- La «nueva realidad» impone nuevos roles a los Abogados litigantes
- Poder judicial y justiciables sujetos de procedimientos de conciliación
Es un tema que ahí está en todos los litigios, sean civiles, penales, familiares o mercantiles; en las primeras actuaciones, los jueces como norma les informan a las partes que pueden iniciar un procedimiento de conciliación, o la mediación para buscar un arreglo de la contienda judicial y terminar anticipadamente el juicio; sin embargo, pocos Abogados patronos reparamos en ello y muy pocos aún, le decimos a nuestros clientes que es posible un mecanismo de esta naturaleza.
Desde hace añales, existe un dicho que se generó en el medio judicial, “más vale un mal arreglo que un buen pleito..”
Ahora que tenemos los efectos de la pandemia del covid-19, vamos a salir a una sociedad que nunca volverá a ser la misma, esa que dejamos en las primeras semanas del mes de marzo pasado; y el gremio de los Abogados litigantes y los funcionarios judiciales, hemos de adaptarnos a la voz de yá, a esta nueva realidad.
Tenemos que considerar seriamente las alternativas como la conciliación, la mediación y el arbitraje para terminar con los juicios y además abatir la saturación y el rezago de los tribunales; y para lograrlo requerimos educar a nuestros clientes, señalarles que un litigio nunca será una buena opción, pues sus victorias son pírricas, o sea que ganando, pierden.
Quizás muchos cofrades dirán que esto es un anatema, si les hablamos así a los clientes, que belicosos llegan a contratar nuestros servicios, pues se van y buscan otro..!
Es necesario decirles a los clientes, a todos, de que el mejor litigio es el que no se tiene. Y aprender todos, Abogados postulantes, jueces y magistrados, que como dice la vieja conseja de los chinos, los litigios son como las guerras: deben ser el último recurso disponible para solucionar un conflicto legal.
Nadie como los abogados postulantes conocemos perfectamente la complejidad y la incertidumbre de cómo van a resultar los litigios, hoy que vemos a la jurisprudencia mexicana enloquecedora y en muchos casos ininteligible; por otro lado, sabemos que un juicio en México en realidad conlleva dos: uno en el que ganas y otro en el que ejecutas la sentencia.
Les pongo un ejemplo, hace un poco más de dos años, un heredero de una conocida familia de empresarios, me contrató para terminar un juicio que tenía ya 18 años..! un procedimiento de desmancomunización de una propiedad heredada en mancomún y proindiviso; los once tomos del expediente tienen 3 mil y tantas páginas.
Ya que le encontré el hilo del problema, que radicaba en el necedad e ignorancia de la ley de un par de copropietarios empecinados en torcer el derecho; les propuse un convenio para terminar el juicio; nadie lo quiso, llevamos entonces a un tercer perito para ilustrarle al juez civil un mecanismo equitativo de la desmancomunización.
Estamos hablando de una propiedad de muchas decenas de millones de pesos; vino la resolución y tal cual, se establecieron las reglas para distribuir la copropiedad, tal y como se los propuse hace dos años.
Entonces, ¿por qué mejor no negociar, transigir, mediar, construir acuerdos por encima de hacer un pleito eterno? Por qué así es la gente, cuando hay dinero –y mucho- de por medio, no les importa familia, lazos de sangre o un pasado común, se debaten en la ambición y sin pudor alguno llegan incluso a violentar el marco legal. Destacados Abogados y Notarios públicos han sido cómplices y artífices de graves acciones delincuenciales en casos de esta naturaleza.
Es un problema de cultura y de la idiosincrasia del mexicano.
El Nuevo Sistema Penal de Corte Acusatorio, le advierte un especial interés a la mediación; se ahí que pase a ser considerado viable en materias civil, familiar o mercantil; y sin embargo, la verdadera aplicación será posible sólo si los abogados postulantes y los agentes del Ministerio Público valoramos esta posibilidad como un deber de conciencia.
México tiene ya una fortaleza en cultura jurídica; considero que debe ser fuente de inspiración y de reflexión para explorar caminos de diálogo y convergencia. Superando la frialdad de la mera legalidad, frecuentemente incomprensible para el ciudadano y para el justiciable en particular; podemos evitar romper la vinculación natural entre Derecho y justicia, entre Derecho y ética profesional.
Debemos apreciar ésta otra vertiente, el espíritu de lucha característico del abogado debe manifestarse únicamente en aquellos casos en que el acuerdo sea imposible, luego de muchos esfuerzos por conseguirlo para que las partes se arreglen.
En el esfuerzo intelectual, con el estudio que realizamos al iniciar un caso, podemos ponderar aplicar la imaginación en la búsqueda de soluciones creativas que el mismo análisis jurídico del caso. La experiencia nos lo dice, al pretender resolver un conflicto legal aplicando estrictamente el Derecho no es lo más acertado..!
Nos encontramos con un defecto jurídico al razonar solo en teorías al tratar un caso dado que frecuentemente se dificulta la posibilidad de conseguir la solución del conflicto por la vía de la conciliación. Tenemos que explorar la psique de los clientes, entender su entorno y su media cultural, aplicando conocimientos de sociología y psicopatología.
Este es uno de los tópicos que hemos tratado con el magistrado presidente Ismael González Parra, y otros dilectos amigos que integran el TSJ como togados; se tiene que encontrar un marco jurídico referencial para que los mecanismos de conciliación o mediación se utilicen como norma, antes de desatar el movimiento del derecho judicial, será un interesante proceso de información y formación para Abogados litigantes y justiciables.
He conocido a varios abogados que actúan bajo el influjo de la soberbia, se sienten muy chingones y su conducta causa estragos en los conflictos; es menester fomentar la cultura de la transacción que tanta falta le hace a nuestro sistema de administración de justicia. Recordemos que una larga contienda legal también es fuente de violencia intrafamiliar.
Tenemos que considerar cambiar de piel a la abogacía moderna, que como la medicina, se va haciendo cada día más preventiva que correctiva; estoy seguro que muchas personas ya no quieren largos litigios como único camino para resolver sus conflictos legales.
En una nueva realidad, tenemos que echarle seso a los problemas que atendamos, recordando la filosofía subyacente en el ejercicio profesional, de buscar el principio de la justicia conforme al viejo adagio que se le atribuye al jurista romano Ulpiano “darle a cada uno lo que le es suyo o le pertenece”
Porque los clientes quieren una solución que armonice y resuelva sus dificultades, no quieren sentencias imposibles de ejecutar. A darle pues…!
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