- el proyecto subyacente de AMLO
- no al desmantelamiento de las instituciones del Estado
Es explicable, que un político ignorante y aldeano, con el viejo concepto del Estado populista y totalitario de los años sesenta del siglo pasado, como lo es Andrés Manuel López Obrador, ahora presidente de México, cometa tamaña desmesura de yerros; empero hasta en ello, en el contexto de su impostura política comete un grave error.
Uno de los factores que unían al mexicano, inherente a su idiosincrasia además de los antecedentes comunes de idioma, grupo étnico, historia, es, precisamente el amor a la patria y a sus símbolos, bandera, himno, música tradicional; en síntesis son los valores espirituales que se expresan en nuestro bagaje cultural.
AMLO, que pertenece a la secta de los evangélicos, ese engendro de hibridismo religioso que vino de la Unión americana, tienen como norma (¡y la obedecen al pie de la letra!) el no respetar los símbolos de la nacionalidad mexicana; por eso no canta el himno nacional, no saluda a la bandera, porque en este tipo de enajenación religiosa, tienen un absoluto desprecio por la cultura nacional.
Y ahora como titular del poder ejecutivo federal, incumple con la norma que obliga al presidente de la república a portar la banda tricolor con el escudo nacional en los eventos que así se establecen, entre otros, al recibir las cartas credenciales de las delegaciones diplomáticas acreditadas en nuestro país.
La impreparación, la incapacidad manifiesta para gobernar un país como el nuestro ha sido evidente y reiterada, errores que han causado un impacto mayúsculo a las finanzas del Estado mexicano; incapacidad para cumplir con la más elemental de las obligaciones que tiene, el prodigarle seguridad a la población. Es ignorar lo que significa el ejercicio de la violencia legítima del Estado.
Salir con la estupidez oceánica de pedirles a los delincuentes que se “porten bién”, “que piensen en sus mamacitas”, la barrabasada infantil de “al carajo con la delincuencia..! fuchi..! guácala..! “ que no van a usar las fuerzas armadas para reprimirlos “porque también son pueblo”, nos revela con claridad la clase de persona que eligieron como presidente de la república.
Un político chapucero, que tiene una sique enajenada, que miente con enorme desmesura para apuntalar su discurso cotidiano convenenciero; el inaudito sentido que tiene de la moral pública es una tremenda ofensa a la inteligencia de los mexicanos; construye un régimen en contra de la evolución democrática que habíamos logrado con esfuerzo, sociedad y partidos políticos.
México era un país entre los primeros quince del mundo, con obligaciones internacionales que han suspendido; ha llevado a los organismos y dependencias responsables de mantener el intercambio con otros países, a personajes que cumplen sus instrucciones, abatir la cultura universal, reducir al imaginario mexicano, volver a la sociedad rural.
Le tiene miedo al cosmopolitismo, por eso no sale al extranjero, no va a las reuniones de organismos internacionales, porque no tiene ni la más remota idea de lo que significa el contacto cotidiano y plurilateral con los pueblos del mundo.
La visión de su proyecto es un absoluto reduccionismo y con una presidencia dictatorial, de ahí que haya orquestado un plan para ir desmantelando las instituciones que le daban seguridad al Estado mexicano; destruyó el Estado mayor presidencial y todo el patrimonio estratégico que tenía; no quiere al ejército ni a la marina, quiere una guardia nacional que obedezca solo a su personal voluntad.
A un año de distancia de su ejercicio, el malestar es generalizado, los cientos de miles de despedidos y todos aquellos que tenían relaciones económicas a través de los múltiples programas de inversión y de subsidiaridad con productores, han visto de cuajo, trastocar su existencia y sin alternativas viables, son ahora parte de los millones de mexicanos frustrados.
¿QUÉ HACER..?
Ante tamaña estulticia, para evitar el desmantelamiento del patrimonio común de los mexicanos, los partidos políticos andan todos turulatos, víctimas de su ambición cortoplacista, no existen personajes de peso que pudiesen ser Némesis del enajenado tropical.
Y las organizaciones sociales, por su propia contextura son incapaces de organizarse para constituirse en un valladar en contra del gobierno de la república.
El escriba pertenece a la generación de la rebelión estudiantil de los años sesenta del siglo pasado; y obvio, sabíamos el papel represivo del ejército y la marina a los movimientos subversivos; empero, nunca pensé que lo escucharía de mexicanos comprometidos, ante el peligro que representa el régimen de la 4T, la única opción que puede detener que se destruya el país, son las fuerzas armadas.
¿Un golpe de Estado constitucional..? sí, tomar la presidencia de la república, desaparecer el congreso federal y apaciguar a la delincuencia; respetar a todas las instituciones, los gobiernos estatales, la SCJN, la CNDH, el INE, etcétera, e inmediatamente convocar a elecciones generales.
Já..! será mucho pedir.
LO SINGULAR DE LA CEREMONIA DEL “GRITO”
Le puso su estilo, con la aguda voz campirana, el presidente de la república acuñó su estilo en la ceremonia tradicional de las fiestas patrias; con arengas a la libertad, la justicia y la democracia, se cumplió el rito y no hubo desfiguros, salvo la enjundia de tocar la campana y el tremolar nervioso de nuestro lábaro patrio.
Soy un mexicano que quiere enormemente a nuestro país, no deseo ser testigo del desmantelamiento de sus instituciones, quiero dejarles un legado a mis nietos de que somos una sociedad civilizada y moderna…
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