- trascendentes propuestas de Ismael González
- revisión a fondo de la estructura del poder judicial
No se trata de avanzar en la unicidad judicial, se trata de un proyecto estructural de enorme calado que anunció el magistrado presidente Ismael González Parra en el discurso de su toma de protesta en su reelección; en ocasiones, el documento que disertó se difuminan algunas argumentaciones por la propia naturaleza del acto y de la expectación que causó en el seno de la administración de justicia y en el foro local.
Sin embargo, es menester rescatar algunas de sus frases que anuncian la visionaria actitud que propone el ratificado magistrado presidente:
“La función jurisdiccional requiere de un mejor marco jurídico, se necesita que emprendamos juntos los nuevos retos que sobre la impartición de justicia demandan los ciudadanos y los usuarios.
Reitero, pese a esos avances se requiere una reingeniería en el Poder Judicial, pues el modelo de estructura orgánica resulta obsoleto en alguna de sus partes y no responde a las nuevas circunstancias y necesidades. Es necesario un nuevo modelo de organización y administración en general en la que se realice una mejor distribución de competencias y responsabilidades laborales que redunden en un sistema regido por la planeación, organización, dirección y control de proyectos y acciones que beneficien a la institución y por ende a la sociedad.
Debemos participar en la elaboración de nuevas propuestas, principalmente que fortalezcan las facultades del Tribunal, de sus Salas y los Juzgados. Es impostergable fortalecer la Oralidad Mercantil, la Oralidad en Materia Familiar y la implementación de la Reforma Laboral, que garanticen el pleno acceso a la justicia, el debido proceso, así como la dignidad de los justiciables.
La función administrativa que se deposita en el Consejo de la Judicatura también necesita una revisión profunda, para que con nuevas bases de organización administrativa, responda eficazmente a los requerimientos de capacitación, preparación y especialización de los Jueces, Secretarios y el demás personal jurisdiccional.”
Lo aquí expuesto, sin duda constituye una espléndida oportunidad para los magistrados que deseen trascender, en especial para Javier Rivera Casillas, quien desde su llegada ha estado manifestando en diversos tonos, la imperiosa necesidad de reorientar la estructura interna y fortalecer los fines sustantivos del poder judicial.
Es la hora, ahí está el escenario y es menester que se apliquen a darle racionalidad a esta propuesta que sin duda es la mar de procedente y se justifica a plenitud.
PRIVILEGIAR LA CARRERA JUDICIAL
Subyace también en el discurso de toma de protesta de Ismael González, un tema que –no por ser polémico- resulta oportuno, en el actual escenario en que el gobernador Toño Echevarría le corresponde proponer las ternas para otros magistrados en el ya inminente mes de diciembre, veamos el texto del magistrado presidente:
“Me comprometo a gestionar ante los poderes Legislativo y Ejecutivo la posibilidad de una reforma legal para que la carrera judicial deje de tener límite hasta el cargo de Juez, a efecto de ampliar la expectativa de alcanzar el máximo cargo en el Poder Judicial, el de Magistrado, generando un porcentaje de Magistraturas cuyo origen provenga exclusivamente de la carrera judicial.”
Lo cual, dicho de esa forma, es una propuesta de enorme trascendencia, porque matiza y pudiera modificar el esquema constitucional de las facultades del poder ejecutivo para promover a los abogados favoritos de su entorno o el de cumplir con las designaciones los compromisos políticos contraídos en su ascenso político.
Este tópico ha generado muchas discusiones en el foro; y quizás una de las variables para responderle al magistrado presidente y sugerirle al gobernador del Estado, es que también puede modificarse el método para designar magistrados, el que en otras entidades tienen, como en la legislación del Estado de México.
Llegan los mejores jueces, en concursos de oposición, sancionados por el congreso local, ahí, la independencia del poder judicial respecto de los otros dos poderes, es una realidad actuante, se cuenta con años de experiencia y existen de sobra, letrados dignos de ser funcionarios judiciales.
Por cierto, al magistrado presidente, lo eligen autónomamente sus pares.
Y cuando los puristas y adoradores del gobernador en turno señalan que los jueces de primera instancia no están capacitados para ser magistrados, en este momento que vive el poder judicial, me atrevo a señalar a Oswaldo Delgado Nájar, Nicolás Ballesteros Villagrana, Sandra Sánchez Covarrubias, César Octavio García, y a Rodrígo Benítez Pérez, que sin duda tiene enormes posibilidades de ser togado por su extraordinaria labor que lleva a cabo en la Fiscalía General del Estado a cargo de la difícil chamba de la Dirección de Investigación Ministerial.
Todos ellos, los mencionados, sin desdoro de otras inteligencias, que modestamente trabajan a diario por la dignificación de la figura del juez, merecen la oportunidad de llegar a la toga de magistrados. He dicho..!
En Nayarit, los vientos del cambio en el poder judicial, los ha traído el magistrado Ismael González Parra, su experiencia en el servicio público se acredita día a día, y estas dos propuestas específicas lo demuestran.
La inteligencia, la cultura y el cosmopolitismo jurídico político tiene que acreditarse, de todos los letrados, los de dentro de la administración pública, de la Universidad Autónoma de Nayarit, de los litigantes y colegiados.
Es tiempo de trabajar en consecuencia.
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