Sin duda, es la falta de oficio, la inexperiencia en el manejo de la contienda política que surge al politizar las demandas sindicales; pero sobre todo es, la ausencia de un atributo que solo se obtiene con la edad, el estudio y tener algo de confianza en asesores de cabecera; el novel gobernador Toño Echevarría no tiene la necesaria autocontinencia para resolver emergencias gremiales que acosan y abruman a su administración.
Y no tiene, la calma ni la actitud reflexiva para responder entrevistas que a bote pronto los avezados reporteros le hacen cuando tienen oportunidad; bien por ellos, buscaron la nota y la obtuvieron; a propósito de la marcha de exigencias del sindicato de trabajadores del sector salud, este viernes anterior, en Sanbolas, con el tibio sol que recibieron en la ceremonia del cambio de mando de la SEMAR, al referirse al dirigente de los trabajadores de los Servicios de Salud de Nayarit, José Luís Martínez, dijo:
“Hay que entender al líder sindical, trae un trauma, perdió la elección para Regidor”.
“No se vale que utilice a la gente, ayer todos estaban liquidados, todos estaban pagados pero él quiere hacer grilla”.
“Son de esa gente escoria que siempre viven del presupuesto de los nayaritas y de los mexicanos”.
Estos dicterios pudiesen ser expresados por un dirigente partidario, pero no por el gobernante de los nayaritas, su investidura le obliga a ser tolerante con la crítica y con las estridentes demandas gremiales de los trabajadores de todas y cada una de las dependencias; y es preocupante que nadie ose decirle al joven empresario metido a gobernador que sus dichos intempestivos, son, políticamente incorrectos.
De ahí la respuesta dura del aludido; ningún mexicano bien nacido puede ser calificado de “escoria”; si bajo ese rasero el gobernador va a medir a todo dirigente sindical, no le van a alcazar los epítetos descalificadores de nuestro idioma para calificarlos.
Toño Echevarría, tiene que ser sujeto de un urgente proceso de educación política compensatoria, su infantilismo y puerilidad para calificar tópicos del sistema mexicano, y en el ejercicio del poder, lo han llevado a la picota del descrédito, su espontaneísmo es propio de un ignorante aldeano, cuyos juicios y calificativos no corresponden a una persona que como él, tiene un grado universitario.
Su formación familiar, empresarial y de la cultura “naif” de los charros, le implica un mínimo de respeto para los adversarios de su gobierno, que ante la incapacidad manifiesta de tender buenos puentes de comunicación política, le están surgiendo como hongos en verano. Con este tipo de declaraciones salió más impertinente que su padre.
Toño Echevarría es un peligro para sí mismo; para su gobierno y para la estabilidad política de Nayarit; el gobernador y su gabinete Montessori, tienen la grave responsabilidad de aprender a ser gobierno; dislates, tumbos y desencuentros de todo tipo es lo cotidiano; ya son cuatro meses de ejercicio, si no tienen la vocación de servicio y no quieren aprender el mínimo de atributos para el ejercicio del poder, dado que ya se pagaron con creces sus gastos de campaña, bien vale la pena pensar ya en el relevo.
La cultura política no se obtiene con píldoras; pueden comenzar leyendo cuáles son sus obligaciones constitucionales, para que se les quite la piel sensible; ser de piquete corto siendo el gobernante, es la peor de las fórmulas posibles…
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