El próximo domingo son las elecciones para renovar Ayuntamientos y el Congreso local; hoy por la mañana en el IEE se dará una muestra de lo que será el programa de resultados electorales preliminares; el famoso PREP, que, debemos suponer la autoridad electoral, contrató a una empresa de probada eficiencia en estos menesteres; y hoy mismo se llevan a cabo las concentraciones de los partidos para “cerrar” de jure las campañas de sus candidatos.
Los últimos sondeos de opinión, muestran una tendencia que se ha mantenido, los candidatos de la alianza que encabeza el Pri, tienen mayor rango de posibilidades de la victoria electoral, no se llevarán el antiguo “carro completo”, hoy la sociedad es plural y las oposiciones tienen sus nichos en el electorado, sin embargo, se estima que el partido en el gobierno, conservará la gobernabilidad con la mayoría de las presidencias municipales en el poder y con el control del Congreso del Estado.
El partido junto a sus candidatos que obtengan la mayoría de votos del electorado de su municipio, de su distrito, de su demarcación, tendrá que acreditar experiencia en el manejo de su base social, una capacidad probada en la movilización electoral, y, sobre todo el tener un eficiente ejército de promotores del voto; el famoso ejército de tierra, que es la llave perfecta para el triunfo electoral.
Los que ganen, debieron de llevar a cabo de manera eficiente sus procesos de persuasión y comunicación intensa con el electorado, planificado adecuadamente en los electores indecisos, con los nuevos electores, clarificaron el obvio propósito de influir en la decisión del voto a su favor para ganar la elección; esto es cuestión de Perogrullo.
Los triunfos electorales, serán producto de una adecuada promoción del voto; que no es otra cosa más que el contacto directo, personalizado con los futuros electores, por parte de los candidatos y de sus promotores del voto; debieron de saber presentarse adecuadamente, saber comunicar, convencer y llegado el momento, movilizar al elector.
Ignoro cómo le hacen ahora, pero en mis largos años de militante y miembro de varios Cde del Pri en la entidad, el candidato y su gente hacía los actos de campaña, de promoción y de gestoría, mientras que el Partido, con sus mejores hombres llevaba a cabo el “amarre de los votos” algunos podrán poner cara de extrañamiento de este asunto, que no es otra cosa que la visita personalizada, reiterada con los líderes de los barrios, de la manzana, de la cuadra, aquella gente que son líderes en sus barrios, que representan algo, socialmente en sus comunidades, para afianzar la voluntad del votante, las adhesiones partidarias o incluso corporativas.
Esto es lo que le dije al entonces candidato Polo Domínguez en su primera aventura electoral hace 14 años, en el Pan no tienen partido, escasa su base social y no saben “amarrar los votos”; y en esta nueva campaña, puedo repetir tales asertos, hemos visto que el único partido que le ha acompañado al galeno ha sido el Prd, brillando por su ausencia los pillos dirigentes panistas de la entidad; otras precariedades que le son expósitas al candidato de la derecha, son tan obvias que no admiten crónica alguna.
Los nuevos votantes, los indecisos, en última instancia son aquellos que en algunas elecciones serán los que pudiesen inclinar la balanza en los comicios que resulten apretados. Y para esta prospección, solo hay que visualizar el escenario y reconocer la experiencia acumulada en el partido histórico de los nayaritas.
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