El escándalo mediático de los contestatarios del gobierno del Estado, pudo difuminar la trascendencia del tercer informe del C.P. Juan López Salazar, rector de la Universidad Autónoma de Nayarit; ahora, que recién se han reanudado las labores docentes, estimo que vale la pena reparar en algo que es imprescindible que se procese al interior de la estructura de gobierno de la máxima casa de estudios.
¿De qué se trata..?
De superar el esquema de control corporativo que se ha heredado; los liderazgos de las organizaciones Spauan, Setuan y Feuan; los catedráticos y los trabajadores sindicalizados que ya se vieron en desventaja (y tuvieron que unirse) ante el fortalecimiento de los feuanos que se dieron cuenta que este proceso rectoral anterior fue el último de este modelo; a partir del próximo, será suyo el futuro de la UAN, lo tienen concebido como destino manifiesto.
Y que en el acto académico que debiera ser solemne por antonomasia, que es el informe que rinde el rector ante el Consejo general universitario, y los poderes estatales y sociales, se circunscriba a eso precisamente, a una sola y docta intervención, la del rector, quien en la persona del contador López Salazar, le ha dado el rango de mesura, dignidad y sobriedad a la investidura que ostenta.
Porque en esta edición del tercer informe, al ver y escuchar el desfile de liderzuelos, fue sin duda una triste y horrorosa versión de un viejo mitin Priano; la oratoria barata de Luis Manuel, que con argumentos altisonantes buscó de todas formas la autoafirmación del sector que representa, se escuchó a un auténtico arcaísmo, y la reptante incondicionalidad que reiteró ante el gobernador ahí presente.
La medianía del nuevo dirigente del personal académico, Carlos Muñoz Barragán la acredita el mismo dirigente cuanto con plena minusvalía expone en su primera frase con el lamentable tono melifluo “¿qué puedo ya decir ante la elocuencia de Luis Manuel…”? y sí, poco o nada pudo balbucear, representando que la cultura discursiva no es un atributo de los catedráticos, y en lo que coincidió con el señalado, es la servidumbre total ante la hegemonía política de Roberto Sandoval.
La participación del dirigente estudiantil Angel Aldrete Lamas, con una inextricable argumentación, nos dejó un tanto perplejos a los ahí presentes; sacó unos afanes reivindicadores inusitados, y una singular verbalización justicialista que en rigor a la verdad histórica de lo que representa, deja muy mal parados a sus representados, si esa es la concepción que tienen de la sociedad y a la cual se insertarán en búsqueda de relevos generacionales, la ciudadanía queda atónita de sus proyecciones y apetitos sociales.
El tema central de la propuesta es obvia; a partir del cuarto informe del rector, este evento debe ser absolutamente académico y desechar los tintes políticos que lo adocenan; solo la intervención del CP Juan López Salazar con el rigor metodológico y sobriedad que le caracteriza; ya sabemos que parte de la estabilidad que hoy tiene el campus y la comunidad universitaria, se debe a ellos como factor de equilibrios, deben quedarse en sus espacios y no competirle al rector el suyo, que en su informe de labores le es consustancial.
Porque es menester construir otro nivel de convivencia entre los sectores, la estrella del programa debe ser solo el rector; que cada uno de los liderazgos, haga lo propio ante sus representados y ahí sí, que cada le cual le dé curso a sus protagonismos y apetitos que son conmovedores intentos de autoafirmación.
Se impone esta evolución, la universidad, el gobierno y la sociedad sin duda alguna se lo va a agradecer.
Digo, la UAN, ya merece otro rango, de excelencia y calidad académica, cuestión que tienen que acreditar estos dirigentes. Antes del arribo de los feuanos, que en un par de años, veremos de qué pasta están hechos; una señal sería en el 2014, si Aldrete Lamas es ungido como candidato a diputado por el cuarto distrito, porque las señales del poder, por allá anuncian…
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