LA DISMINUCIÓN DE LOS PARTIDOS

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Lo dijimos hace tiempo, con la muerte de las ideologías, la política se convierte en un grotesco pragmatismo y lleva a la tumba a los partidos políticos, que se quedan como los instrumentos necesarios para la contienda electoral, empero, disminuyen notoriamente sus aspectos sustantivos, sus fines sociales y su misma existencia en tiempos no electorales.

Cuando el Estado mexicano era autoritario y represor, mantuvo un férreo control sobre los partidos como valladar para el acceso legítimo al poder, de ahí vinieron las luchas marginales, la guerrilla rural y urbana, hasta que se percataron que había que cambiar para que todo quedara igual, los avances en la democratización de nuestro sistema político demuestran que, los partidos tuvieron una función trascendente para la apertura política electoral, en la alternancia en los gobiernos estatales y nacional; y, pues murieron en el intento.

Hoy los partidos políticos, tienen partiditos, corrientes internas que luchan con todo por quedarse con la membresía, y algunos son un negocio familiar como el merde ecologista, MC, MAS y otros de su misma especie; los principales partidos, realmente nacionales, son el PRI, el PAN, el PRD y con trabajos la franquicia del mesías tropical Morena; sin embargo quienes ascendimos a la vida política en los años sesentas del siglo pasado, vemos con azoro en que se han convertido.

Las alianzas electorales, eran impensadas porque se creía en una praxis política, en una sólida ideología que le daba sentido a su existencia; hoy vemos que a la muerte de las ideologías, una runfla de malandrines se dicen que son de izquierda y se alían con la derecha más recalcitrante solo con fin utilitario de alcanzar el poder y derrotar al PRI, que desde el gobierno sigue siendo el partido más articulado.

Y en el fondo, allá fuera del imaginario electoral, el Estado mexicano sigue incólume, con su peculiar diseño, un estado capitalista con tintes de monopolista, que han creado un sin número de organizaciones para estatales para darle cabida a todo eso que denominan “sociedad civil” y que abominan a los partidos políticos, y que de facto se comportan como tales, sus recursos vienen del Estado y reclaman espacios de representación en los órdenes de gobierno.

En México se han desnaturalizado los partidos políticos, han creado un control en el organismo nacional electoral y en el legislativo federal, ellos, la “partidocracia” desde hace lustros mantienen en un puño el acceso al poder, y obvio con las candidaturas independientes no se iban a dar un balazo en los pies, de ahí los grados de dificultad que impusieron para hacerlas viables.

NUEVA CONFORMACIÓN

En otras latitudes, los partidos políticos dejaron de ser organizaciones de masas, se quedaron en una nomenclatura que desarrolla eficazmente como instrumento para aglutinar electores, ya no son partidos de masas, sino “partidos-masa”; en Iberoamérica, nuestro país ocupa un triste lugar porque no tiene en su legislación claramente especificado que para la nominación de sus candidatos electorales y para sus dirigencias deben de hacerlo con procedimientos democráticos.

La legislación señala un farragoso procedimiento para tutelar los derechos de los militantes, burocracia y más burocracia en tribunales electorales.

Los ejemplos –de hace un lustro- del Magreb africano, y en España son aleccionadores, porque son los ciudadanos que emergen con la fuerza que no tienen sus partidos políticos; sus luchas son cortoplacistas, no mantienen membresía alguna, son otras formas de lucha y organización política para llegar a las elecciones y ser los artífices de cambios y de su propio destino.

Estas luchas sobre todo en Egipto y Túnez fueron revueltas que se iniciaron con debates y convocatorias en la Internet; son estas redes las que proporcionan espacios de autonomía de donde surgen movimientos con variopintas formas y resultados; con una mezcla de su origen social; en México medianamente en la campaña presidencial de hace seis años, fueron en las universidades privadas donde se dieron estos ejemplos de participación política, de lucha, de presión y de condena, por ser ante todo, antisistémicas.

En Nayarit, pocos y pobres han sido los resultados de quienes intentaron formar organizaciones civiles, anti gobiernistas, con un espontaneísmo que raya en la ingenuidad; mientras tanto, los gandallas dirigentes de los partidos políticos establecidos, siguen haciendo de las suyas, y se repiten en los puestos electorales, merced al grado de control que mantienen.

La internet y sus redes sociales, son expresiones culturales, plataformas técnicas dotadas de autonomía, las tecnologías de la información llegaron para quedarse, que si bien están enmarcados en una serie de factores contextuales, debieran de favorecer la democratización de la gente inconforme para su participación política, en la búsqueda de ese nuevo grial, la autonomía de la sociedad civil y que nuestro estado sea realmente democrático.

Empero, este, como otros, son buenos deseos del escriba, nuestro contexto político cultural, no da para tanto…

Contacto.- cronicaslip@gmail.com

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Incursiona en géneros periodísticos, hace reportajes e investigación; es abogado, en “La Voz de Nayarit” como analista político. Los avatares del periodismo de opinión lo llevan al extinto “El Nayar”; posteriormente al revivir el diario como “Meridiano” es uno de sus columnistas principales. El gobierno de Celso Delgado y las organizaciones de periodistas le entregan el Premio Estatal de Periodismo 1993 en la modalidad de “Crónica”. Hace treinta y cinco años nace el periódico regional “Avance” y desde entonces es miembro de su página editorial como analista político. Pionero en Nayarit de periodismo en Internet, publica una página en la web “Crónicas del Sexenio”; se muda un par de años a Nuevo Vallarta y publica en los periódicos “Vallarta Opina” y “Nayarit Opina”. De regreso a Tepic incursiona en la Televisión pública como analista político. Establece una Consultoría Jurídica-Política y retoma el espacio en Internet, como periodista de opinión y reportero entrevistador.