Los efectos de la modernización o evolución política en el viejo ornitorrinco mexicano, se han reflejado en importantes aspectos de la sociedad mexicana, hoy, vemos que fue un proceso de democratización del Estado, de la sociedad en su conjunto; hoy, se impone también definir el sentido del cambio y estableciendo un amplio sentido de pertenencia, se tiene que remodelar el sistema político, bajo la irrestricta libertad política de los ciudadanos.
Pero, en este segundo decenio del siglo XXI, tan pronto se olvidó la génesis de la transición política de México y algunos de los políticos en ristre manejan un singular modelo de interpretación de la realidad mexicana; el discurso políticamente correcto es que la transición culminó con la democracia política y han dejado de ver nuestras carencias, la profunda miseria de amplias capas de la población.
Los candidatos en campaña, ya sea en las primarias como en la constitucional, están obligados a conocer de manera cabal la realidad social de quien pretenden gobernar, el cómo se mueven las fuerzas sociales con una realidad inclemente, en donde los llamados “poderes fácticos” son determinantes para gobernar; no tenemos una población homegénea, seguimos siendo un mosaico policromo de estamentos sociales, unidos en un proyecto que, al parecer se ha olvidado.
El viejo régimen era del partido casi único, hegemónico; autoritario, pero civil; no competitivo pero con elecciones; presidencialista a morir, pero con un larga continuidad institucional, e incluyente, cooptador en extremo.
Con la evolución de la sociedad, del Estado mismo, no hemos alcanzado la democracia política, tenemos acreditada la democracia electoral, la transición hemos sostenido, se encuentra empantanada; por que ha surgido un nuevo esperpento en el congreso federal, la partidocracia cuyas nomenklaturas impiden dar el estirón a la democracia política; con todas las reformas y adecuaciones, los dirigentes de los partidos no van a darse un balazo en el pié.
Antes el PRI, era “un poderoso adhesivo de lealtades” hoy, es un organismo que ha dejado de funcionar como el todo incluyente, son membretes solo necesarios para llevar a un grupo al poder, de ahí que la crítica que hacemos al momento actual en que se vive una sucesión en la entidad, tenemos que mejorar el juicio crítico, no hacerlo desde luego con los conceptos y percepciones de aquel PRI poderoso.
Los políticos de este PRI tienen que luchar y trabajar aún más que si fuesen oposición para obtener las adhesiones ciudadanas a la hora de los votos.
EL AGUA Y EL ACEITE
Enfrente, en la oposición, apreciamos que el PAN tiene la fortaleza que le determinó llegar a la presidencia de la república en dos ocasiones, sabe lo que es tener ese poder y está en espera de obtenerlo en las elecciones de año próximo, solo que ahora existe un factor, el protagónico Andrés Manuel López Obrador, quien con su partido MORENA, es un fenómeno político desde hace un par de años, quien le puede echar a perder la fiesta al panismo que con Margarita Zavala pretende regresar a Los Pinos.
El otrora rijoso PRD, cada día más disminuido como partido, agotado en su interior por su pasión por los equívocos, se está quedando como un partido testimonial, no de un izquierda demandante, sensata y exigente, sino como el reducto de políticos maniobreros que azuzan con el petate de la inconsecuencia política, de la agitación estéril; y la paradoja que por inaudita ya es admitida sin chistar, en contra de su naturaleza ideológica, si es que eso alguna vez existió, no pueden vivir los procesos electorales sin aliarse con acción nacional.
Por ahí alguien ya les acuñó la frase, “el PRD es al PAN los que el verde ecologista es al PRI..”
Y la alianza de ambos, ahora en Nayarit, tiene en los prolegómenos a su pre candidato en la punta de las encuestas electorales, empero, hay que analizar que tanto gravitan en este esquema, lo que significa el Prd en la entidad; les dieron la candidatura por Tepic, y siguen haciéndose pedazos por la nominación sin poder ponerse de acuerdo con un candidato de alto rendimiento electoral; por ahí se les metió un tercero con opciones de pelearle al candidato predestinado del institucional.
Y en Nayarit, así como se fraguó la opción MORENA a nivel nacional, la llegada de Navarro Quintero como su abanderado, logró posicionarse de una manera decente para entrar a la campaña con todas las posibilidades de los otros dos, Echevarría García de la alianza Pan-Prd, y de lo que le han dejado del Pri a Cota Jiménez.
Las elecciones que vienen traen un verdad de a kilo, el voto tiene efectividad, cualquiera que sea su motivación, y con la muerte del presidencialismo, solo en los tribunales se puede revertir una elección.
El Pri, ya no es el todo, es una parte del sistema de partidos, y esto es lo determinante, el ciudadano padece ya la incertidumbre de la democracia electoral; “¿quién es el bueno..?” me preguntan; y estimo que esta será una elección de tres candidatos, y ganará el que tenga mejor estrategia, mejor ejército de tierra y los mejores recursos para la inhibición y cooptación del voto a la hora de la movilización electoral del primer domingo de junio.
Y el electorado debe saber que se mueven los candidatos y sus partidos en este contexto, el de la libertad política que sin duda, es el mejor logro para el ciudadano común, podrá ser coaccionado, pero en la urna, vota por quien se le pega la gana…
Contacto.- cronicaslip@gmail.com