Siendo instituciones de orden público, financiados en demasía por el Estado mexicano, los partidos políticos que se han constituído en los verdaderos factores del poder público en México, no han cumplido ante la sociedad y su militancia de las elementales obligaciones que la ley de la materia les tiene encomendados; en efecto, al llegar las nuevas leyes que aparecen con el nuevo Instituto Nacional Electoral; al igual que el viejo código, sigue siendo letra muerta para los partidos políticos.
La Ley general de partidos políticos, publicada en el Diario Oficial de la federación el 23 de mayo del 2014, establece toda la normatividad para los partidos políticos, de su existencia y obligaciones, nos señala el texto que “tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público”.
Deben los partidos políticos promover los valores cívicos y la cultura democrática entre niñas, niños y adolescentes, tienen obligaciones como la mantener en funcionamiento efectivo sus órganos estatutarios; editar por lo menos una publicación trimestral de divulgación y otra semestral de carácter teórico.
Y tienen la agradable condición de que no son sujetos de obligaciones fiscales y tiene franquicias postales y telegráficas; la nueva legislación es prolija en cuanto a las disposiciones para el cuidado y el manejo de los recursos en las etapas electorales; empero, en época no electoral, los partidos prácticamente están en suspenso, no cumplen sus obligaciones.
Al señalar que deben mantener “en funcionamiento efectivo sus órganos estatutarios” queda un margen muy amplio, para que cada partido político tenga su escuela de cuadros, sus cursos de capacitación y educación política, el ir a sus militantes y simpatizantes a difundir los valores democráticos que sustentan nuestro sistema político; pues bién, nada de eso se cumple, en la entidad, el partido en el gobierno, ante la debacle de perder la capital del Estado, reestructuró el comité municipal y el estatal.
Quienes hoy presiden el partido revolucionario institucional, tienen el encargo de recuperar los distritos y la capital del Estado perdidos en el reciente proceso electoral; empero, se han quedado en la gestoría y la atención de los inacabables problemas de su amplia base social; no se han diseñado acciones sustantivas para fortalecer el Pri en etas áreas conflictadas.
Los partidos de oposición, los que cuentan, como el Pan y el Prd, están igual o peor que el institucional; ¿alguien conoce una publicación doctrinaria de los partidos..? ¿sabe usted si tienen una escuela de cuadros..? ¿en qué utilizan las prerrogativas electorales y los recursos públicos para financiar su existencia..?
Es evidente que mientras no se cumpla el marco legal existente, tendremos una democracia política de oropel; ahora el quehacer partidario se ha trivializado a más no poder, solo basta ver los perfiles de los nuevos ediles y diputados, que no se distinguen por su bagaje de cultura política; son funcionales, las entidades públicas funcionan pese a la baja calidad de quienes las presiden.
Si la sociedad, no toma en cuenta estas graves omisiones que protagonizan los partidos políticos, seguiremos teniendo un bajísimo nivel en quienes nos representan en el poder público y como tal, estaremos empantanados, sin evolucionar hacia un estadio superior de convivencia política.
De ahí el porqué en estos momentos de crisis de credibilidad en la clase política toda en México, sin distingos de partidos, el calificativo es terrible; no nos quejemos pues de los perfiles de quienes llegan al poder; exijamos a los partidos que generen acciones para elevar el mínimo de la cultura de sus hombres y mujeres que hoy están en los mandos del poder.
El pueblo de México y de Nayarit lo reclama con justeza.
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