- se impone el cambio de Ley orgánica
- un nuevo modelo de gobierno interior
El actual rector, en su campaña previa a su elección, tuvo la deferencia de invitarme junto a otros personajes de la comunicación política local, a reuniones de análisis sobre los temas torales de su propuesta para el rectorado que ahora ejerce; se discutieron ideas trascendentes y proclamas de innegable éxito de marketing político.
En una de sus frases, Jorge Ignacio Peña señaló: “no seré rehén de los sindicatos, ni de sus dirigentes..” le dije que sin duda era un compromiso que le iba a traer muchas adhesiones –como así sucedió- empero, si podía cumplirlo, pasaría a la historia de la UAN como el rector que pudo refundar la Universidad, soltando los lastres, los enclaves de poder que la mantienen en el estado de inanición financiera en que se encuentra.
Otra de mis propuestas fue, para refundar la UAN, llevarla a mejores planos de excelencia académica, tendría que contar con la ayuda incondicional del gobernante, reformar de raíz, la actual estructura del gobierno interior cuyo modelo es arcaico, obsoleto y es la camisa de fuerza que le impide desembarazarse de los enclaves caciquiles.
Se requiere una nueva ley orgánica, y en su redacción solo tiene que intervenir el rector, el gobernador y el poder legislativo; el modelo corporativo e incluyente, que les da un ya inaceptable y decidida participación a los “sectores” estudiantil y de trabajadores, es el mecanismo de control que permite los líderes de estudiantes y trabajadores, ser los factores determinantes en la elección del rector.
Y en menor medida por su precariedad y disminución a manos de los feuanos están los académicos; sector que tiene que crecer para transformarse en la parte medular, sustantiva de los cambios profundos que reclama la sociedad y la comunidad universitaria.
El concejo (infantil, integrado por ignaros pubertos) general universitario, debe desaparecer; el órgano de elección del rector y de gobierno que autorice el presupuesto anual a ejercer, debe ser integrado por académicos y vacas sagradas de la comunidad intelectual de dentro y de fuera de la UAN, para que sean los que designen al rector, fuera de las servidumbres y reparto del presupuesto que le imponen los líderes de trabajadores, feuanos y catedráticos, en ese orden es su grado de influencia.
MODELO SICILIANO
Cuando Luis Manuel Hernández dice “mi rector..” no lo dice de gratis, en las últimas elecciones de rector, se alió con los feuanos para hacer aplanadora y derrotar a los candidatos de los catedráticos que no contaron con apoyos y propuestas que hicieran una verdadera contienda intelectual; ellos tienen el sartén por el mango, y el mango también.
Enquistados en el poder, “su rector” se mueve en el margen de operación que le deja la asfixia política financiera que le imponen los líderes; el escriba tiene la prueba documental del presupuesto que ejerció la UAN en el 2017, y estimo que no ha sido modificado, al contrario es posible que se hayan incrementado “la distribución presupuestaria organizaciones sindicales”:
SPAUAN $ 19,760,249 DIECINUEVE MILLONES casi veinte…
SETUAN $ 63,952,796 SESENTA Y TRES MILLONES casi sesenta y cuatro
FEUAN $ 6,618,273 SEIS MILLLONES… casi siete
En el sexenio de Roberto Sandoval, el dinero sucio entró de lleno a la UAN para resolver problemas financieros, lo que hizo el entonces rector Juan López, fue del conocimiento pleno del entonces gobernante; y el corolario de esto ya es de todos conocido, lo cual deja una clara enseñanza, quién hace pactos con el diablo, sabe que a la hora de los cobros, siempre serán exagerados e incrementados sus intereses.
Ahora que la SEP, le tiene una pata en el pescuezo a la UAN, es la coyuntura que se requiere para la abrogación de la actual legislación que regula la vida interna de la Universidad, disolver el concejo general universitario y desembarazarse de los enclaves caciquiles, ¿qué chingada madre tiene que hacer un ignorante puberto, un trabajador gandalla que imponen el control en el Concejo general de la UAN..?
Si Jorge Ignacio Peña, tuviera la valentía para saber venderle este proyecto al gobernador Toño Echevarría y a Polo Domínguez e implementar un nuevo modelo de gobierno interior, sería más recordado que el propio Julián Gascón; y de paso, despedir a los más de 700 docentes que no están aprobados en la planta de catedráticos que reconoce la SEP.
Y además, enviarle las preparatorias a la SEP o SEPEN del gobierno del Estado, cuya existencia y manutención no las contempla la SEP como integrantes de la Universidad.
Pero sin duda, Jorge Ignacio Peña no las tiene todas consigo y pues su excelente frase de que “no seré rehén de los sindicatos…” quedó en eso, una buena frase, inviable e incumplible; además, el gobernador Echevarría no tiene los tamaños para que desde el gobierno y con el apoyo del congreso a la de a güevo, imponga un nuevo modelo de gobierno interior de la maltrecha y marchita UAN, que seguirá en manos de caciques, directores mediocres y maestros barcos, ignorantes que impiden el desenvolvimiento de los muchos y talentosos catedráticos que ahí siguen por el amor a la camiseta y a su vocación.
En la UAN como en muchos escenarios de la sociedad, prevalece la condición de que hoy, este discurrir es tiempo de zopilotes..
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