- Vieja revolución, nuevos problemas
- La pérdida de la ideología
- Perdiendo la república
En los ochentas del siglo pasado, cuando la revolución mexicana estaba en sus setentas, hubo una excelente especulación histórica sobre este movimiento que a principios del siglo XX remodeló de arriba abajo este México único; hoy vale hacer algunas remembranzas.
Historiadores, intelectuales, analistas políticos, hablaban sobre si la revolución mexicana mantenía vigente sus tesis y los ideales que le dieron sustento a su emergencia; se dijo que había sido traicionada, corrompida, vendida a los intereses oligarcas, y otros señalaban que sencillamente esta revolución se había terminado, que ya se habían cumplido sus fines.
Sin embargo, en la narrativa del PRI y sus gobiernos, los argumentos eran diferentes, diametralmente a sus críticos, se dijo por el priísmo que la revolución mexicana era “ininterrumpida”, “permanente” agarrando un término de Trosky para señalar que mientras existieran desigualdades sociales el gobierno estaba obligado a perseguir sus fines hasta su total culminación de lograr un patria justa en dónde no falte las oportunidades a cada mexicano y el gobierno regulara la economía de mercado con participación estatal en áreas estratégicas como el petróleo y la salud pública.
La figura del Estado corporativo y el partido oficial justificaron el aserto.
Recordemos que cuando los revolucionarios la iban a terminar en luchas fraticidas, llegó Lázaro Cárdenas a la presidencia, redefiniendo las relaciones de dependencia del capitalismo mexicano con el imperialismo y llevó adelante el proceso de institucionalización, fortaleciendo las clases sociales que le dieron fortaleza al modelo mexicano, el campo y los obreros.
Los logros de la sociedad, la pluralidad política vigente, le dieron un mejor rostro a la sociedad del fin de siglo, para la llegada de la alternancia en el poder a inicios de este siglo; se avanzó y se empezó a difuminar la ideología que emanaba la revolución mexicana; el pragmatismo panista y la traición de Peña Nieto al darle la espalda al pueblo, terminaron por difuminar estos ideales que le daban sentido de pertenencia y adherencia política, -aún en la diversidad- a la mayoría del pueblo.
Apareciendo una masa enorme de clase media que no vivió los años de la represión de los sesentas ni las crisis económicas de los ochentas, sin ideologías, ni cultura política, sin valores ni solidaridad social.
Perfeccionada la democracia política electoral, llega al gobierno el híbrido populista de Morena, con un liderazgo autoritario, iluminado y pervertidor de la realidad nacional, haciendo añicos el texto constitucional y sumiendo a la nación a su peor condición jurídica constitucional, generando esta hora aciaga de la nación que nos encamina a lo que nunca..! desde la colonia- a ser lo que nunca fuimos, un estado autocrático, autoritario y represor, que suprimió los pesos y contrapesos, erradicando los órganos autónomos que le daban al ciudadano derechos para exigirle al estado la rendición de cuentas.
Septiembre ¿mes de la patria..? qué festejamos..? ¿cuál narrativa del gobierno actual va a festejar..? cruel antinomia, tenemos independencia del territorio..? pregúnteles a los cárteles, quién ejerce soberanía en estos territorios.
Tenemos autonomía, soberanía..? Já..! pregunten al gobierno gringo y sus dependencias que le están marcando la agenda al mexicano para dar golpes a la DO.
Que hacer ante la ominosa avalacha de Morena, con sus inacabados apetitos de tener todo, todo el poder y las instituciones para acceder a él..?
Hoy, los signos dominantes en la sociedad, ya permeados en todos los estratos son de confusión, incredulidad, incertidumbre e impotencia. Desde este espacio dejo mi propuesta, clavo mi pica en Flandes:
Tenemos aún vigente el artículo 136 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece la inviolabilidad de la Constitución, declarando que esta no perderá su fuerza y vigor, incluso si su observancia es interrumpida por una rebelión.
En este caso tenemos un trastorno jurídico político con el establecimiento de un gobierno contrario a los principios constitucionales, la Constitución se restablecerá y los actos de este gobierno serán juzgados conforme a ella.
Este artículo 136 garantiza la continuidad del orden jurídico y la vigencia de la ley fundamental. Se impone –por difícil que parezca- recuperar el poder y convocar a un nuevo congreso constituyente que reivindique, mejore y complete los principios consagrados en la Constitución de 1917.
Recuperar el estado de derecho constitucional, no hay de otra. Y este 15 de septiembre gritemos QUE REVIVA MÉXICO CABRONES…!!!
Contacto.- cronicaslip@gmail.com
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