De todos los sistemas posibles, para que las sociedades tengamos gobierno, una administración colectiva de nuestros bienes, y la responsabilidad de prodigar, bienes y servicios públicos, el menos malo, es el que tenemos; percibido como democrático, sin que llegue a serlo a cabalidad, el sistema político mexicano, ha evolucionado de la condición de partido hegemónico a la construcción de una democracia partidaria y electoral, que, se ha quedado en eso, y no ha dado el paso ulterior, concretar la democracia política que tanto requiere un pueblo como el nuestro.
Y para que la democracia electoral funciones, se ha establecido un sistema electoral que ya ha acreditado su eficacia, y el reconocimiento internacional por sus logros; pese al grave retroceso en materia de federalismo electoral que nos endilgaron los partidos con la manida reforma de hacer del IFE un INE, y los protagonistas del sistema somos los ciudadanos; de hecho, la nueva ley federal de aplicación estricta que especifica los delitos electorales, hace énfasis en los funcionarios electorales, en los dirigentes partidarios en las acciones que se pueden calificar de delitos en esta materia; para los gobiernos solo en el día de la elección de les identifica las figuras típicas.
Esto significa que el Estado mexicano, le ha apostado a la participación ciudadana para que la renovación de los poderes públicos; México es una sociedad que ha avanzado dando tumbos, graves algunos; y el mecanismo para modificar y purificar las instituciones es el voto; de ahí la importancia de que Juan Pueblo tenga cabal conocimiento de lo que significa la fuerza de su voto, y que nada ni nadie le impida ejercerlo en función de su muy particular interés.
Seamos militantes o nó de partido alguno; las elecciones periódicas son una excelente oportunidad para que la sociedad vea y escudriñe el quehacer de los gobiernos, de sus titulares, de los partidos que están en el poder, si han sabido cumplir sus proyectos de gobierno, si se comportan de acuerdo a las responsabilidades que detentan; el ejercicio del poder, es la prueba suprema de todo ser humano; los políticos que ascienden al poder, ahí demuestran la pasta de la cual están hechos.
Pueden resultar una gran impostura, megalómanos, revanchistas sociales; con conductas sectarias y patológicas; empero, el pueblo, cada elección les otorga el beneficio de la duda, con una memoria muy flaca, el votante ejerce su sufragio por la conveniencia momentánea de que el voto que ejerce, de que algo le será útil en lo mediato; y ahí en ese territorio de las promesas, es cuando apreciamos si el político que nos llama es merecedor de nuestro voto, o si es tal su desfachatez, que no vale la pena ni siquiera ir a la casilla.
Somos 806,506 electores enlistados, 1340 casillas para votar; y se espera una abstención del 55%, cualquiera que sea el motivo, querido lector, no deje de votar, ejerza el sufragio como se le antoje, no renuncie a este derecho, es la única manera que tenemos de mantener y mejorar esta sociedad, que, es la única que tenemos…
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