Existe una polémica nacional, se han estado explorando las diferentes vertientes que se han gestado desde hace algunos pocos años; cuando la insurgencia delincuencial se desató en todo el país en 2010; diseminada por el territorio nacional, corroía la estructuras internas del Estado mexicano, y una de las vertientes que evidenciaba la fragilidad de las corporaciones policiácas, eran las policías municipales, por múltiples razones, su incapacidad orgánica para enfrentar al crimen organizado; y, sobre todo por la enorme facilidad para ser corrompidas por la densidad delincuencial en todas sus expresiones.
Y, ha llegado el momento en que en los círculos del poder de la nueva república centralizada, si no es tiempo de pensar en la reforma constitucional de tener un mando único en los estados de la federación mexicana, y desaparecer las policías municipales, cuya autonomía operativa son la muestra palpable del enorme poder corruptor de los narcotraficantes, que diversificaron su actividades delincuenciales en robos, secuestros, extorsión, cobro de plazas, sustituyendo al Estado en la imposición de gravámenes ilegales y manteniendo en un puño la vida social y económica de regiones del país.
El presidente Felipe Calderón en su momento, promovió la reforma constitucional para la existencia del mando único en las entidades federativas, con la anuencia de los presidentes municipales, esta condición se explica por las diversas modalidades que se dan en los gobiernos estatales y municipales; en Querétaro sus policías municipales son confiables, eficientes y la población tiene una alta calificación de ellos; a contrario en Morelos sus poli municipales son señalados como cómplices de las bandas delincuenciales que ahí se asentaron.
El drama de Guerrero es la última gota que la sociedad en su conjunto puede soportar; en Iguala, Cocula y otros municipios que no conocemos, cuando el gobernador quiso implementar el mando único, el alcalde de Iguala, que ahora está prófugo, se negó a suscribir el convenio respectivo; y era explicable, aunque no les guste a los perredistas, su origen partidario, ahí y en Michoacán confirma, la colusión de este partido, que por los afanes de los votos y las posiciones de poder, lleva a diputaciones locales federales, estatales, ediles, cuerpo de regidores, secretarios de seguridad pública a personajes impresentables.
La propuesta de mando único es una adecuada respuesta para la reestructuración de la jerarquía de los cuerpos policiácos; lo fundamental del asunto, es la confianza, la credibilidad y la eficacia que debe tener quién detenta en las entidades la coordinación y el control de la fuerza pública; para saber qué clase de problemas se tienen que resolver. De entrada el principal es, evitar que permeé la delincuencia entre sus filas.
Lo más importante, es el diseño y la operación de las políticas públicas que se pretendan implementar para enfrentar los oceánicos retos que plantea los grandes grupos delincuenciales y su enorme poder corruptor.
EL CASO NAYARIT
Frente al desastre que son otras entidades de este sufrido país, a la llegada de Roberto Sandoval al gobierno estatal; pocos auguraban que pudiera con el tercio de las herencias malditas que el sátrapa ex gobernador le dejó al pueblo de Nayarit, sin embargo, pese a todo lo cruento que significó los primeros dieciocho, veinte meses, la delincuencia y sus corrosivos efectos sociales fueron desterrados de la entidad; en la ciudad, hace unos tres años, a las siete, ocho de la noche, el miedo se podía partir con un cuchillo, era tal la atmósfera, densa, opresiva, que envolvía a los nayaritas en todas su actividades, que cambió todos nuestros hábitos sociales.
La reestructuración interna de la extinta PGJ y el establecimiento del mando único en la persona del ahora fiscal de hierro, trajo sus frutos, ya no más la podredumbre delincuencial en colusión con las policías municipales y segmentos de los cuerpos estatales, este es un logro enorme de Roberto Sandoval y Edgar Veytia, que acaso solo los necios y fanáticos adversarios irredentos, pueden dejar de reconocer; este es el resultado que, el mando único cuando se tienen claros los intereses que se tienen que salvaguardar, y se actúa en consecuencia, funciona, es exitoso.
Estimo que no se debe hacer un dogma de ello, cada región, cada Estado tiene sus particularidades, luego del desastre que tenían en Nuevo León, la policía municipal y estatal fueron reestructurados y ahora la “fuerza civil” es un ejemplo a nivel nacional, que en absoluto nada tiene que pedirle la “policía Nayarit”.
No podemos esperar que las policías municipales sean las primeras que se enfrente a los poderosos delincuentes; quizás su función vuelva a ser la de ser el garante de la seguridad del barrio, preventivas sus funciones, cercanos a las comunidades; empero, el principal problema está en la gobernabilidad de los Ayuntamientos y en los gobiernos estatales; mientras los gobernadores se hagan patos y eludan sus responsabilidades, sean complacientes con la corrupción que se genera en los mandos municipales, los cambios de jefes de policía pues no funcionan.
Los policías, hombres y mujeres son víctimas en ocasiones de los estereotipos, si los matan es que no funcionaban, si los corren es que son corruptos; y muy pocos son los reconocimientos sociales que se les prodigan cuando las cosas se hacen bién; y en general, la situación generalizada en el país de las policías municipales, es precaria.
Por eso, hemos de explorar que es lo subyacente en la oposición del nuevo edil, Leopoldo Domínguez en la ciudad capital, para que prosiga el mando único policial en la entidad; ¿son acaso los doscientos y tantos millones de pesos que el FAS fondo de aportaciones para la seguridad; y el SUBSEMUN subsidio de seguridad pública municipal, que solo a BadeBa, Santiago Ixc. y Tepic tienen en la entidad? ¿qué otra cosa puede ser..?
No hemos conocido el diseño de políticas públicas del Ayuntamiento de Tepic, de entre las cuales sepamos cuál es la concepción que tienen en esa mezcolanza de ideologías y absurdos operativos que hacen a una corriente panista –la de Polo- el Prd ciego, fanático y represor del jefe de la banda del morral, y el hibridismo jodidor del Sutsem y su matriarca.
Las policías municipales que obedecen a mandos de origen partidario diferente al del gobernante, tienen otro problema encima, la confusión y en ocasiones enfrentamiento político de alcaldes con el poder estatal; no basta ya los controles de confianza, los enésimos cursos de capacitación, otras convocatorias para reclutamientos, si los vicios inveterados persisten.
Nayarit, tiene para fortuna de sus habitantes, en el gobernador Sandoval y la eficiencia del fiscal de hierro Edgar Veytia, que han acreditado la eficacia de su política de seguridad pública y lo deseable que permanezca el mando único en la entidad, que ha dado y deberá seguir dando excelentes resultados, para la tranquilidad de la sociedad en general.
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