Existen varios estudios, desde antes del año dos mil en que la alternancia se lleva a cabo en la presidencia de la república; fueron lustros que expresaron la voluntad de los electores para que en las presidencias municipales, en las diputaciones estatales y en los gobiernos de las entidades federativas, llegaran los abanderados de los tradicionales partidos de oposición, el Pan primero, luego el Prd. Ahora llegan de todos los colores partidarios y la nueva figura, los independientes.
En el ámbito municipal, sobre todo en las ciudades que son capitales de los Estados, la alternancia de los ediles, tiene que ver con el desarrollo político de nuestro país, la recomposición de los partidos, alianzas electorales y fácticas; que en un sistema de verdadera competencia electoral, llegan a estas posiciones, dándole vigencia a la pluralidad democrática que se construye desde la primera forma de gobierno, el municipio.
La experiencia nos lo indica, cuando en el gobierno estatal, se tiene la figura de un gobierno consolidado, es decir que tiene “su” congreso local y “su” poder judicial en la hegemonía del gobernador del Estado, es cuando en las relaciones con el presidente municipal opositor, se genera indefectiblemente un clima de tensiones en las relaciones del edil con el gobernante, cuyo matiz adquiere tintes de intolerancia o de urbanidad política, merced al grado de (in) capacidad política de las dos figuras.
El poder de decisión y los contrapesos estatales, minimizan la figura del edil, dejándole un mínimo espacio de expresión política y administrativa para poder conseguir patrimonio político; la concentración del poder en un ejecutivo estatal que puede actuar sin restricciones, deja indemne al presidente municipal que poca o nula capacidad operativa para medianamente cumplir con sus responsabilidades.
El caso del presidente municipal de Tepic, Leopoldo Domínguez, es una experiencia de tensión política permanente, dado el escenario de yerros, equívocos y auto afirmaciones de nuestro edil, se generan conflictos; empero, los gobiernos no pueden estar condenados a la parálisis, los mecanismos constitucionales nos pueden revelar soluciones al fenómeno, cuando no se cuenta con el talento y la capacidad política de los funcionarios y asesores de un edil como el de Tepic, el asunto toma tintes de intolerancia hasta llegar al absurdo ad nauseam..!
Partimos de un imperativo categórico, el nivel de endeudamiento del Ayuntamiento de Tepic, producto de lustros en que sus predecesores hicieron lo que les vino en gana en cuanto empréstitos; que estiraron la liga hasta la saciedad, en complicidad con la banca oficial y privada que le impusieron al municipio, una camisa de fuerza en cuanto a la suficiencia de recursos para cumplir con las responsabilidades primarias que se tienen con los habitantes de la ciudad capital.
EL CONFLICTO DE PODERES
En el modelo mexicano, existen límites funcionales de los poderes estatales cuyo efecto es impedir la acción de los poderes municipales; la tensión entre los dos órdenes de gobierno provoca problemas de gobernabilidad, es obvio que tiene como consecuencia una repercusión significativa en el ámbito de la ciudad; la programación de los pagos de la deuda municipal, hace la que secretaría de finanzas aplique los descuentos correspondientes a los pagos mensuales sobre las participaciones federales que le corresponden al municipio de Tepic.
Es el ejemplo de una realidad financiera que implica el grado de vulnerabilidad que tiene esta administración, que no sabe o no puede resolver esta condición que puede matizarse, mas no extinguirse; recurrir al poder judicial federal para conminar al Estado a que entregue los recursos sin descuentos programados es una acción política que puede orillar a una negociación al respecto; desconocemos las resultas que en este caso haya hecho el gobierno municipal de Polo Domínguez.
El modelo plañidero que han instrumentado en nuestra ciudad capital, busca exacerbar el martirologio del galeno y sus corifeos que le acompañan; los logros en la adquisición de camiones recolectores de basura son presentados como la acción non plus ultra de una administración maniatada por sus propios yerros; tenemos que explorar cuáles son los fines que buscan, para explicarnos de manera puntual que sus objetivos son, eminentemente de metas políticas, el avance en la carrera del señor Domínguez, como una opción ya no del Pan sino del Prd, para la gubernatura de Nayarit.
Para que la existencia de una administración en la ciudad capital sea exitosa, opositora de un gobierno estatal fuerte como el de Roberto Sandoval, es menester que haya arreglos institucionales, empero, si no hay visión, artesanía política, habilidad para saber cuándo actuar y destreza para calcular los costos y beneficios de las acciones que emprendan, quedarán como hasta ahora, incapaces de construir una institucionalidad política, que aprecie la mayoría de los ciudadanos.
Lo que la gente y medios ven, es la incultura e incapacidades políticas de los hombres del Prd y del Pan, que ven la contienda de manera pueril, sin considerar que, la transición a la democracia es un proceso que implica entender cabalmente lo complejo de las dimensiones del poder, en estos dos órdenes de gobierno que son sus protagonistas.
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