MADRE MUERTE

Hace algunas décadas, con este mismo título de la columneja, una investigadora francesa publicó su tesis doctoral; el ensayo fue producto de su visita a dos entidades que en el siglo pasado, la violencia en zonas rurales era consustancial, ocurría de manera natural, Oaxaca y Guerrero, recuerdo algo de sus tesis;  concebía al delincuente como una suerte de “entidad patológica” ante la cual la sociedad organizada en base a los inmutables valores que debía preservar a toda costa, debía actuar a fin de encontrar las razones de la patología.

Existen reminicencias culturales de nuestros pueblos amerígenas; la violencia, la muerte era parte inherente al modelo de vida; estos pueblos eran guerreros permanentes y se educaba para ello, morir en batalla era un honor y su religión como muchas otras de la tierra, glorificaba el hecho.

Valga este introito para comentar el ciclo de violencia que desde hace semanas se reanudó en la entidad y en Tepic y sus zonas circunvecinas; sin ser especialista en el tema, el escriba que busca explicaciones de todos los fenómenos sociales, colige que el narcotráfico en México, como en todo el mundo civilizado es ya, un factor de poder; los sociólogos le han denominado pudorosamente, “poderes fácticos”, que desde luego existen en nuestra pequeña babilonia llamada Nayarit.

Era invariable, a cada fin de sexenio la violencia se recrudece, en el siglo pasado, eran robos de ganado, asaltos a productores, despuntaba por el acotamiento del gobernante que se va y las indecisiones e imposibilidades del que llega.

Nayarit, es un importante territorio para el trasiego de las drogas, como parte de sus zonas de paso, y el control del mercado local, que a la luz de sus gananciales, no es nada despreciable, lo que generan los narcoadictos de Tepic, son cifras millonarias.

Como en otros rubros, estamos en medio de las entidades en cuyo territorio conviven los grandes varones de la delincuencia, Jalisco, Sinaloa, Durango; el gobierno del Estado, con Roberto Sandoval aplicó una política de contención, el artífice del modelo fue Edgar Veytia, ahora vilipendiado por esa extraña e inverosímil acusación que tiene en la corte de New York.

Los municipios del sur, ya tienen presencia de la organización líder de Jalisco y los del norte, de los grupos que siguen en pugna por dominar en Sinaloa; sin el fiscal de hierro y en la etapa de transición gubernamental, las bandas locales que se alinean con quien viene a dominar la plaza, pelean por su sobrevivencia; esto es, me dicen, la causa de las desapariciones de tiradores y halcones, los mensajes que dejan en los cadáveres, hablan por sí solos.

SON FACTOR DE PODER

El narcotráfico es un factor de poder en México, de una u otra forma interviene para lograr equilibrios en el ejercicio del poder y en la estabilidad social; el fenómeno de la violencia que hoy sucede va a descender cuando el próximo gobernador entronice su hegemonía y establezca su modelo de contención o convivencia con esta industria.

Mientras aquí se matan entre sí los mexicanos, en EEUU cada día son más los Estados que legalizan la producción y comercialización de la marihuana; y se hacen de la vista gorda con el consumo de las drogas duras; en México la criminalidad en toda su complejidad y la pena en cuanto reacción  social, en sus orígenes, evolución y significación y en sus relaciones con los demás fenómenos sociales termina por ser parte de lo cotidiano; y, como dijo un estudioso del derecho penal en el siglo pasado: “las sociedades tienen los delincuentes que se merecen”.

El terror, el miedo que produce el tableteo de las metralletas, de las armas de alto poder que usan ambos mandos, las policías y los delincuentes es, una abominación social; empero, si existe una responsabilidad colectiva, por la actitud permisiva de los ciudadanos y gobiernos, es en ellos, en los detentadores del poder del Estado que existe la responsabilidad primera de contener en sus guetos a los protagonistas del quehacer delincuencial.

¿Es el escenario de la Pax Narco..? sí, la mayoría de la sociedad lo acepta; y salvo algunas voces en contra, de ahí la añoranza por el fiscal de hierro…

Contacto.- cronicaslip@gmail.com

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Incursiona en géneros periodísticos, hace reportajes e investigación; es abogado, en “La Voz de Nayarit” como analista político. Los avatares del periodismo de opinión lo llevan al extinto “El Nayar”; posteriormente al revivir el diario como “Meridiano” es uno de sus columnistas principales. El gobierno de Celso Delgado y las organizaciones de periodistas le entregan el Premio Estatal de Periodismo 1993 en la modalidad de “Crónica”. Hace treinta y cinco años nace el periódico regional “Avance” y desde entonces es miembro de su página editorial como analista político. Pionero en Nayarit de periodismo en Internet, publica una página en la web “Crónicas del Sexenio”; se muda un par de años a Nuevo Vallarta y publica en los periódicos “Vallarta Opina” y “Nayarit Opina”. De regreso a Tepic incursiona en la Televisión pública como analista político. Establece una Consultoría Jurídica-Política y retoma el espacio en Internet, como periodista de opinión y reportero entrevistador.