales, únicamente focalizan la responsabilidad en el ingeniero Héctor Gon-Curi. Lo cual, sin duda, es un soberano contrasentido, lejos de ser el victimario de los empleados y de la finanzas municipales, el “Toro” es la víctima propiciatoria de la incomprensión de una sociedad y un régimen absurdo de irresponsabilidades mayúsculas de quienes le precedieron como ediles en el municipio.
Podemos calificar que ha sido leal con su partido y con su amigo el gobernador Roberto Sandoval.
EL FUTURO QUE VIENE
Hoy, Ayuntamiento priísta entrega la administración a un panista, quién requirió de la alianza con el Prd para presentar una opción electoral viable, que fue instrumento del enojo, del voto del odio en contra del régimen, las elecciones fueron plebiscitarias en la ciudad capital, y Polo Domínguez, fue el beneficiario de tal condición, ahora será el depositario de todas las molestias colectivas y de la precaria confianza de una ciudadanía que está dubitativa, será quién reciba las insatisfacciones ciudadanas, y obvio, la exigencia natural que le propicia su llegada al gobierno municipal de la ciudad capital.
¿Es el triunfo electoral de la derecha- mezclada con eso que se dice ser la izquierda- la expresión conjunta de una voluntad de cambio..? es difícil decir que sí; empero, sabemos que tenemos una sociedad medrosa y convenenciera, que poco o nada demuestra participación con su primera autoridad ante el panorama de excepción que padecimos en estos días de paro loco de los burócratas, de ahí el por qué los partidos llevan al gobierno no a los mejores productos sociales, sino a aquellos que les garantizan obediencia y sumisión absoluta, los hombres y mujeres que nos gobiernan no son los mejores.
¿Qué requerimos para iniciar una nueva etapa de las administraciones municipales..? que se transformen las estructuras normativas y se termine el arcaísmo de una burocracia que no se ha percatado que su cultura del agandalle, es una historia ya ida, todo ha cambiado, la sociedad, las normas que rigen el Estado de derecho, la administración pública, menos ellos, que quieren imponer su cultura y modos de vida del siglo pasado, cuando el Estado requería de sus organizaciones en el esquema corporativista.-
Recuerdo la primera reunión que hace tres años tuvo el gobernador Roberto Sandoval con los integrantes de la legislatura XXX, con el impacto de haber concocido a cabalidad todas las herencias malditas que el dejó el sátrapa de la Mololoa, les pidió que “por favor” trataran de hacer leyes para evitar las basificaciones masivas de burócratas sin antes haber contado con el respaldo y estudios financieros que le fueran posibles, que el estado actual de cosas, iban a “tronar las administraciones de los municipios y del gobierno del Estado..”
Armando García y diputados que le acompañaron, no hicieron lo conducente, no hubo seguimiento de aquella expresión del gobernante, ahora, ya no hay de otra, le corresponde al diputado Segura y sus noveles políticos que le acompañan en esta nueva aventura legislativa, entender cabalmente que el sindicalismo como el que se tiene en la entidad, debe desaparecer.
Se deben sentar las bases que obliguen a todos los cabildos, incluyendo a sus convenencieros regidores, que es imperioso volver al origen del Ayuntamiento, la primera entidad de gobierno, que debe atender adecuadamente a los ciudadanos, no ser lastre ni pasto de burócratas ayunos de emoción social, que han tomado a las finanzas municipales como su madre nutricia permanente, necios, sordos y obcecados en permanecer en un esquema arcaico y políticamente inviable.
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