En nuestro idioma, no existe un adjetivo que califique el estado civil en que se encuentran los padres cuando pierden a un hijo; si se pierden los padres, son huérfanos, si se pierde un cónyuge, son viudos; y si se les va la pareja son abandonados.
No debiera de ocurrir, a lo largo de la evolución de nuestra sociedad, existen muchas vidas que se han visto completamente transformadas frente al deceso de sus hijos; está en nuestra naturaleza que nos corresponde enterrar a nuestros padres, y a nosotros, nuestros hijos.
Por eso resulta inusual e impactante la muerte de un hijo; en Tepic, muchas familias y amigos de los Mondragón Olvera nos vimos impactados desde la madrugada del martes, al conocer las circunstancias y el deceso de su hijo Roberto, a manos de un sicario, y al parecer de otro que escapó.
Un crimen proditorio, los trascendidos del mismo implican la difícil circunstancia que entra en el campo de lo privado; empero es, una condición que a todos impacta, que duele en el alma en su familia y deja duras lecciones para sus hermanos y sus amigos cercanos.
Perder a un hijo como Roberto, es sin duda, una de las experiencias más estremecedoras que están padeciendo sus padres y sus hermanos; el dolor es infinito y el impacto les durará toda su existencia; solo sus verdaderos amigos pueden en algo reconfortarlos en el pésame obligado.
Familia muy conocida en nuestra ciudad capital, las muestras multitudinarias de afecto nos indican los afectos de sus amigos todos; en Tepic se vive un luto colectivo, la inopinada partida de Roberto entristece el alma plural de su familia y amigos y les deja un inmenso vacío, una hoquedad de afectos que ni el devenir del tiempo podrá disolver.
Las contadas ocasiones que lo traté, junto a mi especial amigo Roberto, encontré en este joven Mondragón una atractiva persona, seguro de sí, de su talante y con un perfil bajo, sin aspavientos o presunciones propias de su edad.
Solamente quienes sienten en carne propia el dolor y la tristeza de esta inopinada partida, podrán decir el enorme absurdo de su muerte, innecesaria que rompe de cuajo un hermoso proyecto de vida.
La consternación es colectiva, y desde espacio deseo que haya sido un cariñoso altar de corazones el funeral de Roberto Mondragón Olvera; que el tránsito al eterno oriente, le haya sido leve…
Contacto.- cronicaslip@gmail.com