Me lo presentó Héctor Velázquez Rodríguez, director de Gobernación (secretario general de gobierno de facto) en el quinto año del gobierno de Don Roberto Gómez Reyes; el escriba tenía varios meses de trabajar como asesor jurídico del gobernante, se instrumentaba la pre campaña del que sería el próximo gobernador, el coronel Rogelio Flores Curiel.
Faltaban muchos meses para la nominación del candidato, Félix Torres era el secretario general de la CNOP estatal, nos habíamos visto en varias reuniones con el gobernador; incluso fui el Abogado de la ACASPEN cuando fuimos a San Luis Potosí a recoger unos vehículos de su propiedad accidentados.
Y cuando luchó con apoyo del gobierno del Estado, para sobreseer el amparo que la “Cooperativa de transporte de materiales para la construcción San Juan” obtuvo del Juez de Distrito local -una organización adversaria de la Acaspen, que le disputó el mercado local.
Me invitó al proyecto político del siguiente sexenio, y me sumé al equipo que hizo cambios a modo de todos los comités municipales del Pri, integrado por Emilio “eme” González, Adrián Jiménez Navarro, el propio Félix Torres y de vez en cuando nos acompañó Doña Carmen Sánchez.
De regreso de las giras, llegábamos a cenar al Motel La Loma, Emilio no se quedaba, y las cenas se convertían en una borracheronas de miedo, con el trío “Los Álvarez” que de continuo nos deleitaba; Félix siempre nos derrotaba, era un “Campeón” en tales beberecuas; aún sonrío al recordar la calidez con que me trataron esos dos hombres ya hechos en la política local, Adrián, líder de la Pequeña Propiedad; y Félix que de exitoso empresario del transporte iba en levante su carrera política.
Félix cuando estudiante de la Normal Urbana, fue líder de la Federación de Estudiantes, tuvo en la liga local un equipo de Beis Bol que patrocinaba que obtuvo un campeonato; de ahí el mote de “campeón” que le acompañó su primera etapa de crecimiento político; cuando de plano no quiso estudiar, su padre lo metió de chofer de un camión urbano y ahí despertó su liderazgo de transportista.
Supo hacer excelentes lazos con la dirigencia nacional del auto transporte federal; entendió que la política del tricolor se basaba en el poder de los gremios y se constituyó en un referente local de esta clase política que dirigió al país a finales del siglo pasado.
CANDIDATURA FALLIDA
Al caudillo lo puso de candidato el presidente José López Portillo; a Celso, Miguel de la Madrid; al simplón del delegado nacional que operó la candidatura del tribuno, cuando fue a Casa de Gobierno a comunicarle que el elegido sería Celso Delgado, se le cayó la mandíbula cuando el caudillo le dijo “mi central no ha sido consultada..” salió con la cara desencajada.
Emilio le habló entonces a Félix y le dijo “muévete campeón, retrasamos el destape…” y sí, con toda la experiencia acumulada Emilio dilató unos días la anunciación de Celso; recuerdo que en esos días, llegó incluso Félix a ir y venir a la ciudad de México dos veces en el mismo día, en avión rentado. Pese a esos esfuerzos y mañas desplegadas, no pudieron cambiar la nominación del tribuno y Félix se refugió en el trago y la bohemia.
Ha de ver sido una de las penúltimas borracheras que se puso, Rafael Pérez Cárdenas –a la sazón secretario de gobierno de Emilio- le pidió al caudillo que le llamara a Félix, ya habían pasado más de dos semanas del destape y el campeón seguía en el agua; el gobernador le llamó, platicó del tema y le exhortó a que se la cortara.
Se ahí le vino una posterior insurgencia anti priísta; fundó con sus incondicionales una asociación política “Siglo XXI” y tuvo varios intentos de candidaturas fallidas fuera del tricolor. Retirado del alcohol, se refugió en los libros, abrevó de varios autores, una singular filosofía de vida, de reglas de superación y éxito en el trabajo; se metió tanto en el tema, que a la primera provocación te daba una conferencia.
La última vez que le acompañé, fue cuando le organizó una comida al entonces gobernador Rigoberto Ochoa en Coamiles, con decenas de comisariados ejidales; llevó una caja de tequila “Mil agaves”, que hizo estragos entre los ahí presentes; me fui a dormir la mona en la suburban y me desperté ya en Peñas, donde Félix tomaba café en el restaurante del “Peludo” uno de sus incondicionales.
Félix Torres Haro, ha partido al eterno oriente, siempre hizo esfuerzos para que sus actos como empresario y político fueren políticamente correctos; fue un líder generoso que siempre protegió a sus amigos, los hizo ricos y pudo compactar un buen grupo que de continuo se reunía para seguir fortaleciendo sus lazos de amistad.
La serenidad que dan los años en la edad avanzada, le hizo un personaje de toda la clase política local, un hombre decente que tuvo siempre como divisa el respeto y la protección a su familia; se convirtió en un buen decidor de consejos; estoy cierto que fue recibido con un buen coctel, y ya los Álvarez le están cantando “100 mujeres” o “La huella del anillo”.
Hombres como Félix Torres, al morir, siempre tendrán su Valhalla particular…
Con mi mejor tinto en ristre os digo: que el viaje te haya sido leve..! estimado “Campeón”..! Salud…!!
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