- El pleno del TSJ elige a magistrado presidente
- Conforme a las reformas, será una presidencia de (otros) tres años
Será una constante de la administración de Toño Echevarría; sin tantos aspavientos, se lleva a cabo a partir de hoy, el establecimiento de su hegemonía gubernamental que determina unidad y estabilidad política en instituciones que detenta el actual bloque en el poder; el poder judicial, la fiscalía anti corrupción, la Auditoría Superior del Estado de Nayarit ASEN, el Tribunal de Justicia Administrativa, que son, las de mayor importancia transexenal.
En el poder judicial, tiene la singularidades de estar compuesto por un grupo de mujeres y hombres que tienen variopinto origen político, merced a que en nuestra estructura constitucional, prevalece aún las reglas del viejo sistema; es el titular del poder ejecutivo quien de forma constitucional nombra a los letrados que deben ocupar las magistraturas que integran el Tribunal Superior del Estado de Nayarit.
Todavía hasta el gobierno de Rigoberto Ochoa, los magistrados integrantes del poder judicial, nombrados por el gobernador electo y ratificados por el Congreso del Estado, cumplían su ciclo por el mismo término que el del gobernante, seis años; vino el sátrapa de la Mololoa y queriéndose pasar de vivo, hizo desfiguro y medio con reformas de todo tipo para dejar enclaves transexenales, en el OFS, en el Poder Judicial, en la FGE.
A partir de entonces los gobernadores subsecuentes han caído en la seducción de imponer funcionarios en puestos claves de la administración para que “les cuiden las espaldas”, argumento que me parece absolutamente baladí; dado que, lo que en ello subyace, es el más genuino ejercicio del poder unipersonal que detenta el titular del poder ejecutivo, y, dado el marco legal que reforman su intencionalidad transexenal.
En otras entidades, como la del Estado de México en dónde tienen más de veinte distritos judiciales, los magistrados –que son decenas- son electos por oposición en convocatoria pública y abierta que emite el Concejo de la Judicatura de dicha entidad federativa; y el Presidente del Tribunal Superior de Justicia es electo por mayoría de votos en forma abierta o secreta, por los magistrados que integren el Poder Judicial, según lo determine el pleno del propio Tribunal, en la primer sesión que se celebre durante el mes de enero del año que corresponda, y durará en su cargo cinco años, al concluir éste, deberá reintegrarse a la función jurisdiccional que le corresponda.
Actualmente en el poder judicial, el TSJ y el Concejo de la Judicatura, de cara al proceso de la designación del magistrado presidente que cubrirá por vez primera un periodo de tres años, permea hasta ayer, un clima de unidad y de estabilidad entre sus integrantes; hace menos de una semana, el cronista tuvo conocimiento de los acuerdos que se tuvieron entre sí y del cómo fue procesada la opinión de Toño Echevarría.
Se optó por la estabilidad y la unidad en la lógica del momento político que vivimos y de los difíciles tiempos que se avecinan. Con la elección de hoy, será una presidencia de cinco años. En hora buena…
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