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DESTRUCCIÓN DE UNA CULTURA

  • Ola de populismo en gobiernos
  • Generaciones sin compromiso social

La sociedad liberal que nace de las revoluciones del siglo XX, se caracterizaba  por priorizar la libertad individual y los derechos civiles, promoviendo la autonomía personal y la limitación del poder estatal. Este tipo de sociedad propiciaba la diversidad, el pluralismo y la participación ciudadana, con un enfoque en la igualdad ante la ley y la protección de las libertades fundamentales.

La libertad individual se considera un valor fundamental, la igualdad ante la ley, busca evitar el abuso de poder por parte del gobierno, protegiendo los derechos individuales y promoviendo la separación de poderes.

El pluralismo y la diversidad; el gobierno y sus ciudadanos están sujetos a leyes claras y justas, y se respeta el principio de legalidad. Se promueve la libre competencia y la iniciativa privada, con un papel regulador del Estado para garantizar un funcionamiento justo del mercado.

Propiciaba la participación activa de los ciudadanos en la vida política y social, a través de mecanismos como elecciones libres y transparentes, libertad de asociación y expresión.

En resumen, una sociedad liberal buscaba equilibrar la libertad individual con el orden social, protegiendo los derechos y libertades de todos los ciudadanos y promoviendo un sistema político y económico justo y equitativo.

Pues bien, esta sociedad no existe, de hecho quedó en muchos esfuerzos y frustraciones colectivas en diversos países; y cruel paradoja, propiciaron con su desnaturalización la aparición de los populistas.

En todo el mundo occidental surgieron proteccionismos económicos y aquella aldea global de la libertad comercial que encabezaban Estados Unidos y la Unión Europea ha caído en desuso, comenzó con el Brexit, Donald Trump, y en América Latina, Hugo Chávez; Bolsonaro, y nuestro bien conocido Andrés Manuel López  Obrador, que llegaron al poder por la vía democrática y ya en el poder desmantelan las instituciones para evitar dejarlo.

Los sociólogos han definido a esta categoría como el populismo autoritario, una forma de gobierno que combina elementos del populismo, como la apelación a la «voluntad del pueblo» y la demonización de las élites, con un enfoque autoritario que busca concentrar el poder y debilitar las instituciones democráticas.

Este tipo de régimen se caracteriza por líderes carismáticos que se presentan como la única voz del pueblo, mientras atacan a la oposición y a las instituciones establecidas. Tienen un liderazgo carismático.

Los líderes populistas autoritarios suelen ser figuras carismáticas que se presentan como la voz del pueblo, desafiando a las élites tradicionales. Utilizando un discurso que apela a las emociones y a la identificación con el «pueblo», a menudo en contra de una supuesta «oligarquía» o “la mafia del poder”.

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Debilitan o eliminan instituciones democráticas como el poder judicial, los medios de comunicación independientes y organizaciones de la sociedad civil. Tienden a concentrar el poder en manos del líder o del ejecutivo, reduciendo la influencia de otros poderes del estado y de la sociedad civil.

Fomentan la polarización social, dividiendo a la población entre «el pueblo» y «los enemigos del pueblo».

Utilizan un lenguaje populista, a menudo apelando a la emoción y a la simplicidad, para movilizar a sus seguidores; se acompañan de un discurso nacionalista que exalta la identidad en su partido y critica a las influencias externas. La recurrente “defensa de nuestra soberanía”.

Todo esto ha sucedido en México, la impunidad, la violación del marco constitucional, la ilegal sobrerrepresentación en el Congreso federal y la atomización de los partidos minoritarios. Y lo que les faltaba, ahora Morena va por las autoridades electorales, la comisión presidencial será la protagonista.

Ha sido no solo la destrucción de las instituciones del Estado democrático de derecho; sino de toda una cultura, una forma de ver la existencia en sociedad; y en el páramo de la incultura, veo con tristeza que las nuevas generaciones de mexicanos están ayunos de compromisos sociales.

Al no existir el sentido de pertenencia a la nación, difuminado el sentimiento de unidad nacional, seremos un pueblo pasto del populismo autoritario; sin Némesis, solo nos queda esperar que entre ellos, en sus ambiciones desbordadas, se hagan pedazos entre sí…


Contacto.- cronicaslip@gmail.com


 

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Luis Ignacio Palacios Abogado, periodista de opinión e investigador de temas jurídico políticos; pionero en el periodismo de internet con su página “Crónicas del Sexenio” desde 1990. Premio estatal de periodismo en 1993. Ha sido columnista de los principales diarios impresos de Tepic Nayt. y de Puerto Vallarta Jal. Líder de opinión y referente en noticieros locales sobre el quehacer político gubernamental en la entidad.

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