El ejercicio de poder, una vez más se demuestra, es endogámico; hace dos semanas, los progenitores, en una acción concertada -que evidencia la gravedad de la medida- tomaron acuerdos e impusieron circunstancias, formas y modos para reordenar, salvar, recuperar el orden del gabinete, recodificar los objetivos, buscando la obvia eficiencia de la administración pública y la recuperación que le es inherente a la hegemonía política del gobernante.
Los acuerdos, le pegan un obús a la línea de flotación del buque diseñado; el coordinador ejecutivo enfrenta el trance de que su modelo de acción política diseñado, no tuvo destino. Sin duda es, una seria conmoción intelectual que nos deja -a ellos y a nosotros- una serie de lecciones que, es menester aprenderlas para no incurrir en reiteraciones.
El quehacer político, el diseño de operación de una administración gubernamental, no es un asunto para legos, tampoco para la soberbia intelectual y la cerrazón del no conceder nada ante las reticencias del equipo, del entorno, de los medios, de sus fieles y detractores y, de la sociedad que los ha visto con la mayor decepción, proporcional al entusiasmo que supieron generar para el ascenso al poder estatal.
Frivolidad, desdén del sabelotodo que desconoce acuerdos partidarios, falta de oficio, han sido las constantes en el quehacer gubernamental, y lo grave, funcionarios de primer y segundo nivel, a quienes agarraron con los dedos tras la puerta en pingües negocios al amparo del poder.
¿Qué pasa con los acuerdos iniciales..? hechos con todo el jolgorio de la victoria; ya en el ejercicio temprano del poder, ¿no se percataron de las -tenues primeros y evidentes después- fisuras, los desacuerdos no fueron en silencio ni siquiera en sordina, fueron estridentes y con el desapego a la importancia de los medios, se dimensionó la catástrofe.
Salvar al benjamín de la dinastía, esta es hoy la divisa; al precio que sea menester, y ahora enfrentan la impronta del cómo darlo a conocer, sin duda aprovecharán el pasmo y la sorpresa de la derrota de su candidato presidencial, del inaudito que ha ganado Meade; y, sobre todo, de la enajenación colectiva de los partidos de fut bol del mundial en Rusia.
Se buscan personas expertas en lo suyo, trabajadores –no frívolos ni diletantes- y con experiencia política.
A marchas forzadas construyen las oficinas que ocuparán en la casa de enfrente del último señor feudal que tiene Nayarit, ahí con rimbombantes títulos despacharán y nunca más tendrán los controles del ejercicio hegemónico del poder.
Seis, siete secretarios del gabinete serán removidos, esperan solo que el “viejón” que van a nombrar para que despache en Abasolo y avenida México altos, esté en funciones para armonizar la reestructura del gabinete del poder ejecutivo estatal; obras públicas y finanzas están en la tesitura de los discernimientos, hemos de ver, si puede más el amor filial o la íntima amistad añeja.
Así, los lunes tradicionales para curar la resaca del fin de semana, serán también de catarsis, de enfrentarse al abismo del no se pudo, a la falta de entendimiento para colegir que esto es un simple ejercicio cognitivo, ver la realidad tal cual es, y no recurrir a la ingenua interpretación de la realidad política que quisieron que fuese como lo vieron en sus lucubraciones intelectuales.
Ábranse los mejores pomos, cítense a las chicas y chicos de alquiler, esta es la ceremonia del adiós que ha adquirido una enorme dimensión emocional y personal, hágase una singular despedida a los talentosos que –incluida la losa del karma del apellido- se equivocaron y no pudieron con el paquete; entre cambios, adecuaciones, elecciones y nuevo gobierno federal, empecemos de nuevo, quedan apenas unos mil días.., aprovechemos el inexorable transitar del tiempo político, lento para llegar y extremosamente rápido cuando se ejerce el poder.
Sí señor, el ejercicio del poder sigue siendo endogámico…
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