El papa Francisco se refirió este lunes a la sangrienta invasión de Rusia sobre territorio ucraniano y habló sobre la “crueldad” que llevan adelante las tropas invasoras de Vladimir Putin y subrayó que los máximos criminales en la contienda son “chechenos y buriatos”.
“Cuando hablo de Ucrania, hablo de un pueblo martirizado. Si hay un pueblo martirizado, hay alguien que lo martiriza”, señaló el Pontífice.
En una extensa conversación con los representantes de la edición de America Magazine, Francisco remarcó: “Cuando hablo de Ucrania, hablo de la crueldad porque tengo mucha información sobre la crueldad de las tropas que entran. En general, los más crueles son quizás los que son de Rusia pero no son de la tradición rusa, como los chechenos, los buriatos, etc”. Los buriatos son aquellos rusos que pertenecen a la región de Siberia y los que más han sido reclutado por el ejército ruso.
“Ciertamente, quien invade es el Estado ruso. Esto está muy claro. A veces intento no especificar para no ofender y más bien condenar en general, aunque se sabe bien a quién estoy condenando. No es necesario que ponga nombre y apellidos”, dijo el Papa al ser consultado por la publicación jesuita.
Además, el jefe de estado vaticano indicó que realiza permanentes gestiones diplomáticas ante autoridades tanto rusas como ucranianas para intentar reencontrar un camino de paz. “El segundo día de la guerra, fui a la embajada rusa (ante el Vaticano), un gesto inusual porque el Papa nunca va a una embajada. Y allí le dije al embajador que le dijera a Putin que estaba dispuesto a viajar a condición de que me permitiera una pequeña ventana para negociar. Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de alto nivel, me contestó con una carta muy bonita de la que entendí que por el momento no era necesario”.
El Papa también se dio tiempo a aclarar por qué no suele nombrar a Putin en sus referencias a la guerra en Ucrania, un punto por el cual ha sido ampliamente criticado. “¿Por qué no nombro a Putin? Porque no es necesario; ya se sabe. Sin embargo, a veces la gente se aferra a un detalle. Todo el mundo conoce mi postura, con Putin o sin Putin, sin nombrarlo”.
Incluso, Francisco se permitió recordar que por estos días se cumplirá un aniversario de una de las escenas más dramáticas del último siglo: el genocidio contra los ucranianos cometido por Joseph Stalin, conocido bajo el nombre de Holodomor en 1932 y 1933. “Y quiero mencionar que en estos días se cumple el aniversario del Holodomor, el genocidio que Stalin cometió contra los ucranianos. Creo que es oportuno mencionarlo como antecedente histórico de (este) conflicto. La posición de la Santa Sede es buscar la paz y buscar un entendimiento. La diplomacia de la Santa Sede va en esta dirección y, por supuesto, siempre está dispuesta a mediar”.
China y el diálogo
En otro tramo de la entrevista, el Papa se refirió a la cuestionada relación del Vaticano con el régimen de Beijing que persigue a católicos hasta el punto de encarcelar a varios de sus representantes. Francisco considera que “no es problema de hablar o silencio. Esa no es la realidad. La realidad es dialogar o no dialogar. Y uno dialoga hasta el punto que se puede”.
“Con China yo he optado por la vía del diálogo. Es lento, tiene sus fracasos, tiene sus éxitos, pero no encuentro otra vía. Y esto quiero subrayarlo: el pueblo chino es un pueblo de gran sabiduría y que merece mis respetos y mi admiración, chapeu. Y por eso trato de dialogar, porque no es que vamos a conquistar gente, no. Hay cristianos ahí, hay que cuidarlos, que sean buenos chinos y buenos cristianos. El diálogo siempre abre puertas, siempre”, concluyó.
El aborto
Al ser consultado sobre la politización del aborto en Estados Unidos -a partir del fallo de la Corte Suprema sobre Roe vs Wade- y sobre si los obispos deben darle prioridad al tema en relación con otras cuestiones de justicia social, Francisco fue enfático: “En cualquier libro de embriología se dice que un poco antes del mes de la concepción ya están delineados los órganos en el feto chiquitito y el ADN. Antes que la madre se dé cuenta. Por tanto, es un ser humano vivo. No digo una persona, porque se discute eso, pero un ser humano. Y me hago dos preguntas. ¿Es justo eliminar un ser humano para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.
Para el Pontífice, “el problema es cuando esta realidad de matar a un ser humano se transforma en un problema político. O cuando un pastor de la iglesia entra en una categorización política. Cada vez que un problema pierde pastoralidad, ese problema se transforma en un problema político. Y pasa a ser más político que pastoral. O sea, no dejemos que nadie se apropie de esa verdad que es universal. No es de tal partido o de tal otro. Es universal. Cuando yo veo que un problema como este, que es un crimen, adquiere una intensidad fuertemente política, yo digo, ahí falta pastoralidad en el modo de abordar ese problema. Sea en este problema del aborto como en otros problemas, no hay que perder de vista la pastoralidad: un obispo es un pastor, una diócesis es el santo pueblo fiel de Dios con su pastor. No podemos tratarlo como si fuera una cosa civil”.