Este martes 17 de mayo a media mañana, se registra Jorge Ignacio Peña, concretando su intención trascendente para participar en el proceso de elegir por parte del consejo general universitario, el próximo rector de la máxima casa de estudios de los nayaritas; lleva en sus alforjas una abrumadora mayoría de concejeros, y se enfrenta a varios adversarios, en un escenario inédito que en los últimos procesos no se había presentado.
Siendo el escenario del campus, un territorio acotado, en donde solo los sectores que la componen son los protagonistas, en la UAN, todos se conocen y saben de sus fortalezas y debilidades; en esta ocasión, surgieron el irredento de siempre y otros tres o cuatro catedráticos bien intencionados, cuya participación es absolutamente testimonial.
La escisión de la Feuan que representa Humberto Lomelí, tiene una especial connotación; primero se desbocaron y con su propuesta –si es que existió- que daba por sentado que su persona era la depositaria del “destino manifiesto” de la organización estudiantil para empoderarse y apoderarse de la universidad, muy al estilo de la FEG en la Universidad de Guadalajara o como los Moreño Peña en la U de Colima.
Solo que el director de la UA de Derecho, a quien solo pudo convencer es a Luis Manuel Hernández, el sempiterno líder de los trabajadores universitarios, cuyo afilado colmillo y su ajetreada vida política, legislativa y universitaria no le permitió visualizar el escenario que se iba a presentar; cuando Lomelí Payán y seguidores hicieron su rijosa anunciación, acompañados por los docentes de Derecho y uno que otro siniestro personaje de nostálgicos ayeres; entonces, se dio la dicotomía del tradicional bloque de poder.
Luego, con el frente mayoritario de las organizaciones de docentes y estudiantil, al hacer el anuncio de su preferencia por Jorge Ignacio Peña, el impacto fue contundente, seco y de pronóstico claro; la respuesta de los de Derecho, es tratar de violentar el estatuto jurídico y alentar procedimientos inusuales que al parecer solo se dieron en Medicina y Odontología, en cuyo seno de estas UA, le reclamaron a los enlaces y concejales, no su manifestación por Peña, sino que les reclamaron el procedimiento de que, previamente no fueron a auscultar a sus representados.
DOS VISIONES ANTITÉTICAS
Durante años, se incubó la ambición de Humberto Lomelí y sus adláteres; sin embargo no movieron ni un dedo, ni manifestaron una sola palabra para modificar el estatuto jurídico o la ley orgánica que están vigentes desde el 2002; con esta legislación se tiene que dar el proceso sucesorio; en la cual no se contempla la consulta a la base universitaria, circunstancia que no aplica en aspecto alguno, sería tanto como llevar a cabo procesos que son propios de los partidos políticos para la nominación de sus candidatos electorales.
En esas andan Humberto Lomelí y su grupo compacto que le acompaña; pretenden modificar al cuarto para las doce, el marco normativo que regula el proceso para designar rector.
Por su parte, Jorge Ignacio Peña, ha expuesto que en el presente proceso, todos los universitarios deben de apegarse a la normatividad vigente; porque lo que pretenden llevar a cabo los jurisconsultos, dice que “harían ingobernable todo proceso de cambios en la UAN” en este momento, dice el candidato de la mayoría de los concejales, no se puede ni debe cambiar las reglas vigentes.
Si bien es cierto que el modelo de elección es inadecuado y la legislación presenta arcaísmos y obsolescencias, y todos están de acuerdo en que debe modificarse, en este momento es inadmisible tal supuesto; estas son las reglas vigentes y es sibilino pretender modificarlas, al arbitrio de los particulares intereses de Lomelí Payán y sus corifeos.
Con el registro de estos dos universitarios, el escenario queda listo para el siguiente paso, la visita de los aspirantes a las escuelas preparatorias y unidades académicas, para dar a conocer su ideario y plan de trabajo; el slogan de la convocatoria del registro de Peña, es el de “Por la Universidad que queremos” que es casi un símil de la propuesta que hará el licenciado en administración y master en estudios políticos regionales en su periplo por el campus.
Hoy, los universitarios tienen en el rector Juan López Salazar el mejor garante de que el proceso de sucesión rectoral se lleve a cabo por los cauces institucionales; el cual si bien tiene connotaciones inéditas no debe de romper la estabilidad, y menos la urbanidad con que deben conducirse todos los aspirantes registrados; y, sobre todo evitar que estas intentonas de enturbiar el proceso prosigan, enlodando el escenario de la contienda.
Todos deben estar de acuerdo en que debe conducirse la sucesión rectoral, con la conducta que la sociedad espera, como deben conducirse los universitarios, que tienen la espléndida oportunidad de conocer y participar en una nueva etapa de transformaciones de la máxima casa de estudios; el reducto del conocimiento y la inteligencia de los nayaritas…
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