Durante cientos de miles de años, la humanidad se preocupó por sobrevivir de tres flagelos, el hambre, la peste y la guerra; con la revolución del pensamiento, y la revolución industrial, aquellos grupos humanos dejaron atrás esos males y se adentraron en la búsqueda de la felicidad que proporciona el control de la agricultura, de las enfermedades, de la guerra y ahora de la revolución digital.
Sí, hemos avanzado bastante como especie en este planeta, sin embargo, quedan una fuerzas que difícilmente el hombre con su tecnología podrá controlar, se trata de las fuerzas de la naturaleza, es un hecho ya en todas las latitudes del efecto invernadero que ha producido la emisión de gases y el calentamiento de nuestra atmósfera, que produce una respuesta de nuestra madre tierra, Gaia es un organismo vivo que tiende a equilibrar sus ciclos y la mutación de meses de las estaciones nos lo muestra.
Octubre, para esta parte del hemisferio es la temporada de huracanes como les llamamos al fenómeno que se produce en el océano Pacífico; en la costa este de USA ya tuvieron un registro histórico de la furia de ciclones, y en Europa, recibieron ya los efectos de este tipo de fenómenos en la península ibérica.
Recuerdo haber leído que los primeros españoles que llegaron a la zona norte de lo que hoy es nuestra entidad, cerca de la zona estuarina, les sorprendió un huracán y tuvieron que pasar días enteros trepados en los árboles, y ver morir a sus cabalgaduras; desde siempre, la geografía de nuestra masa continental es propicia para recibir estos meteoros.
Me tocó hace añales, en la Isla María Madre, recibir una “pequeña” cola de un ciclón, y el espectáculo era impresionante, con la certeza de que estás en medio del océano, a güevo te percatas de la pequeñez del ser humano ante la fuerza desatada de la naturaleza, queda uno inerme ante tamañas tormentas y sus vientos huracanados.
Hoy con todos los adelantos tecnológicos y la televisión satelital, podemos estar seguros de la ruta de un huracán, su fuerza y zonas de impacto.
Estamos recibiendo en la boca de Teacapán, la zona estuarina, y Escuinapa del vecino Sinaloa, el impacto del huracán “Willa”, se han tomado por parte de los tres órdenes de gobierno todas las prevenciones posibles, el cuento es convencer a la gente que debe ser desalojada de sus hogares y se vayan a los albergues.
Me quedo con dos imágenes que comunican, la del gobernador Toño Echevarría en la costa de Tecuala, coordinando las acciones junto a las fuerzas armadas, protegiendo a su gente; y la de la simpática edil de San Blas, Candy Yescas, ella misma levantando la pluma de la caseta de cobro de la autopista de Tepic-San Blas, activa haciendo lo conducente para la evacuación de aquellos que tienen que salir del puerto.
Todo ello se engloba en una sola cuestión, ante los peligros que trae consigo el huracán, los gobiernos cumplen con su función, le imponen su estilo y la gente expresa su solidaridad ante las posibles desgracias, y una de ellas es, dejar tu casa, tus pertenencias, tu pueblo…
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