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Adocenadas en jueces y magistrados
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Crisis existencial en el poder judicial
Conociendo a cabalidad las entrañas del poder judicial de Nayarit; ahora que hemos vuelto a nuestra labor de Abogado litigante, he visto con preocupación y ratificado con varios distinguidos letrados que ejercen la profesión, que existe actualmente en las labores cotidianas de los juzgadores, un desánimo, una falta de mística para cumplir eficientemente su delicada labor.
Y ahora que desde el legislativo federal, brazo ejecutor de las venganzas presidenciales, se destruye la parte formal de los nombramientos de los jueces, vale hacer una oteada a estas circunstancias; un buen juez tiene, sin duda, una serie de rasgos de carácter que se han asociado tradicionalmente con la idea de virtud, tales como la honestidad, la justicia, la templanza, etc.; pero, sobre todo, el juez virtuoso ha de tener la virtud de la sabiduría práctica.
El juez debe ser poseedor de principios y valores tales como: la independencia, imparcialidad, objetividad, profesionalismo, excelencia, responsabilidad, justicia y equidad, capacitación, secreto profesional, proyección social y desempeño profesional.
Y hemos de ver que en nuestro poder judicial, existen jueces y juezas timoratos..! que no se quieren comprometer con resolutivos que son la mar de importantes, trascedentes y delicados en la interpretación y la necesaria argumentación jurídica que se requiere para fundar sus resoluciones.
Tópicos que solo entienden los Abogados que ejercen el oficio con responsabilidad, como: categorías sospechosas; agravio equiparado; reviviscencia; interpretación convencional; fruto envenado, no se atreven a entrarle al estudio y dejan en la inmovilidad los juicios con graves perjuicios a las partes, a los intereses de nuestros clientes.
El connotado jurista español Manuel Atienza en sus textos señala que en la teoría de la argumentación jurídica se tiene que ocupar de responder tres preguntas: cómo analizar una argumentación, cómo evaluarla y cómo argumentar.
Esta concepción de la teoría de la argumentación jurídica es, sin embargo, demasiado restrictiva. Además de proporcionar una respuesta adecuada a estas preguntas, una teoría de la argumentación jurídica debe ocuparse también de la cuestión de qué virtudes debe tener un juez para hacer buenas argumentaciones.
La teoría de la argumentación jurídica está, por ello, íntimamente vinculada con una teoría de la ética judicial. Sin duda tenemos muchos jueces y juezas honestos, con ética; que tienen amor a su profesión, pero que en estos momentos se encuentran frustrados y desilusionados al carecer de estímulos en su labores cotidianas; y como no van a estar inconformes si tienen como cabeza del TSJ a una abogada y su equipo cercano que están en el lugar y en el momento equivocados.
Presidencia del tribunal que no realiza ni un solo acto que eleve la moral y el sentido de pertenencia a los juzgadores; y ello se refleja en su trabajo diario, con graves consecuencias para los justiciables; y es cuando los Abogados patronos tenemos que hacer de tripas corazón, cómo caraxxos explicarle a nuestros clientes el estado catatónico en que se encuentra la administración de justicia, la dilaciones y el miedo del juzgador de aplicar la ley.
Y tal como dice Eduardo Couture el abogado y profesor uruguayo que se destacó en el derecho procesal y es considerado uno de los procesalistas latinoamericanos más influyentes del siglo XX; “cuando un juez tiene miedo ningún ciudadano puede dormir tranquilo..”
Ni los Abogados..!! dice el escriba.
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