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Exceso de imputaciones a Miguel Ángel
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La patología de los culturosos
Hace unos días, en una gira que el gobernador Miguel Ángel llevaba a cabo, en unión de su esposa, en la red de FB fuimos testigos de la impertinencia de un joven que al parecer pertenece a los colectivos que se han colgado de la defensa de las instalaciones que rocambolescamente el gobernante que las construyó llamó “ciudad de las artes”.
Grabando con su celular y a su vez grabado por un tercero que transmitía en vivo, la intrusión verbal, provocadora, fue subiendo de tono, de impertinencia inoportuna se trocó en franca insolencia, al grado tal que le llamó, le gritó a Miguel Ángel “asesino..” en varias ocasiones, a más de otros epítetos ofensivos y degradantes.
Incluso el insolente pretendió acercarse a gritarle en su cara al gobernante, sus guardias solo atendieron con su cuerpo a no dejarle llegar; y ahí quedó el testimonio que fue replicado por los suyos, como si este hecho fuese el epítome de la protesta en contra de las acciones gubernamentales que pretende construir un nuevo estadio de futbol.
Lejos está el escriba de ser el abogado del gobernante, conozco a Miguel Ángel desde hace más de 25 años, se de su singular personalidad y de sus proyectivas que, ahora en el poder se destacan como nunca; las viejas ofensas recibidas a lo largo de su vida política, afloraron y buscó revanchas a esas lesiones morales de antaño. Presumo de que es consciente de lo que su política interior ya le imprimió a su mandato en el imaginario colectivo de la sociedad que gobierna.
Empero, son sus decisiones y no existe Némesis que le haga pensar o actuar en contrario.
Su gobierno ha sido autoritario, con una rigidez judicial que raya en el ejercicio gris de la ética de la fiscalía y la sumisión expósita del poder judicial y la vergonzosa mansedumbre –incluyendo las minorías opositoras- del poder legislativo. Las carpetas de investigación a la orden de día, de frágil sustento jurídico que a la postre son desactivadas por los juicios de amparo.
Empero, de ahí a que Miguel Ángel en el ejercicio del poder haya atentado en contra de la vida de alguna persona, lo dudo, me resisto a aceptar la insolencia del dicterio; gritarle impunemente “asesino..!” fue sin duda un exceso estúpido de un joven que al igual de aquellos, de los colectivos de defensa, ejercen su libertad de expresión con ficciones, vanalidades, exageraciones y radicalizaciones estólidas.
Quienes recibimos los estragos del Estado represor a finales de los años 60 del siglo pasado, que demandábamos libertad política y ejercicio pleno de las garantías individuales, vemos con pena y vergüenza ajena el desperdicio de las libertades que hoy tienen las nuevas generaciones, sin conciencia de clase, sin respeto por nada ni por las instituciones que le dan sustento a esta sociedad que hoy la llevan al bote de la basura histórica.
Contacto.- cronicaslip@gmail.com
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