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Procesos arbitrarios en el Senado
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Se concreta la vigencia del poder transexenal
Hace un par de días, en la comentocracia que nos inunda en la red X –antes Twitter- distinguidos periodistas se preguntaban “¿y dónde está el licenciado..? y las respuestas no se hicieron esperar “en el poder” “nunca lo ha dejado” “ni esperen que lo va a dejar”; la obviedad del escenario político legislativo nos indica que se trata del ex presidente López Obrador y del cómo mantiene en sus manos los hilos del poder presidencial.
El caso de paradigma lo acredita, la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la CNDH, pese a que fue la peor evaluada de las 15 aspirantes que llegaron a la final al Senado de la república; no estuvo en la terna, la cual fue designada en comisiones que dominan los legisladores de Morena; empero al conocerse, a primera hora del día siguiente llegó la orden terminante del ex presidente AMLO, tal como lo reconocieron en privado varios senadores de Morena, será Rosario Piedra Ibarra.
En la deliberación para la designación de la presidencia de la CNDH, el ex panista Javier Corral, encabezó a unos 15 o más senadores de su nuevo partido que se opusieron tajantemente a reelegir a Piedra Ibarra; luego de la orden terminante de Adán Augusto, salió con la mandíbulas trabadas y se dispusieron en el pleno a reelegirla.
Diputados del PAN hicieron el vano intento de que la votación debería de hacerse en secrecía, llevaron un mampara para tal efecto; las senadoras de Morena la destruyeron ante los gritos del impresentable Noroña; no contentos con ello, el propio Adán Augusto les adelantó desde su escaño, en tono burlón, “la vamos a reelegir, con 87 votos lo tenemos..” sin respeto alguno a los procedimientos legislativos y reiterando la línea que recibió del ex presidente.
Y los senadores de Morena y aliados, protagonizaron el triste espectáculo de enseñar al pleno su boleta con el nombre de la incompetente señora. Ante las burlas y el escarnio de los senadores de la oposición.
Se interpreta que el escaso margen de discusiones previas sobre la nominación de la titular de la CNDH, sería un ejercicio democrático y sin que la presidente Sheinbaum marcara línea previa; la absoluta incompetencia de Rosario Piedra en su primera función hacía realmente difícil y desgastante su reelección, por eso no fue incluida en la terna final, que se elaboró con los votos de la mayoría de los senadores de Morena.
Pero este proceso no iba a ser democrático, se acreditó el férreo control político que tiene López Obrador del escenario del poder presidencial, que trae aparejado el mensaje claro y contundente, el poder lo sigue conservando pese a todo, con la presidente de la república que no le queda otra más que ser obsecuente, sin importar en absoluto el demérito que le causa con el terrible escenario que tiene el país, ante la insurgencia delincuencial.
Más otras dos señales de trascendental importancia; el embajador del imperio norteamericano Ken Salazar, habló sin tapujos de la conducta del López Obrador como presidente, informando que impidió inversiones de decenas de millones de dólares en nuestro país; y la primera audiencia en Washington USA de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la cual, el representante del gobierno mexicano reconoció que la reforma electoral se llevó a cabo sin diagnóstico alguno.
Circunstancia que mereció una declaración previa de condena al gobierno mexicano, cuyos jueces denunciantes esperan que pase a juicio a la Corte Interamericana, cuyo proceso puede terminar en una condena al gobierno mexicano para que revierta la reforma judicial; posibilidad de pronóstico reservado dado el empecinamiento de la presidencia en desconocer la legitimidad de las resoluciones del Poder judicial de la federación.
De llegarse a este escenario ominoso, México desciende en el rango de estado democrático de derecho a una república bananera, como hoy lo son Nicaragua, Cuba o Venezuela; seríamos el nuevo hazmerreír de la comunidad internacional, el nuevo paria latinoamericano…, si no es que ya lo somos.
Y por si esto fuera poco, ahora los canadienses quieren reestructurar el T-MEC .., sí, a la llegada de Trump; pero excluyendo a nuestro país..!
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