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Sale la diputada Alba Cristal Espinoza
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Entra Nataly Tiscareño
No es la primera vez que sucede en la historia del Congreso del Estado; durante el gobierno del coronel Rogelio Flores Curiel -1976 a 1981- en ocasión de la renovación de los diputados federales, a la sazón, el diputado presidente del Congreso era Liberato Montenegro Villa.
El coronel con su ortodoxia política propuso a sus candidatos y uno de ellos, el que era entonces del Distrito primero, siendo profe, no le gustó a Liberato quien malvalorando su personal importancia política le jugó las contras al gobernador, haciendo paros locos en el ITT y en algunas escuelas de Tepic.
Don Rogelio llamó a Emilio “eme” González y le dijo, “hermano, ay te encargo este asunto, por favor lo resuelves…”
Esa noche, Sigfrido Hernández de la Torre, Abogado cercano al también entonces diputado local Rigoberto Ochoa redactó el acta y los oficios correspondientes para la Gran comisión de la Cámara de Diputados local; luego con agentes de la policía judicial, fueron a las casas de todos los diputados y firmaron el acta, en ella se acordaba el cambio de coordinador de la bancada mayoritaria que era del PRI, y por ende conforme al reglamento interior, presidente de la Gran comisión y del congreso.
A la mañana siguiente, el “Piro” fungía ya como oficial mayor; llega Liberato y le pregunta “¿Qué chingados haces aquí..?” a lo que Sigfrido le entrega el oficio de su defenestración, la copia del nombramiento de Rigoberto como quien lo suple y el libro de actas para que lo firme.
Liberato sorprendido lee los papeles, los estruja y se los avienta al “Piro” con un sonoro “chínguen a su madre…!” retirándose del congreso para ya no volver a su curul.
Ignoramos en este espacio si la diputada Alba Cristal Espinoza, conoce la historia política del poder que presidía, de lo contrario hubiera colegido que ningún presidente del Congreso por muy poderoso que se considere, le puede dar las contras al gobernador del Estado.
Se conjugaron diferentes factores que desembocaron en su inopinada salida; hoy, es el tiempo de la operación política, la de deveras, la de la lucha por el poder, por mantenerse y por reproducirse y quizás cometió el pecado mayor de un político, el no tener la temperanza suficiente para percatarse de sus verdaderas fortalezas y de sus evidentes debilidades.
Queda para la historia política su singular protagonismo, su gusto por los reflectores y su eficacia como la primera líder del congreso local en manos de una mujer.
Los diputados de Morena, el día de ayer, en el dilatado proceso de darle racionalidad jurídica a la sustitución de Alba Cristal y la llegada de Nataly Tiscareño, supieron guardar las formas, incluso el diputado Luis Enrique Miramontes que suspiraba por la suplencia, supo conducir los trabajos de la sesión como eficaz presidente de la mesa directiva.
Patético se vió el diputado Héctor Santana queriendo explicar lo inexplicable al acreditar su profesión de lealtad para Alba Cristal y quizás ya sabe que no podrá ser candidato a la presidencia de Badeba, ya que conforme a las reglas de Morena, la candidatura le corresponderá a una mujer.
Le resta a la diputada Tiscareño acreditar el oficio político y armonizar los intereses que se debaten al interior del congreso, demostrando que la fuerza política que le respalda tiene capacidad para formalizar acuerdos con el poder hegemónico del gobernador Miguel Ángel Navarro.
Este cambio, es el preludio de los procelosos tiempos políticos que se avecinan con la renovación de los Ayuntamientos y el congreso del Estado; y como advertencia a los políticos en la contienda, que deben de contar con excelentes herramientas para la operación política en tiempos electorales.
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